jueves, 18 de julio de 2024

Cine Teatro Landia

 

Hay todavía seres vivos, que recuerdan como “por los lados de Veritas” estaba el cine Boconó, y que un poco más adelante en Las Delicias funcionó el cine Paraíso donde a las 6:30 pm comenzaban a proyectar comiquitas con el llamado “Festival infantil”. Algunos hasta recuerdan que en la calle Ciencias quedaba el cine Victoria frente al hogar de niñas huérfanas que administraban unas monjitas… Pero, el CineTeatro Landia… ¿Quién lo recuerda?


Sin embargo, como otras tantas de las vorágines que han sacudido al mundo, ahora y cada día mas tecnológicamente sofisticado, el cine fue volviéndose cotidiano hasta en Maracaibo, y en aquella lejana “MaracaiboCity” de un Blas Perozo de “piel aspera”, la ciudad del pingüino de Norberto, la de Armando Molero, y muy a pesar de todos ellos, la memoria fue haciéndose cada vez más inaccesible para todos los maracaiberos, que ni notaron como fue disolviéndose, memoria y cinemas, paulatinamente…

 

Cuentan algunos sobrevivientes, que llegaría un momento cuando ya no era indispensable vestir “estrenos” para lucir en el “Cine-Teatro” pues cada vez se abrían más cinemas en las diferentes barriadas de la ciudad, y la pompa se fue quedando en la circunstancia de ser tan solo el Victoria y el Baralt las acreedoras de la rítmica y ceremonial Marcha n.º 4 Opus 39, de Edward Elgar. Así fue como todo “quedó quedó” en pura pompa y circunstancia, y como cantaba Guaco, “Entre las sombras quedó quedó -En un pasado que no volvió-Y en una historia de amor-Que el tiempo se llevó…”

 

El singular hecho de que las salas de cine del Victoria y el Baralt, eran las únicas salas de cine techadas, sobrevivirían en aquel Maracaibo con su famoso clima tórrido, que con el paso de los años habría de llegar a tener hasta 107 salas de cine. Al descampado, es cierto, evidentemente, pero paulatinamente los cines comenzaron a desaparecer. La disolución se inicaba en la década de 1950, otras fenecían en los años 70, y las últimas ya existiendo “centros comerciales” y hasta cines con “aire acondicionado”, los cines populares todavía resistirían hasta los 90 e inicios del siglo XXI.

 

Actualmente, como bien lo sentenciaría en un reportaje sobre los cines de la ciudad el periodista zuliano Abraham Corona “Las que no son iglesias de Dios son templos del olvido, o son talleres y ventas de repuestos”. Martha Gallardo Mantilla recientemente nos ha relatado a través de Facebook, como era el Cine Teatro Landia, ubicado en la avenida 4 (Bella Vista) entre las calles 83 y 82B, y en el citado artículo, Martha nos ha mostrado copia de dos imágenes internas del “cine-teatro” sobre las que quisiera conversar en este breve articulo para mi blog lapesteloca.


El Cine Teatro Landia “con su Playground en construcción, en Bella Vista, en la línea del tranvía y de la carretera central, en el punto más alto y ventilado” de la ciudad. Aunque no se señala el año, Martha nos informaría que “los trabajos se iniciron un 5 de noviembre para instalar este moderno y cómodo teatro que será el mejor de la ciudad”.

 

Según el citado artículo ya publicado: "He aquí dos bellos aspectos del Cine Landia de Maracaibo. La foto superior muestra un detalle del espacioso y elegante patio, con el frente del escenario y la pantalla con la Concha para la orquesta y las dos escaleras de piedra a los lados. La foto inferior nos da una idea completa de la capacidad de este moderno teatro, así como el sistema de ventilación el cual lo convierte en un lugar de espectáculos ideal para el clima tropical de Maracaibo".

 

Nótese que “el sistema de ventilación” es un eufemismo para mostrar un “Cine-teatro” que era a cielo abierto, como todos los de la ciudad para finales de los años treinta (con la excepción de los ya mencionados, teatro Baralt y del cine Victoria en la Calle Ciencias). Iniciando la década de los 40 del siglo XX, el CineLandia era un espacio sin techo. Así lo recuerdo personalmente, ahora ya cercano a los 85 si regreso a verme niño y a escuchar desde la casa “la marcha” que anunciaba el próximo inicio de la película.


Cuando iba a decir que al oír la marcha salía “espitao”, lo cierto es que al “Landia”. al "Cinelandia" nunca fui solo. Íbamos a aquel cine popularmente conocido por sus películas mexicanas, siempre con adultos que me llevaron- recuerdos que me sirven a precisar la edad de cuando asistía al cine Landia, a una cuadra de mi casa, y casi podría jurar que fue en El Landia donde vi a Leslie Hogwart y Norma Shearer en “Romeo y Julieta” de 1936. Sé que vi varias veces “Allá en el rancho grande”, la de Tito Guizar del 36 antes de la Jorge Negrete del año 49, filmes estos que me valen para entender cómo fue que me aprendí la reláfica musical de la disputa entre Guizar y Lorenzo Barcelata que arrancaba cantando “Soy charro de Rancho Grande y hasta el amor bebo en jarro”…( https://tinyurl.com/bdhp4xtt ).

 

Admirando las fotografías de la cara que muestra el telón, que se orienta hacia el oeste, por donde estaba la calle Santa Rita que luego del asfaltado pasaría a llamarse “avenida SantaRita” y en la otra cuadra, la siguiente, estaría el Colegio de Los Maristas con su amplio campo deportivo. Recuerdo que iba con mis hermanos y no puedo precisar con quienes más, pero éramos muchachos y todos sabíamos que, al mirar hacia atrás, y hacia arriba, ciertamente si, quien orinara desde arriba, mearía a los que en sillas de madera de quienes nos sentábamos en “la platea”.

 

Cuando comenzaron a “pasar las series” en el Landia veríamos al Capitán Maravilla, o al Fantasma y a Flash Gordon peleándose con Ming el emperador del planeta Mongo. Aquí no había un policía particular como el ya famoso del “El cine Vallejo”, pero si alguien se aventuraba a hacer alguna “travesura” (miar desde arriba podría ser) seguramente le caería el peso de “la ley”. Las series se repetían cada semana y siempre quedaban los personajes “en capitulo”, o sea a punto de sufrir un percance del que uno sabía que se iban a salvar, pero había que esperar una semana para verlo en el siguiente episodio.

 

En la otra fotografía, que muestra la puerta de entrada a la sala de cine, revela que las sillas eran de madera y loneta, las reconozco pues eran muy prácticas, un poco pesadas sí, pero eran las que había (las que veíamos usaban los directores de cine…), pero no puedo recordarlas tan cómodas, las que existían en el Landia de mis tiempos de infancia, eran aquellas una sencillas, silletas de madera.

 

Con estos comentarios y felicitando la oportunidad que las fotografías del articulo en Facebook sobre El Cine-Teatro Landia publicara hace poco tiempo Martha Gallardo Mantilla, finalizo este breve comentario para mi blog lapesteloca.

 

Maracaibo, jueves 18 de julio del año 2024

 

No hay comentarios: