jueves, 11 de julio de 2024

Olvidar vs Recordar

 

“Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla”. A la luz del planteamiento psicoanalítico de la compulsión a la repetición, se hizo una revisión de dicho concepto en los textos de Freud y de Lacan, para explorar hasta qué punto la idea planteada fue utilizada por estos autores pensando en fenómenos de masa en los que se analiza una repetición de la historia. El concepto resulta útil para explicar dicha psicología de las masas en el fenómeno que aquí se aborda: la repetición de la historia cuando esta es olvidada, es decir, reprimida.

 

Hay quienes creen que olvidar es una bendición y se dice que las sociedades avanzarán sólo si se olvidan de lo que sucedió en el pasado y pueden mirar hacia adelante. Otros dicen, y me parece importante “Recordar es vivir”. Olvidar parece ser una virtud para escapar de los horrores del pasado. Nietzsche decía que: "es imposible vivir sin olvidar" y se la atribuye a George Santayana, un filósofo español, que hizo su carrera en los Estados Unidos la frase: “Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”.

 

Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana y Borrás, más conocido como George Santayana (Madrid, 1863-Roma, 1952), fue un filósofo, ensayista, poeta y novelista español quien creció y se formó en los Estados Unidos; escribió toda su obra en inglés y es considerado un hombre de letras estadounidense. Su cita más conocida sea «Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo», es tomada de La razón en el sentido común, el primero de los cinco volúmenes de su obra La vida de la razón.

 

La familia de Santayana vivió en Madrid y en Ávila, donde el joven Jorge pasó su infancia. En 1869, su madre decidió volver sola a Boston junto a los hijos de su primer matrimonio, dejando a Jorge, que entonces tenía cinco años, al cuidado de su padre en Ávila, ciudad a la que estuvo siempre vinculado y volvía cada verano, pues aquí vivía su hermanastra Susana Sturgis, casada con Celedonio Sastre, abogado y administrador de fincas. Jorge y su padre la siguieron en 1872; pero, no encontrando la ciudad y la vida americana de su agrado, su padre decidió al poco regresar solo a España, donde permaneció ya el resto de su vida, de forma que Jorge se quedó con su madre en Boston y no volvió a ver a su padre hasta las vacaciones de verano de su periodo como estudiante en Harvard.

 

Jorge americanizó su nombre a George, su equivalente en inglés. Desde los ocho años se formó en Boston y aprendió inglés como un nativo, lo que le permitió destacar en el mundo académico y literario estadounidense, por más que jamás terminó de asimilar este nuevo mundo, viviendo tan ajeno y despegado de todo lo norteamericano en general que en su autobiografía Persons and Places puede leerse lo siguiente: "He procurado escribir en inglés la mayor cantidad de cosas no inglesas que he podido".

 

George Santayana, fue uno de los filósofos más representativos del siglo XX, y es reconocido ahora como uno de los precursores del pensamiento de nuestra época. Ligado por vínculos familiares a la lengua española y la religión católica, se educó en Harvard, donde fue profesor durante más de veinte años. Santayana es uno de los fundadores del pragmatismo. Fue poeta desde su juventud, novelista de éxito internacional, crítico literario, y candidato al Nobel.

 

Santayana supo combinar el res­peto riguroso por la materia con la aspiración irrenunciable al espíritu, la tradición con la autotrascendencia, alejándose en todo momento de la angustia y de la desesperación que marcaban el pensamiento de sus contemporáneos.  Ideador alegre e intrépido, logró expresar en su lengua inglesa de adopción una exigencia de racionalidad abierta y de realismo. Su Antología del espíritu recorre fielmente todas las etapas de su obra y hace de la tra­ducción la lengua franca de su lectura, desvelándonos los tramos más importantes de la obra de uno de los grandes pensadores del siglo XX.

 

El académico Antonio Lastra ha editado y traducido la obra de Santayana 'Antología del espíritu' para la colección Obra Fundamental de la Fundación Santander. Lastra afirmaría: Santayana no sería en modo alguno un filósofo español, como no fue nunca un filósofo americano, sino un autor abierto a lo universal. Me interesan, sobre todo, su escritura –el carácter literario o la psicología literaria– de su filosofía, que pone de relieve su profunda deuda con Platón (y superficialmente con pensadores como Schopenhauer), y su ideación de un espíritu que no puede existir sin la materia.

 

Según Lastra: “Santayana dijo en inglés siendo español lo que ningún español dijo en nuestro idioma. Una lectura de Santayana es terapéutica, es sanadora, tiene el don de hacer del espíritu algo mejor”. Metanoia en griego significa, entre otras cosas, “cambio de mente” y para Santayana “el final de la juventud” representa el final de una época donde cabe su correspondencia, pasajes biográficos y mini ensayos sublimes como El desprecio del mundo.  Santayana hace un magistral y admirativo retrato sentimental del gran poeta y pensador norteamericano Ralph Waldo Emerson, a la vez que homenajea a los poetas filósofos que en el mundo han sido. Plotino y la naturaleza del mal (1912), es una de las preocupaciones más duraderas del gran pensador español, y Escepticismo y fe animal (1923), es un libro donde desarrolló la teoría del acceso a la vida espiritual expresada libremente.

 

Unir a los clásicos griegos, como Platón, con el vivir cotidiano era uno de los sueños de Santayana. Nos habla de ello su ensayo Platonismo y vida espiritual (1927), así como su extraordinario libro Los reinos del Ser (1940), uno de los grandes volúmenes de la filosofía contemporánea. Las vivencias y recuerdos de Santayana con relación a España, su familia, la religión, su filosofía, lo grande y lo pequeño en el espíritu están presentes en Confesión general (1937). También los textos De dominaciones y poderes, resultan en un tratado social y de gobierno adelantado a su tiempo. 

 

Singularizado en toda su extensión, Santayana escribe en un inglés muy peculiar –elegante, elegido– y porque, al traducirlo al español, el santayanese –como él mismo lo llamaba– se mantiene en toda su prestancia. Santayana es uno de los grandes escritores, y ellos, escriben en la lengua franca de la traducción: aquellos que no se pueden traducir están irremediablemente condenados al olvido.

 

No tiene sentido hablar de “Jorge” Santayana. No es difícil imaginar la decepción que Santayana debió de sentir en 1883 –el año de nacimiento de Ortega– cuando volvió a España a visitar a su padre, y la España de Galdós y Menéndez Pelayo tuvo que parecerle muy triste; y España puede hacer muy poco por Santayana, realmente nada que hacer salvo leerlo; y en aquel entonces se obra el milagro de la filosofía al llegar a España un pensador como Santayana, del que siempre se ha querido apropiar por razones completamente ajenas a su pensamiento, la puede sacar de su provincianismo.


Santayana fue sin duda, uno de los mejores estilistas de la tradición clásica estadounidense junto con Ralph Waldo Emerson. El tema dominante de sus escritos es la relación entre la literatura, el arte, la religión y la filosofía. Su extensa novela The Last Puritan: A Memoir in the Form of a Novel (1935) es tal vez el más grande Bildungsroman de la literatura estadounidense. De entre las autobiografías estadounidenses, su trabajo Persons and Places merecería quizá ser colocado a la altura de The Education of Henry Adams, la autobiografía de este famoso autor. El autor había dedicado cuarenta y siete años de su vida a la construcción de esta su única novela, que fue nominada al premio Pulitzer, no ganándolo por no tener su autor la nacionalidad norteamericana (siempre quiso conservar la española), el tan por algunos criticado gesto de nuestro sabio universal. También fue candidato al premio Nobel de literatura.

 

Ya anciano, Santayana se encontró que sus memorias noveladas, The Last Puritan (1935), fueron muy bien acogidas generándole una nueva fuente de ingresos, de manera tal que pudo apoyar a otros filósofos como Bertrand Russell (aunque no estaba de acuerdo con él ni en el terreno filosófico ni en el político). Santayana nunca se casó y vivió muy discretamente su homosexualidad, que el radical Max Eastman ridiculizó dejándola entrever en público.


Maracaibo, jueves 11 de julio del año 2024

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