domingo, 18 de julio de 2021

La poesía de Fernando C Tamayo

 

La poesía de Fernando C Tamayo

En otras ocasiones he hablado sobre mi tío Fernando C Tamayo en este blog; (https://bit.ly/35CKvEt) 2013, (https://bit.ly/2qLWHny) 2016 (https://bit.ly/2LcfYWr) 2019, (https://bit.ly/2KTxVsk) y más recientemente en (https://bit.ly/2XBznVu). Hoy regreso a hablar de su poesía.

 

Fernando Carlos Tamayo, fue el primogénito de don Lorenzo Tamayo de la Madriz y de doña Albina García de Tamayo. Nacido en Valencia el año 1890, antes de cumplir el año se trasladó con sus padres a San Cristóbal y fue uno de los poetas líricos más firmes y expresivos del Táchira. Era el mayor de una familia de nueve hermanos, María Teresa, Albina, Eduardo, Cecilia, Josefina, Amalia, Francisco, Mercedes y María Amelia conocida cariñosamente como Maruja, mi madre.

 

Fernando nació en una familia de poetas. Su hermano Francisco y sus hermanas Josefina y Amalia compartían con él, la pasión por la literatura; escribían y publicaban sus poemas en revistas literarias y en páginas culturales de los periódicos del Táchira. Todos aparecen en el libro de Antonio Arellano Moreno, “Poetas y versificadores Tachirenses” publicado en 1979 por la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses dirigida por el Dr. Ramón J. Velásquez. 

 

En 1907, se producirá la fundación de “El Salón de Lectura de San Cristóbal” y Fernando era un poeta lírico, joven apuesto y enamorado, tenía su musa, una linda jovencita de Capacho de quien muchos años después escribiría...Tú fuiste La Inefable: la novia hermosa y pura como la “Benedetta” que al Dante deslumbró. Por ti mi adolescencia ambicionó la altura; ensueño fuiste, anhelo; promesa de ventura la estrella que al futuro mi rumbo señaló. ”

El paisaje de las montañas andinas es una constante en la poesía de Fernando C Tamayo. Esas pinceladas polícromas que pueden llegarle con los giros de las golondrinas, le hacen regresar a su tierra, en la  Sombra y luz de mi montaña...”.

“Una abigarrada alfombra /

es la plaza del mercado /

viéndola desde el altillo /

a buena vista de pájaro”... 

...”La esmeralda del samán /

cierne fino el sol de mayo /

ya trazos impresionistas /

va suavizando Picassos”... 

...” sobre el fondo verdinegro /

con pátina de retablo, / 

y aroman la mañanita /

los claveles de Capacho.” 

Sería en 1945 cuando Fernando Tamayo, vería coronada una gran aspiración y a través de sus amigos del Grupo Literario “Yunke” se publicó su libro “Romances de mi Montaña”. De este libro he extraído el poema “Llano e luna”.

...“Tan bonito “Llano´e Luna” 

de donde se ve la “Villa”

y en la distancia el río Torbes

cascabel que se retuerce 

y cascabelea y brilla 

como puntos suspensivos 

de sol en la verde anchura 

de la Vega. “Llano´e Luna”... 

…Y bajé por “Madre Juana” 

en busca del horizonte

y por el cañaveral 

llegué al pozo de “La Laja”;

el Torbes bajaba henchido 

y su corriente borraba

esos puntos suspensivos 

que nuestros ojos miraron...”

 ...“las paraulatas repican 

la plata de sus trompetas 

y el cobre de los turpiales 

vibrante contrapuntea...”  

…“En la madrugada fina 

se desperezan los páramos 

arrebujados de niebla 

asómanse los picachos;  

vertientes multicolores 

como colchas de retazos... 

Fernando emigró becado y fue en los Estados Unidos, estudiante de ingeniería civil, profesor de español, deportista, dibujante, se fue a la Primera Guerra Mundial con sus compañeros y sus discípulos y ya en el frente de batalla estuvo dirigiendo una compañía de Infantería siendo condecorado por servicios con la medalla de guerra de la “Meuse Argonne”. 

(https://bit.ly/3BgrPL8). Tras batallar en la Primera Guerra “en algún lugar de Francia, a unos días del Armisticio” escribió el “Romance del camarada muerto” Sus estrofas iniciales acuden a mi mente con frecuencia, por lo que las he querido compartir hoy con mis lectores:
 

“Extraño que en mis recuerdos de esta madrugada fría

no se agiten torvos cuervos de pasiones agresivas

sino que en fugaces giros, las alegres golondrinas de mi añoranza

pincelen en raudas policromías paisajes inolvidables de mis lejanas campiñas”.

 

Regresaría a Norteamérica y en el Colorado College volvería a ser profesor de español y se graduó de Filosofía y Letras.  Los poemas en inglés de Fernando C. Tamayo, fueron escritos, en 1925, a los 37 años, en los Estados Unidos, plenos de nostalgia con esa permanente ilusión de un amor eterno que habrá de sobrevivir a las catástrofes, a las guerras, y a la soledad del distanciamiento.

Casó con una norteamericana, fue obrero en molinos para la extracción de oro, lavaplatos en un restaurant neuyorkino, actor de cine, cowboy, guionista de películas, director de Publicidad de la Columbia Pictures, premiado en 1935 con un Oscar de la Academia en Hollywood por el guion de la película “Sombras de Gloria”. Ejerció el periodismo en Nueva York y con una sólida cultura humanística, se transformaría en un erudito, versado en literatura y filología. Hablaba y escribía en inglés y en francés con la misma perfección que en español.


 

Con  su esposa, el poeta regresará a San Cristóbal el año 1935. De vuelta al terruño, ha de ver a sus padres ya ancianos y a finales de ese año, morirá don Lorenzo Tamayo de la Madriz y pocos meses después en 1939 fallecerá su madre doña Albina. Treinta y dos años después de haber dejado su tierra, para iniciar su vida de aventurero, Fernando, de vuelta en su casa recibe estos dos golpes, y un año después, su esposa Katherine se caería accidentalmente sobre un rosal y morirá de tétanos en San Cristóbal.

 

El poeta estuvo un tiempo en Maracaibo (1947), allí debió ser hospitalizado en el hospital Central Dr Urquinaona varios días por su enfisema y fibrosis pulmonar producto de los gases tóxicos de la guerra. Se trasladó al Hospital de Veteranos de Nueva York donde fallecería el 22 de agosto de 1948. Sus restos mortales, traídos a Venezuela, reposan con los de sus padres y de su esposa, en el cementerio de San Cristóbal, ante las montañas de los Andes Tachirenses que tanto amó. 

Maracaibo, domingo 18 de julio del año 2021

No hay comentarios: