miércoles, 7 de octubre de 2020

Goethe, científico.

Goethe, científico.

Johann Wolfgang von Goethe (1749–1832), quien es considerado el literato más grande en lengua alemana, era también un apasionado científico. Goethe estudió humanidades y leyes, pero sus trabajos científicos cubrieron áreas tan diversas como la óptica, la geología, la botánica y la anatomía comparada. Goethe manifestó a lo largo de toda su vida, un gran interés por las disciplinas científicas, como se confirma en su monumental Teoría de los colores (1810), obra muy ambiciosa donde rebatía algunos de los postulados de Newton.

Goethe en sus trabajos científicos en áreas muy diversas intentaba conocer los secretos que esconde la Naturaleza mediante la expresión artística. Goethe se serviría del dibujo como un ejemplo, para penetrar desde la superficie de las cosas hasta alcanzar la interioridad de las mismas. Goethe describe la ascensión de las plantas hacia la unidad trascendente, donde él sistematiza su pensamiento a la manera de los trabajos de Linneo dando cuenta de cómo la Naturaleza está estrechamente vinculada a la imaginación.

Goethe poseía la mayor colección privada de minerales de su época en Europa -con casi 18.000 ejemplares-, y defendió la cristalización en el mar como origen de las rocas. Propuso que todas las estructuras de la planta surgían por una metamorfosis de las hojas y que, en algún lugar, podría encontrarse la Urplanfze o planta primordial, que sería hoja en su totalidad. En óptica negó la teoría newtoniana de la descomposición de la luz blanca, sugiriendo en su lugar que los colores aparecían por la mezcla de luz y oscuridad. De su teoría del color, Goethe decía sentirse más orgulloso que de su trabajo poético.

El extraordinario viaje que media entre la semilla y el fruto es el argumento de La metamorfosis de las plantas (Versuch die Metamorphose der Pflanzen zu erklären, 1790) obra de Goethe quien intenta alcanzar el fenómeno originario a partir del cual nacerían las demás plantas, y así del mismo modo que la formación de los colores es una metamorfosis de la luz, la formación de la planta es una metamorfosis de la hoja. Lo más decisivo para el disfrute del lector es, sin lugar a dudas, es su prodigioso trabajo de documentación visual, que se concreta en una atractiva galería de grabados y fotos de insuperable calidad, que ilustran todos y cada uno de los pormenores del texto.

En los versos iniciales de las Metamorfosis de Ovidio se escuchan los ritmos que sacudieron al Cosmos en su origen, demostrando como el artista y el científico ilumina el mundo bajo una misma mirada atenta. Goethe compuso también una elegía de parecido título, La metamorfosis de las plantas (1798); este emocionante poema, que no alcanza el centenar de versos, es una prueba de lo muy unidas que estaban en el pensamiento de Goethe la ciencia y la poesía. Un enfoque nada nuevo ya que Lucrecio y Manilio escribieron sus célebres tratados científicos en verso.

Hacia finales del siglo XIX, Rudolf Steiner (1861-1925), futuro fundador de la agricultura biodinámica, se encargó de publicar la obra científica de Goethe. En su homenaje y por su aportación que estimó fundamental para los tiempos venideros, le daría el nombre de Goethanianismo a la Universidad Libre que creó a principios del siglo XX, en Dornach, cerca de Bâle, en Suiza. Goethe es uno de los fundadores de la “fenomenología de la naturaleza” es decir, que en vez de aplicar a una roca, a una planta o a un animal la misma metodología de estudio, busca, una observación minuciosa de los fenómenos para extraer una metodología del objeto estudiado.

En los  últimos tiempos se puede constatar la aproximación de Goethe en el marco de nuevos paradigmas científicos, y las búsquedas más recientes de la genética vienen a confirmar los trabajos de Goethe en sus plantas. Los trabajos de Geoffroy St, Hilaire  con su búsqueda del “tipo animal” suponen detalles en común con Goethe y la tesis de Lamarck sobre los caracteres adquiridos, que ahora resurgen del olvido ya que los últimos descubrimientos parecen confirmar lo preciso de esta visión.

Goethe se basaba en la certeza de que el Ser humano, siente y hace la experiencia de su cuerpo, siendo intermediario de la realidad sensible. “El hombre está suficientemente equipado para todas las verdaderas necesidades terrestres, si el hombre confía en sus sentidos y los desarrolla de manera en las cuales sus sentidos sean dignos de confianza”. Esto puede parecer exagerado a la hora de usar microscópios electrónicos, pero existen muy buenos ejemplos. Goethe precisa su pensamiento diciendo. Los sentidos no confunden, es el juicio el que equivoca”. Para observar la totalidad de una planta, es preciso mirar en un momento concreto en su entorno y por otra parte mirarla a través del tiempo, de la semilla que germina a la próxima semilla que formará.

David Seamon, quien es profesor de arquitectura de la Universidad Estatal de Kansas (EUA) y coeditor de Goethe’s Way of Science: A Phenomenology of Nature (1998) recientemente publicó Life Takes Place: Phenomenology, Lifeworlds, and Place Making (2018), donde afirma que “la mayor contribución de Goethe es reconocer y actualizar una nueva manera de ver las cosas, lo que hoy llamaríamos una perspectiva fenomenológica”  Goethe se aproximaba al universo con la intención de “apreciar el fenómeno en su totalidad, en lugar de por partes como en la manera reduccionista de la ciencia convencional analítica”. Seamon señala que la investigación de Goethe no era cuantitativa, sino cualitativa, y con ella esperaba comprender la naturaleza de forma global, experimentándola como una especie de organismo vivo de cuya dinámica cambiante el observador formaba parte.

Pero… ¿Cómo contrastar sus hipótesis prescindiendo de la validación experimental y del análisis matemático? -que Goethe desconocía-. El filósofo Ludwing Wittgenstein escribió sobre la teoría del color de Goethe. “Realmente no es en absoluto una teoría. Nada puede predecirse por medio de ella”. Según Dennis Sepper filósofo de la ciencia, “tampoco puede decirse que fuera errónea, simplemente se equivocó de nombre: Pensaba que estaba trabajando en el campo de la óptica, pero en unos años llegó a entender que su verdadera materia era el color”. Para el historiador de la ciencia James Gleick, el error de Goethe consistió en creer que su teoría reemplazaría a la de Newton:pero acertó al ver que el esquema de Newton no explicaba ni contemplaba una gama de fenómenos sobre la percepción del color”.  Sus ideas sobre la oposición de los colores y su visión sobre la percepción fisiológica del color permanecen vigentes y la disciplina artística de la estética ha explorado la contribución de Goethe.

Maracaibo, miércoles 7 de octubre, 2020

 

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