De politiquería con recuerdos…
Erik Del Bufalo, es un investigador y filósofo venezolano, profesor de la Universidad Simón Bolívar quien es doctor en Filosofía de la Universidad de París-X, y fue entrevistado por el PanAm Post hace unos días. El profesor expresó su respetable y acertada opinión al afirmar que “en Venezuela ya no hay política, sino pantomimas que tratan de mantener un aparato clientelar, nichos de partidos o intereses particulares”.
En esa onda observamos como mientras en plena pandemia, este mes de mayo del 2021, la mal llamada “oposición” en Venezuela, haciéndose la desmemoriada y por tercera vez luego de veinte años de chavismo, con un Consejo Nacional Electoral de origen ilegítimo, en medio de la desconfianza social y disolución partidista, durante la espantosa situación de pandemia que mata a la gente sin vacunas en el país, recurre a la absurda fantasía de “un referéndum revocatorio”.
La idea, se encuentra aupada
por un supuesto “Movimiento Venezolano por el Revocatorio” dirigido por el
exgobernador del Táchira, César Pérez Vivas-¿recuerdan al clásico catirrucio
copeyano?-, ahora (como si de nuevo la sombre del anciano Caldera ensombreciese
el cielo del país), supuestamente, el tipo intenta consolidar un mecanismo para
lo que dijeran recientemente en la Asamblea Nacional chavista, “para
que el pueblo venezolano pueda decidir su destino”.
Sin embargo, ante tanto cinismo, es el escepticismo lo que está a la orden del día. El intento de revocatorio podrá repetirse, pero este también “se va a abortar en lo mismo de siempre”, así lo repetirá Erik Del Bufalo usando la repetitiva lógica de los hechos ya de todos conocidos. En medio de esta situación, y ante el debilitamiento de la figura del presidente interino Juan Guaidó, a quien ya se le olvidó aquello del “cese de la usurpación” y parece emocionarse con el respaldo que le ofrece Pérez Vivas, siente que tiene un instrumento “nuevo” para negociar con Maduro unas elecciones regionales.
De todos es sabido que el tiempo para Guaidó corre vertiginosamente en su contra. Los Estados Unidos parece haber decidido alargarle el plazo para que lograse la salida de Maduro; hasta el 1 de diciembre… Entretanto, Maduro que espera ese momento está jocosamente preparado y dice descaradamente que es tan solo para ver si acaso “el pueblo recoge las firmas suficientes, porque será el pueblo el que decida y no un puñado de golpistas”.
No es que la gente finja sufrir de amnesia, no. Cuando la coalición opositora de aquella época -“La coordinadora democrática”- logró su objetivo y reuniría las 3.200.000 firmas, antes de la fecha del cumplimiento de la mitad del periodo presidencial, todo fue frustrado por un Consejo Nacional Electoral tan chavista como el actual. Así pues, ahora, quienes se hacen los desmemoriados, pero sin duda alguna recuerdan cómo fue todo aquello, cuando estábamos ya en agosto y se avecinaba noviembre, cuando se reeditó el esfuerzo y en cuatro días se colectaron de nuevo 3.6 millones firmas que habrían de terminar en la macabra Lista del difunto Tascón, para la discriminación y la persecución de quienes la componían, listado que le permitió al también difunto Chávez perpetrar otro gigantesco “fraude cualitativo, continuado, selectivo y masivo”, y validarse en Miraflores.
Los intentos del 2016 con Maduro en el cargo ni siquiera se concretaron. La alianza de partidos de la MUD recolectó millones de firmas para solicitar por segunda vez un revocatorio, pero el chavismo no captó la data y el proceso se vino abajo. Ahora, dicen tratar de hacer un nuevo intento urdiendo la misma estrategia ya demostradamente infructuosa en oportunidades anteriores… Esto es lo que hay para hoy, ante el fraude electoral impulsado por el chavismo y el espejismo del “referendo revocatorio” resulta ser tan ridículo que hasta el propio Maduro risueño -y aquí mismo pueden admirarlo en esa felicidad con el bandido de Ortega- y es que se siente feliz al poder poner el referéndum en el tapete.
Maracaibo, sábado 29 de mayo, del año 2021
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