domingo, 23 de mayo de 2021

Borges, el tango y Gardel.

 Borges, el tango y Gardel.

Para Jorge Luis Borges, el tango era, sobre todo, nostalgia, nos decía recientemente Patricio Zunini (17/05/2021) y destacaba que aquel sentimiento no era por un antiguo amor, sino por una ciudad que se le perdía en el olvido… Borges en su primer libro de poemas, que no casualmente se llama “Fervor de Buenos Aires”, escribió: “Todo —la medianía de las casas, / las modestas balaustradas y llamadores, / tal vez una esperanza de niña en los balcones— / entró en mi vano corazón con limpidez de lágrima”.

 


En 1929, Borges en su Cuaderno San Martín, entre patios, cementerios, esquinas rosadas y portones, deja escuchar la música que aviva el coraje de tauras y cuchilleros: “Unas cuantas milongas para hacerte el valiente / y una baraja criolla para tapar la vida / y unas albas eternas para saber la muerte”. Evaristo Carriego será el intento de Borges para preservar las cicatrices de un Palermo en proceso de cambio, la fisonomía de sus habitantes, el recuerdo familiar de un escritor de barrio y como lo refiere él mismo en el prólogo de la edición de 1935 recuerda aquella su infancia -criada “en un jardín detrás de una verja con lanzas y en una biblioteca de ilimitados libros ingleses” -también sería una búsqueda del tango…

En El idioma de los argentinos (1928), y en Evaristo Carriego (1930) Borges elabora la genealogía del tango y establece así, que el origen del mismo es necesariamente posterior al poema de Hernández de 1872. Con la ayuda de la literatura y de la poesía, Borges señalaba como los primeros tangos se tocaban con piano, violín y flauta en las casas de mala vida. Según Borges, no fue el pueblo quien impuso el tango, sino que fue quien recién lo aceptó cuando fue aprobado y adecentado en París. Hasta entonces “El tango”, pertenecía a la “secta del cuchillo y del coraje”. El bandoneón llegaría con el nuevo siglo.

Según Patricio Zunini, resulta verosímil que con Gardel y no solo con él, el tango fuera cambiando de signo, y se habilitara esa estética llorona -la palabra es de Borges-y el cantor entonces pareciera actuar con la letra. Gardel habría provocado un tango que abandonaba su forma estoica y el cantor, a la manera de los payadores, despegándose  indiferente de la violencia de la letra, se volvía una viñeta dramática e iba a crear una escena en la cual un hombre abandonado se lamenta o habla -“y este es uno de los temas más tristes del tango”- de la decadencia física de la mujer.

Pablo Gianera dice en su ensayo “La música en el grupo Sur” que a Borges le gustaba el blues.  Patricio Zunini añadirá que se le puede agregar el detalle de que el estilo de “los bluseros”, se parece mucho al modo criollo que destacaba el padre de Bioy Casares (donde se cuentan historias -las más de las veces sangrientas- sin disfraces ni emociones falsas). Las narraciones en las que Borges empleaba la figura del compadrito llenas de un heroísmo y valor perdidos en el tiempo, fueron los bastiones sobre los que se edificó la cultura del tango, tanto en el imaginario de los argentinos como en el de todos los países que leyeron a Borges. No obstante, hubo un problema, y es que la milonga de Borges, ya se había convertido en otra cosa para cuando Borges empezó a escribir sobre ella. La relación literaria y afectiva de Borges con la milonga, el compadrito y el arrabal, son temas que se vinculan directamente con la historia misma del tango, y han sido estudiados también de manera significativa por varios autores. El tango-canción, con Carlos Gardel a la cabeza, era totalmente contrario al tango criollo, que deriva en milonga, en torno al cual Borges construyó muchas de sus más célebres historias.


 

Carlitos rondaba los escenarios, y salió a escena entre invitados y transeúntes en el café “O’Rondemán”, en Agüero y Humahuaca, frente al Mercado del Abasto, donde se reunía con sus amigos y allí empezó a cantar ante el público. Su canto era la serenata del barrio entero. El año 1911 se encontró con el uruguayo José Razzano, en la casa de un amigo en la calle Guardia Vieja. Su primera grabación fue el 9 de abril de 1917 como integrante del dúo Gardel-Razzano, en un caserón al lado del hotel Savoy, en la calle Cangallo, cerca de la esquina de Callao. Gardel se aprendió el tango compuesto por su amigo José María Contursi y lo cantaba en las reuniones privadas con una tonalidad patinada y una nostalgia melosa pero no se atrevía a cantarlo ante el público hasta que decide estrenarlo en el Teatro Esmeralda, donde cantó “Mi noche triste”. Fue un éxito consagratorio. El dúo Gardel- Razzano hizo, por Radio Splendid, contribuyó a promover la afición del público por la radio. Su última intervención radial, en vivo, fue en 1933, desde Radio Belgrano, antes de la que habría sido su definitiva partida de Buenos Aires.

Existe una biografía de más de 500 páginas que relata la vida, la gloria y la tragedia de Carlos Gardel escrita por Felipe Pigna (1959) titulada Gardel (Planeta 2020). Pigna es un profesor de Historia y escritor argentino quien crea una biografía de más de 500 páginas relatando la vida, la gloria y la tragedia de Carlos Gardel donde considera que Gardel fue el primer argentino del siglo XX de trascendencia en España, Francia, los Estados Unidos y toda Latinoamérica. Carlos Gardel, cuenta “la vida del hombre que cambió al tango para siempre”, y va desde el artista que canta hasta “el Gardel actor, filmando en París y en Nueva York, atento a los guiones y creando melodías para sus películas, dando lo mejor de sí para su público que se extendía cada día”.

Existen también dos relatos de cuando Carlos Gardel en marzo del año 1935 estuvo en Maracaibo, uno de ellos fue publicado en “Puerta de agua”, la Revista de la Dirección de Cultura de la Gobernación del Estado Zulia; para es época mi estimado colega Rafael Molina y Jesús Ángel Parra-Semprun estaban al frente y aceptaron mi “ejercicio narrativo en maracucho” que años más tarde en julio del 2015, sería publicado en este blog; el otro recientemente nos lo contó el mismo Jesús Ángel por el Facebook en una sus acostumbradas actualizaciones e indagatorias sobre la historia zuliana que deberían sumarse a los que siempre como el cronista del Zulia, que debería ser, él sigue publicando.

Maracaibo, domingo 23 de mayo del 2021

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