miércoles, 11 de agosto de 2021

RECUERDOS…(2)

 RECUERDOS…(2)

La felicidad como entidad real, no existe. Existen momentos felices en la vida de las personas y sabemos que, a través de la memoria estos se pueden revivir, son los recuerdos, los buenos recuerdos, pero la felicidad total es una ilusión. En este sentido podríamos plantear que cada individuo puede buscar algo de felicidad utilizando el mecanismo de revivir momentos placenteros de su vida personal. Una especie de truco para lograr ratos de placidez que durarán el tiempo que se mantengan presentes en la memoria de cada quien.

De la manera como lo estamos planteando, la felicidad siendo principalmente un fenómeno subjetivo, podría medirse por los niveles de oxitocina, serotonina, dopamina y endorfinas que se produzcan. Ante estos indicadores de bienestar, el individuo podría calibrar insensiblemente su experiencia vital y efectuaría los cambios para evitar el dolor y, o el malestar. En la teoría junguiana entendiendo la utilidad de los arquetipos en la configuración de las personas, la felicidad es un proceso muy individualizado.

En las últimas décadas, “la Memoria” se ha convertido en uno de los principales pilares de la neurociencia cognitiva. Sabemos que la memoria no se almacena en un solo sitio del sistema nervioso central (SNC). Al tratar de relacionar la memoria con la felicidad debemos examinar inicialmente la memoria a largo plazo, que podremos llamar memoria inactiva, o memoria secundaria ya que almacena los recuerdos por cierto tiempo sin que pueda precisarse su duración. La ubicación de la memoria a corto plazo está en el hipocampo y en la corteza prefrontal, mientras la de largo plazo, también llamada memoria inactiva se almacena principalmente en las neuronas de la corteza motora. Hay quienes consideran el sueño como parte muy importante en la consolidación de la memoria de largo plazo. 

 

Todos estos mecanismo que conllevan el establecimiento de la memoria se activan a través de codificaciones sistemáticas asociadas a neurotrasmisores en las terminaciones sinápticas, los cuales al activarse darán origen a los recuerdos. Mack Morrisey y colaboradores han afirmado que “los recuerdos se forman en paralelo, pero luego toman caminos diferentes; los de la corteza prefrontal se van a fortalecer y los del hipocampo se debilitarán”.

Cuando ayer inicialmente tocaba el tema de los recuerdos, nos dirigíamos a plantear como se podría aspirar a mantener cierto grado de felicidad a través de la reactivación por la memoria de recuerdos favorables. Este procedimiento implicaría un esfuerzo que podría verse como un ejercicio el cual lejos de ser físico y difícil de ejecutar es primariamente mental. En la medida que la persona logre re-enganchase con aquel quizás lejano, pero rato o instante que le hizo feliz, le causó bienestar o placer, al revivirlo, recordándolo logrará algo de eso que llaman felicidad.

Sin dármelas de psicólogo y sin ser un zahorí lo que planteo es bien sencillo y puede llegar con la música, o a través de los sentidos, con la poesía… Será lo que denominan memoria sensorial, percibida por el olfato, gusto, tacto, la vista o el oído… Ramón Alberto Faría hace unos días al mencionar la poesía decía que era… Todo eso que dijo Octavio Paz y un poco más, recuerdo de una novia, saludo a un buen amigo, revivir una infancia, eso y un poco más”. No son tan complicados los mecanismos para buscar instantes prorrogables de felicidad.

Maracaibo, miércoles 11 de agosto, del 2021

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