miércoles, 4 de agosto de 2021

El astronauta de Salamanca

 El astronauta de Salamanca

Años atrás, se divulgó la extraña noticia sobre la presencia de que había un pingüino en Maracaibo; y fue algo que parecía casi tan extraño como si alguien se pudiese encontrar un astronauta tallado en piedra en la pared frontal de una catedral medieval… Lo cierto es que existe una pequeño astronauta tallado en una de las portaladas de la Catedral de la ciudad de Salamanca que ha llamado la atención de cientos de transeúntes y turistas por su peculiar apariencia, en un edificio que fue construido entre los siglos XVI y XVIII. 

Maracaibo ya era la segunda ciudad de Venezuela, famosa por su clima caluroso y en el siglo XX recibía reconocidos visitantes; Carlos Gardel en 1935, Mario Moreno “Cantinflas” en los años 1943 y 1957, hasta que en 1955, apareció un pingüino (Eudyptes chrysocome) en las costas de la playa Zulia Mar. El Dr. Adolfo Pons, fungiendo como ornitólogo, clasificó a la criatura como perteneciente a la especie chrysocome: “con un penacho en la cabeza de color rojo, y pico de 5 centímetros y medio”. El animalito era un pingüino a quien denominaron “Polo” que medía 45 centímetros de estatura con su cabeza, dorso y cola de color gris negro.

 

La arquitectura gótica comenzó en las regiones de Normandía e Isla de Francia, desde donde se difundió a todo el reino de Francia y posteriormente a mediados del siglo XIII, por la extensión del arte cisterciense y las rutas jacobeas, por el Sacro Imperio Romano Germánico y los reinos cristianos del norte de España. En las fachadas y las puertas de las catedrales el arte gótico desplegaría toda su magnificencia y su concepción teológica caracterizando la Europa medieval.

En Maracaibo nunca se supo cómo viajó el pingüino desde el Polo Sur hasta el Zulia, aproximadamente una distancia de más de 9 mil kilómetros, pero sucedió, y Polo se fue adaptando al clima de Maracaibo. Acondicionarían un espacio para él en el zoológico de Los Haticos donde los visitantes, para visitarlo pagaban 4 lochas los adultos y 2 lochas los niños. Las portadas góticas con las características del medioevo, y su riqueza y finura escultórica guardarían siempre el tema religioso. Arcos y adornos darían forma al nuevo estilo, que produjo una arquitectura suntuosa con imágenes de apóstoles y de otros santos bajo doseletes entre columnillas y a menudo, entre imágenes rememorando el juicio final, con gárgolas o ángeles custodios, presentes entre las arquivoltas que servían de apoyo a estatuas de la Virgen María, y de santos o del titular de la iglesia.

El 28 de agosto de 1955, falleció Polo, y no fue por el calor de Maracaibo. Polo cayó al agua desmayado por una pedrada lanzada por un niño o espectador adulto. El golpe le destrozó el pico y lo dejó inconsciente. Como Polo estaba al borde de su pileta, allí cayó, y se ahogó… En la Edad Media, sabemos que se esculpían todas aquellas figuras y en la piedra se iban creando pináculos, agujas, gárgolas, caireles, santos, etc. Los trazos del arte gótico son inconfundibles con los de otras épocas. La finura en la ejecución de las obras escultóricas en las paredes externas de las catedrales, en multiplicación progresiva de columnillas y molduras, denuncian la época de la construcción. Desde mediados del siglo XV, las obras se reconocen sobre todo por la multitud y pequeñez de los detalles bajo arquivoltas conopiales, cargadas de frondas retorcidas y por otros ornamentos de la época.

El “Pingüino de Maracaibo” llenó la memoria histórica de la ciudad con muchas anécdotas. Tan memorable resultó su visita que el escritor venezolano Salvador Garmendia escribió un libro basado en esa historia: “Un pingüino en Maracaibo”. Por lo disparatado en tan calurosa urbe que sonaría tan extraño como imaginarse a un astronauta esculpido en pleno medioevo… ¿Dígame usted si no tengo razón?

La Catedral de Salamanca es el resultado de trabajos que se iniciaron en el siglo XII y que continuaron fecundas hasta finales del siglo XVIII. La catástrofe de la guerra de la  independencia, en el siglo XIX provocaría la interrupción de las obras, y en el siglo XX por penosos eventos que desembocarían en la guerra civil. Tras la  guerra, se atendieron labores de conservación, puntuales, casi siempre dirigidas a la reparación urgente de deterioros por pudrición de estructuras de madera. De manera que la catedral se enfrentaría al siglo XXI con la experiencia de largas centurias de aprendizaje arquitectónico, desde las etapas constructoras de los primeros tiempos hasta las restauraciones que no cesarían.

El término “restauración” se define como la acción de restaurar que tiene tres acepciones: Recuperar o recobrar;  y reparar, renovar o volver a poner algo en el estado o estimación que antes tenía o reparar esculturas, el edificio, etc., del deterioro que ha sufrido. A pesar de la aparente inocuidad de la palabra, cuando se aplica a la intervención arquitectónica sobre edificios históricos, aflora un largo debate sobre el alcance y los criterios de una intervención en el patrimonio histórico. Por esta razón, me estoy refiriendo el mencionado hallazgo que da el título a este reportaje.

 

El astronauta de la Catedral de Salamanca en realidad fue esculpido en 1992, y Jerónimo García, quien aparecía como responsable de la empresa que restauró esa parte de la fachada, tuvo que explicarlo públicamente en el diario EL PAÍS el año 1994. "Firmamos la catedral de Salamanca con un astronauta", diría para asombro a los lectores. Aquel “hombre espacial” originaría un hilo de Twitter compartido, más de 6.000 veces durante 11 días desde el 28 de agosto del 94-. Se dio la explicación y aquel “atrevimiento” fue como podría presumirse, muy controversial…

 

Las obras de restauración en la Catedral de Salamanca venían siendo ejecutadas por la empresa Proart S.A., desde 1985 hasta el 2007. En la actuación de los años 201213 la empresa adjudicataria había sido Cabero S.A. En realidad, la labra de la parte baja de la Portada de Ramos fue ejecutada por la empresa de restauración Proart S.A. y Miguel Romero, un tallista contratado por la empresa Proart S.A. fue el autor material de la figura, como uno de los canteros que participaron en la obra de restauración de la Catedral. A Miguel Romero le correspondió la idea de dejar constancia de que toda esa parte era nueva, y quedó como su firma, algo propio del tiempo en el que se realizó: un astronauta, símbolo de la era espacial. No fue la única figura contemporánea que dejaron, muy cerca del astronauta, también hay un dragón comiéndose dos bolas de helado.

 

 

Ante estas indiscutibles evidencias, Nacho Navarro colaborador de Cuarto Milenio ha dado a conocer otras gárgolas, esculturas y relieves en edificios antiguos, casi todas producto del trabajo de restauradores del siglo XX y XXI. Él confesaría que: "Una amiga me mandó, expresando sorpresa, una foto del astronauta de Salamanca y pensé que a otras personas les podían interesar saber que existen otras obras parecidas". Esto dijo Navarro. Hay ejemplos en España y en el extranjero. Hay un gárgola de Darth Vader en la catedral de Washington en los Estados Unidos que fue colocada en los años 80, en pleno boom de la saga Star Wars. No es la primera vez que una figura así aparece en un edificio antiguo, incluso en la Capilla de Belén hay dos Gremlins, y se conoce un Alien en la Abadía de Paisley, como en muchos otros lugares emblemáticos alrededor del mundo.

En la Catedral de Palencia hay una gárgola que sujeta una cámara fotográfica y en la Iglesia de San Miguel de Zaragoza, cuando se restauró el diablo, le pusieron la cara de Jerónimo Borao, Rector de la Universidad. Hay hasta una gárgola burro en la iglesia medieval catalana de Sant Julià de Argentona. De manera que no se interpretan estas remodelaciones reparativas, como faltas de respeto ante el trabajo de los arquitectos y tallistas que en La Edad Media laboraron en la creación del arte gótico religioso. Son cosas de “la modernidad”…

Maracaibo, miércoles 4 de agosto del año 2021

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