Un seis de abril…
Imaginate vos lo que significa que andéis buscando las llaves, bueno y de repente venga y te ocurra aquello, lo que ya vos sabéis, es como si dijeras… ¡Lo imposible pues! Aquello, lo que pasó cuando encima del lago, se vino guardabajo el puente. ¡Mollejeichon! ¡Pero esperate! Vos te podéis imaginar lo que significa chico, ¿que se caiga el puente? Cuando vos seguro estoy de que recordaréis que uno venía y decía… ¿Sabéis cuándo?, cuando se caiga el puente, y se la mantenía en aquello de que, ¿sabéis cuándo?, ¡nunca!, hasta en ritmo de gaita lo cantaba la gente, “paque vos sepáis y lo tengáis presente, Maracaibo tiene un tronco de puente”.
¡A la jaiba chico, que motrenca! Ese año, si chico, el del cuatrincentenario capitalino, ¡se viene y se esmondinga el puente!, y dejame decirte que eso no fue todo, de a pabajo se vino también la ciudad capital. ¿Vos me entendéis? ¿Los edificios? ¡Virsia chico! ¡Como galleticas quedaron! Ve qué molleja, ¡matarile!, colapsaron par coño, y era chico, que se había cuarteado la regorgalla aquella, creo que la llamaban la falla, como que era una falla, sí, eso era, y vino y se cuarteó el mero Valle de Caracas y las montañas se agrietaron y hasta dicen que se metió el mar de a padentro… ¿O era que la falla venía del mar?
Véis, no sé, pero sí puedo decirte que cuarteó el techo y las paredes del cuarto del hotel en la playa, en Macuto, donde una de las hijas de don César Cuello, hermana de Robertico, sí, ajá, la casada con Rutilio Antúnez de la Casa Tabacalera, ¿ya sabéis?, el mismo, bueno, ¡atendeme pues!, por poco Chela se queda en el sitio, por andar temperando, así fue... Maracucha no tempera en la playa. ¿Habéis visto?, así fue y paque vos veáis, entonces… ¿En la capital? ¡A jaiba chico! Hubo más miedo que el siruyo, hubo damnificados por bojotes, cobijas, lluvia, porque vos sabéis, en esos casos siempre llueve que da miedo y todo se vuelve un charquero y un bululú, fue como un barullo, y la gente se quedó pensando que iba a sonar otra vez, el ruido, fue como un eco, una especie de murmullo en las tripas de la tierra…
Así que vos veis, pero fue a vos mismo a quien se te fueron las luces, y vos me lo contaste, yo lo sé, ¡de bola que frenaste!, el puente de repente quedó vuelto una boca de lobo y tu carro se te fue patinando, se te coleó, y vos viste las luces rojas del carro de adelante, las miraste hasta que desaparecieron, y el estruendo y aquella tembladera, ¿y el freno?, lo zampaste hasta el tronco… ¡Imaginate vos! Saltar en el vacío y no caer ni tan siquiera sobre el tanquero, vos como el chofer de enfrente, quisiste frenar, y el patinazo, y venirse guardabajo desde el borde para ser tragado por el lago… ¡Que arrechera! Y cundo ibas ya cayendo ver desde allá arriba las luces amarillas, y ¿los foquitos rojos de los faros traseros?, por un instante nada más, después dentro del agua desaparecieron, pero vos nadaste y flotaste y fue todo aquello un asunto jodido de verdad…
Era un grupo de comandos judíos, fue rejodío, te digo, ellos llegaron con la noche, la mayor parte de los cohetes ya habían sido inutilizados, desmantelados, se podían leer las indicaciones en ruso, los comentarios los harían después pero en inglés, risas en yiddish, Abraham recordaría el asunto en maracucho, él sabía que el que pega primero pega dos veces, el General con el parche en el ojo, preguntó por las llaves, allá las tienen chico. ¿En la ciudad santa? La del muro.¿No dizque era Berlín? Estamos en otro muro, el de las lamentaciones… ¿Ah lo lamento!
Las llaves de la Puerta del Edén, ¿las llaves del andén? Entonces sí fue cuando volaron los aviones, matarile a los árabes, arenas del Sinai, murallas de Jericó, pero no me digáis vos nada, porque yo conozco algunas situaciones... En ese entonces, en lo que espabila un cura loco, cualquiera la ponía. El padre de Lucy Baines tampoco lo pensó mucho para ordenar la escalada. Robertico tuvo entonces que venirse… Vietnam y go home. ¡La pusieron! Ya te lo decía. La guerra en su apogeo, te lo podéis imaginar, ¿y él?, recién casado con Pauline… ¡Que vaina chico y viene a esmondingarse el puente…
Nota: lo antes escrito corresponde casi textualmente a un fragmento del Capítulo II de mi novela “La Peste Loca”(Maracaibo, 1997).
Maracaibo, 7 de abril del año 2021 en plena pandemia de Covid-19.
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