Prólogo revisado…
El año 2010, el doctor José Antonio Serrano me propuso que prologara un libro sobre “La Microscopía electrónica en Venezuela” el cual resumía casi sesenta años de trabajo y dedicación de mucha gente que vivió y padeció en diversos laboratorios del país las dificultades que conllevó hacer investigación de calidad con el uso del microscopio electrónico (ME).
En la propuesta original, cada uno de los investigadores convocados debía expresar su opinión sobre sus vivencias y reseñar la productividad en los sitios donde había trabajado. En principio, este cometido se cumplió a cabalidad, con la lamentable ausencia de quienes no existían ya para conversar o de quien por estar fuera del país, no pudo hacerlo.
Yo escribiría con la intención de complementar los esfuerzos de José Antonio Serrano convencido de que valía la pena resumir la historia de los laboratorios de ME y de sus gentes. Debería reseñar igualmente la suerte de algunos equipos que comenzarían a llegar a nuestro país cuando recién estaba el doctor Fernández Morán iniciando sus estudios en Suecia. Me refería a la intención de avanzada del Rector Jesús Enrique Losada en el Zulia, de haber logrado un ME para su Alma Mater ya en el año 1948.
Haber organizado aquel libro, en una época que ya era difícil como la de nuestro país en 2010, me pareció que era un logro que estaba precedido por una gran dosis de optimismo. Curiosamente el trabajo de investigación con el ME en Venezuela, cual si se mantuviese emulando la desproporcionada historia de “El brujo de Pipe”, siempre en un territorio de disparatadas dificultades, pareció haber estado signado por inconvenientes de todo tipo.
El caso del Laboratorio de ME del Sanatorio Antituberculoso de Maracaibo, fue expuesto en un informe correspondiente, ante la destrucción de los equipos que estaban bajo la tutela del Servicio de Patología. La denuncia que fue formalmente planteada, quedó sin resolverse. La manera como la Sección de ME del IAP de la UCV fue intervenida en el año 1997 por una supuesta denuncia sobre contaminación ambiental, y de cómo la Dirección de ese Instituto manejó la situación de enfermedad de su personal administrativo, llevarían a mi apremiante jubilación y en aquella condición, obligado a buscar ayuda en el ME de la Universidad Simón Rodríguez fuera de Caracas, terminaría por obligarme a abandonar 30 años de trabajo en ultraestructura para dedicarme únicamente a la inmunohistoquímica como método auxiliar del diagnóstico anatomopatológico.
Cuando “situaciones laborales” generaron la salida del doctor Serrano del CME de la ULA, afortunadamente pasó a la Unidad de Ultraestructura del Departamento de Patología de la Facultad de Medicina de la ULA en el Hospital Universitario de los Andes para poder continuar realizando investigaciones en el campo de la ultraestructura bacteriana y fue en esa época cuando salió de Mérida invitado por la Universidad Lisandro Alvarado del Estado Lara para la creación de una Unidad de Investigación en Ultraestructura.
Diversas publicaciones del Dr. Serrano y sus colaboradores, entre los años 1982 y 1988 en la Unidad, por él creada en la UCLA dan cuenta de esos años de trabajo. Así mismo, resaltaría el importante trabajo del doctor Palacios Prū y de la doctora Rosa Virginia Mendoza el CME de la ULA quienes continuarían la obra iniciada por los Drs. Julio M. Sosa y José A. Serrano. Entre 1991 y el año 2000 los esfuerzos de la Lic. Auristela Sánchez de Mirt en la Universidad Experimental Francisco de Miranda provocaron un despertar del interés por la investigación en ultraestructura en el Estado Falcón, no obstante, problemas relativos al mantenimiento de los equipos y de otra índole, que pueden denominarse laborales, obligaron a la Lic. Sánchez de Mirt a dejar su cargo.
El deterioro de los equipos de microscopía electrónica sin estos poder ser reemplazados, ha llevado a situaciones de paralización como ha sucedido en el Laboratorio de la Facultad de Odontología de la UCV, así como en otros laboratorios existentes en universidades e institutos del país.
El año 1982, la Dra. Susan Tai fundó el Centro de Microscopía Electrónica del Núcleo Sucre de la UDO con un ME de barrido, un ME de transmisión (1986), y un ME de emisión de campo, analítico, para 1987 y ese año, el Centro de ME pasó a ser el Instituto de Investigaciones y Ciencias Aplicadas (IIBCA) de la UDO. La doctora Tai logró los recursos para que estos equipos se ubicasen en una edificación nueva con cubículos diseñados para albergar los cursantes de un postgrado de Maestría y Doctorado y sus conexiones nacionales e internacionales facilitaron la formación de más de una docena de jóvenes profesionales quienes ahora algunos son excelentes técnicos o investigadores en diversos campos de la ultraestructura. La doctora Susan Tai, organizó la Conferencia Atlántica de ME en Mérida, el año1992 la cual fue todo un éxito con la asistencia del Dr. Fernández Morán. Las “situaciones laborales” de la doctora Tai la mantuvieron como personal administrativo de la UDO, sin lograr nunca el privilegio de ser personal docente y de investigación. Cuando tuvo que abandonar el país, lo hizo dejando toda una obra en el campo de la ultraestructura que no ha recibido el merecido reconocimiento.
Debo confesar que finales del pasado siglo XX, embargado por la preocupación de ver que la productividad de los ME en el país había estado siempre muy por debajo de la cuantiosa inversión realizada, me dirigí al CONICIT, en comunicación enviada a la Lic Lucy Bujanda para solicitarle al Directorio un estudio sobre este negativo fenómeno. En esta comunicación les sugería que fuese precisamente el Dr. Ernesto Palacios Prū, en su condición de ex -presidente de la Institución, quién pudiese servir como árbitro de esa investigación-. Quien esto escribe, se enteró por la doctora Elena Ryder, quien para esa época, era parte del Directorio del CONICIT, que dicha carta fue discutida, mas, nunca se llegó a tomar una decisión sobre lo planteado en el documento.
Escribí sobre el prólogo en 2010, permitiéndome haber vuelto sobre algunas situaciones no muy afortunadas en el desarrollo de las investigaciones con el ME en Venezuela, y consideré que lejos de deprimirnos éstas deberán señalarnos que vale la pena reconocer nuestras fallas, no olvidarlas para poder avanzar mejorando.
Hace años solíamos decir que “cada defecto es un tesoro” en el sentido de que debemos analizar nuestras fallas para aprender de nuestros errores y mejorar hacia el futuro. En este sentido, sentía que el libro ayudaría a crear expectativas y estimularía el interés para proseguir haciendo investigación de calidad con el ME, en Venezuela. Esto lo pensaba en 2010 pero sería una vana ilusión ante el proceso destructivo que durante los pasados 12 años ha terminado arruinando totalmente al país… “Que oiga quien tenga oídos”
En Maracaibo, el viernes 5 de noviembre, del año 2021.
Nota: Regreso para reexaminar el Prólogo del libro" La microscopía electrónica en Venezuela" Orígenes y desarrollo”. Dr José A. Serrano Coordinador. Edit: Consejo de Estudios de Postgrado de la Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela. 2010.
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