El
“Estrella”
Helo allí. Podéis admirarlo en una antigua foto coloreada. Del cine “Estrella” les presento su entrada, en la avenida Bella Vista con 5 de Julio, la estrella estaba casi esquinada, y en diagonal también se muestra, la esquina opuesta, en blanco y negro más igualmente fotografiada, donde destaca el desaparecido Jardín Zulia, de un Maracaibo que fundió su pasado en la memoria del tiempo y quizás del olvido…
La gran mayoría de los cines de Maracaibo, eran destechados (a cielo abierto) y en el Landia recuerdo que existían banquetas de madera, mientras arriba siempre había un cielo estrellado y si había luna llena, era mucho lo que se veía… Pero cuando llovía había que correr hasta la puerta, que era el único lugar disponible para guarecerse en los cines sin techo, o bajo el medio techo en los otros, como El Estrella, y desde allí, seguramente salpicados, avizorábamos la magia de poder ver salir desde un cuadrado el chorro de luz que dibujaba las imágenes en la pantalla. El Estrella que contaba con medio techado, quedaba en la mera avenida Bella Vista.
Eran solo siete cuadras caminables por la avenida BellaVista desde “Los Arrayanes” hasta “El Estrella”, y dejábamos atrás el cine “Landia” y el templo de La Consolación” e íbamos caminando tempraneros al cine al descampado donde frente a las sillas, y debajo del telón, dos máquinas de CocaCola esperaban a sedientos o acalorados, pero lo más importante, era que antes de que comenzara a aparecer la imagen cuadrada y brillante se anunciaba el inicio de la película, y entonces escuchábamos siempre la voz de Alfredo Sadel cantando el Nocturnal de José Sabre Marroquin… “A través de las palmas que duermen tranquilas, la luna de plata se arrulla, en el mar tropical”…
Fue en “el Estrella” donde conocí al Capitan Blood- a quien le decíamos “Blud”- y la imagen de Errol Flyn pirata se quedó grabada en una historia sobre Maracaibo con Henry Morgan y después siempre los piratas iban a parar a la “Tortuga”. Así, llegaríamos a ver un sinfín de películas y las que mejor recuerdo eran siempre las de los piratas, en blanco y negro, gritando feroces “al abordaje hijos del mar”. No sé si fue allí donde conocería a otro pirata que en colores llamaban el “crimson pirate”, “el pirata hidalgo” quien era nada menos que Burt Lancaster con su amigo de infancia Nick Cravat haciendo de mudo, serían inolvidables.
royección cinematográfica, y la Empresa Baralt era la dueña de los cines Paramount, Paraíso, Alcázar, Boconó, Andes, y administraba el Victoria, Variedades, Valencia, Colón y también el Estrella. Dicen algunas crónicas que en el cine de “Santa Rosa” se presentó el mexicano Tony Aguilar y a la rumbera Tongolele con gran éxito. Existía una “leyenda urbana” que nunca pude confirmar -así son esas “leyendas”-, donde algunos “echones” relacionaban a la Tongolele con un escándalo, según ellos, creado justamente en el Estrella, donde se armó un zafarrancho, en una supuesta presentación de la Tongo del mechón blanco y que finalmente llevaría a que el cine cerrase sus puertas definitivamente. Si acaso fue cierto el chisme, o si simplemente el Estrella tuvo que cerrar como consecuencia de los años y del advenimiento de “la modernidad”, sus recuerdos reales o inventados para ustedes, aquí han quedado.
Maracaibo, lunes 26 de abril del año 2021
No hay comentarios:
Publicar un comentario