viernes, 6 de agosto de 2021

La toxoplasmosis

La toxoplasmosis

La toxoplasmosis es una enfermedad que se produce como consecuencia de una infección por el parásito Toxoplasma gondii, uno de los parásitos más comunes del mundo. Relato algunas de mis experiencias previas en mi desempeño como patólogo con este protozoario parásito intracelular. Cuando examinaba los cerebros de ratas Sprague Dawly para estudiar la patogenia de la infección intrauterina con el virus de la encefalitis equina venezolana (EEV), descubrí toxoplasmosis activa los cerebros de ratas usadas como controles sanos y en las inoculadas con EEV. Luego, unos años más tarde en los años 80 la pandemia del SIDA nos mostró de nuevo la toxoplasmosis en el cerebro y en el corazón de los numerosos pacientes que fueron autopsiados por la infección con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).  

Yo aprecio los gatos caseros y he escrito en el blog sobre ellos, de su personalidad y sus bondades (https://bit.ly/3475yOs) como compañeros de los seres humanos en la historia y de la leyenda negra tejida en el medioevo (https://bit.ly/3iqVwBV)  contra ellos Pero lo cierto es que los gatos están involucrados en esta historia sobre la toxoplasmosis.

El Toxoplasma gondii es un parásito que se encuentra en la carne de res cruda o que no está bien cocida, frutas y verduras sin lavar, agua contaminada, polvo, tierra, cajas de arena higiénica sucias para gatos y lugares a la intemperie donde se puedan encontrar heces de gatos. Si el gato se enferma, los signos clínicos más comunes asociados a la toxoplasmosis son anorexia, pérdida de peso, letargia, disnea debido a una neumonía y signos oculares  de iritis, corioretinitis y pirexia.

 

El parásito se instala en el cerebro, y generalmente se aloja en los intestinos de los felinos domésticos. A la hora de defecar, es común que Toxoplasma gondii salga también en las heces. El contacto con el material fecal infectado es un foco de contagio importante, tanto para animales como para seres humanos. Una vez en el organismo, el parásito ataca directamente el sistema nervioso central. 

Es sabido que no se debe dar carne cruda al gato de la casa. El gato no debe salir de casa ni poder cazar presas como pájaros o ratones. Si  en la casa existe un jardín y se trabajaren él,  se debe llevar guantes. En casa, no se debe comer carne cruda o poco hecha, y quitar la piel o lavar las hortalizas antes de consumirlas. A pesar de todas estas medidas, más de 60 millones de personas en Estados Unidos tienen este parásito. La mayoría de ellas no se enferma. Pero el parásito causa serios problemas en algunas personas.

Recientemente una foca madre embarazada fue encontrada sin vida en las costas de Oahu, en Hawaii y junto a ella, el cadáver de su compañera. Los cuerpos fueron trasladados a un laboratorio para ser analizados y los científicos concordaron en que la causa de muerte era una infección letal de toxoplasmosis. Hay evidencias recientes de que la toxoplasmosis está terminando con esta especie muy poco común de foca, conocida como monje (Monachus monachus), y una de las víctimas todavía ni siquiera había salido del vientre materno, pero ya estaba infectada. La muerte de estos animales podría ser la punta del iceberg de la totalidad de vidas que cobra el Toxoplasma gondii en los océanos. Ambos ejemplares de foca habían contraído la enfermedad como consecuencia de la contaminación de los mares.

En realidad se sabe que cualquier animal de sangre caliente puede contraer la toxoplasmosis, con diferentes consecuencias según el organismo huésped  y preocupados por la posible mortalidad en otras especies marinas que no logran superar las infecciones de toxoplasmosis, las autoridades hawaianas han alertado a la población local de tener cuidado con cómo desechan las heces de sus gatos domésticos, donde el parásito generalmente se aloja. Se están buscando alternativas para combatir el parásito de manera preventiva y en hasta ahora no se tiene mayor información sobre cómo puede estar afectado a la biodiversidad marina.

En paralelo, llama poderosamente la atención una noticia reciente de que 7 de cada 10 hienas jóvenes en Kenia están infectadas de Toxoplasmosis, y que el parásito se apodera de su sistema nervioso y las conduce a la muerte. La risa de las hienas es una premonición para sus presas naturales. Los adultos se posicionan como los depredadores más exitosos de las sabanas en África, incluso los leones lo piensan dos veces antes de entrometerse en su territorio.

En la Reserva Nacional Masai Mara de Kenia se ha observado que las crías infectadas en lugar de permanecer en la seguridad de la manada, sencillamente dejan de tener un miedo saludable y la distancia prudencial que deberían de guardar frente a animales más grandes, por tanto, se desvanece, como si el Toxoplasma  representase un mal consejero, instalado directamente en el cerebro. Según Kay Kay Holekamp, ecóloga del comportamiento de la Universidad Estatal de Michigan, la diferencia entre las hienas bebés sanas y las enfermas es notable. Las primeras no considerarían, ni de cerca, la posibilidad de enfrentar por su cuenta a los leones y otros felinos mayores, pero aquellas con toxoplasmosis desestiman el tamaño de sus adversarios.

Esta misma valentía enfermiza se ha identificado ya en otras especies, como los ratones, quienes al enfermarse, pierden cualquier miedo a los gatos domésticos. Sin embargo, nunca antes se había documentado el mismo patrón en animales más grandes. Aunque en sí mismo el parásito no es mortal, las consecuencias que tiene al apoderarse del cerebro de los huéspedes potencialmente sí lo son.  Existe por otra parte, una encefalitis severa que está afectando a las crías de los osos en los Estados Unidos, modificando su apariencia física y su comportamiento, hasta la muerte. Aparentemente, la enfermedad no es transmisible a seres humanos. De cualquier manera, las autoridades advierten a la población local que no deberían de acercarse a osos «demasiado amigables«, para salvaguardar su propia seguridad y la de los demás…

Finalmente ante animales con sus cerebros aquejados de encefalitis y cuyo comportamiento se modifica por la enfermedad, viene a mi memoria Roberto Carlos cantando…“Yo quisiera no ver  tanto verde en la tierra muriendo y en las aguas del rio los peces desapareciendo. Yo quisiera gritar q ese tal oro negro, no es más q un negro veneno ya sabemos que por todo eso vivimos ya menos.  Yo no puedo aceptar ciertas cosas que ya no comprendo, el comercio de armas de guerra de muertes viviendo. Yo quisiera hablar de alegría en vez de tristeza mas no soy capaz. Yo quisiera ser civilizado como los animales”.

Maracaibo, viernes 6 de agosta del 2021

 

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