¿La“vacuna universal”?
Luego de ser identificados por primera vez en la década de 1960, los coronavirus realmente no se convirtieron en una prioridad para los fabricantes de vacunas. En 2002 cuando surgió un nuevo coronavirus llamado SARS-CoV, el cual causaba una neumonía llamada síndrome respiratorio agudo grave (SARS) los científicos se apresuraron a crear una vacuna contra él. Como nunca nadie había fabricado una vacuna contra el coronavirus para humanos, hubo mucho que aprender sobre su biología, y al final, los investigadores eligieron un objetivo para la inmunidad: la llamada proteína de espiga, ubicada en la superficie del virus. Los anticuerpos que se adhieren a la espiga pueden evitar que el coronavirus ingrese a las células y así detener la infección.
El peligro de los coronavirus se volvió aún más evidente en 2012, cuando una segunda especie brotó de los murciélagos y causó otra enfermedad respiratoria letal llamada síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS). Los investigadores comenzaron a trabajar en las vacunas contra el MERS. Sin embargo, pensaron si no sería mejor que una sola vacuna pudiera funcionar contra el SARS, el MERS y cualquier otro coronavirus. Pero esa idea quedó en el olvido durante años. El MERS y el SARS causaron relativamente pocas muertes y pronto fueron eclipsados por brotes de otros virus como el del ébola y el zika.
El 11 de febrero este año 2021 Carl Zimmer, autor de la columna Matter en The New York Times publicó lo que aparece en este resumen que para los lectores del blog estoy refiriendo. Zimmer habló sobre Kayvon Modjarrad, director de la división de enfermedades infecciosas emergentes del Instituto de Investigación del Ejército Walter Reed en Silver Spring, Maryland, opinó que “No es lo suficientemente rápido”, haber creado la vacuna en cuestión de meses; su impresión derivaba de que más de 2,3 millones de personas alrededor del mundo han muerto y muchos países no tendrán acceso pleno a las vacunas hasta dentro de uno o dos años. Por otra parte, nos recordaba que los murciélagos y otros mamíferos causarán nuevas pandemias. Es solo cuestión de tiempo, repitió.
Esos llamados fueron ignorados en gran medida hasta que la COVID-19 demostró cuán desastrosos pueden llegar a ser los coronavirus. El lunes en la revista Nature, Eric Topol, profesor de Medicina Molecular en el Instituto de Investigación Scripps de San Diego y Dennis Burton, inmunólogo de Scripps, hicieron igualmente un llamado a realizar un proyecto de vacunas generales contra los coronavirus.
En 2016, Maria Elena Bottazzi, experta en virus de la Escuela de Medicina de la Universidad de Baylor, y sus colegas solicitaron el apoyo del gobierno estadounidense para desarrollar una vacuna pancoronavirus, pero no lo recibieron. “Dijeron que no había interés” en algo así, recordó Bottazzi y su equipo incluso perdió el financiamiento para desarrollar una vacuna contra el SARS pese a haber demostrado que funcionaba en ratones, que no era tóxica para las células humanas y que podía fabricarse a gran escala. Sin dinero suficiente para comenzar los ensayos clínicos, los científicos guardaron su vacuna contra el SARS en un congelador y siguieron adelante con otras investigaciones. “Ha sido una lucha”, dijo Bottazzi. Matthew Memoli, experto en virus del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, considera que esas decisiones fueron un enorme error. “Es un fracaso de nuestro sistema científico”, comentó. “Los financiadores tienden a perseguir lo que brilla”.
Todas lo que los investigadores habían aprendido sobre los coronavirus les ayudó a moverse rápidamente y crear nuevas vacunas para el SARS-CoV-2. Otros investigadores usaron métodos más novedosos para acelerar el proceso. BioNTech creó una molécula genética llamada ARN mensajero que codifica la proteína de espiga. Tras asociarse con Pfizer, las compañías recibieron la autorización del gobierno de Estados Unidos para su vacuna en solo 11 meses. El récord anterior de aprobación de una vacuna, contra las paperas, era de cuatro años.
Los investigadores de VBI vaccines, una compañía ubicada en Cambridge, dieron un pequeño paso hacia la creación de una vacuna pancoronavirus en el verano. Crearon corazas similares al virus con proteínas de espiga de los tres coronavirus causantes del SARS, el MERS y la COVID-19. Cuando los investigadores inyectaron esta vacuna de tres espigas en ratones, estos produjeron anticuerpos que funcionaron contra los tres coronavirus. Curiosamente, algunos de esos anticuerpos también pudieron adherirse a un cuarto coronavirus humano que causa resfriados estacionales, a pesar de que las proteínas de espiga de ese virus no se habían incluido en la vacuna. Los científicos han difundido esos datos, pero aún no los han publicado en una revista científica.
El mes pasado, Pamela Bjorkman, bióloga estructural de Caltech, y sus colegas publicaron un experimento más extenso con una vacuna universal contra los coronavirus en la revista Science. Estos investigadores solo unieron las puntas de las proteínas de espiga de ocho coronavirus a un núcleo proteico conocido como nanopartícula. Tras inyectarles estas nanopartículas a ratones, esos animales generaron anticuerpos que podían adherirse a los ocho coronavirus, además de a otros cuatro coronavirus que los científicos no habían incluido en la vacuna.
Los investigadores que estudian el VIH y otros virus han descubierto, entre los miles de millones de anticuerpos que se producen durante una infección, tipos raros que funcionan contra una gran variedad de cepas relacionadas. Podría ser posible crear vacunas que induzcan al organismo a producir cantidades abundantes de estos anticuerpos ampliamente neutralizantes. Según Eric Topol, profesor de Medicina Molecular en el Instituto de Investigación Scripps de San Diego, los coronavirus son lo suficiente similares entre sí como para que no sea tan difícil crear vacunas que produzcan anticuerpos ampliamente neutralizantes. “Se trata de una familia de virus fácil de eliminar”, dijo. La búsqueda de una vacuna pancoronavirus puede llevar más tiempo de lo que Topol esperaba. Pero incluso si tarda unos años, podría ayudar a preparar al mundo para el próximo coronavirus que salte la barrera de las especies.
Con estos nuevos y esperanzadores presagios finalizo este resumen desde Maracaibo, el domingo 14 de febrero del año 2021.
1 comentario:
Muy bueno Jorge y fácil de entender ..buenos más o menos ...
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