lunes, 26 de julio de 2021

El poeta órfico venezolano

 

El poeta órfico venezolano

El martes, 20 de septiembre del año 2016, relataría en este blog (lapesteloca) como fue que en el mes de agosto del año 1997, me tocó participar en la “Primera Bienal de Literatura Elías David Curiel” promovida por El Instituto de la Cultura del Estado Falcón, en Coro, estado Falcón. Luego de considerar las novelas y libros de relatos o cuentos participantes, el Jurado de la Bienal, al abrir la plica decidió otorgar el premio en la Mención Narrativa, a la novela “Para subir al cielo…” de mi autoría.

 

Estoy regresando a estos recuerdos de hace ya casi 25 años, cuando mi visita a Coro me puso en contacto con personajes que hacían vida cultural en la capital del Estado Falcón, y con ellos, tuve la suerte de conocer la interesante poesía de Elías David Curiel. Regresé muchas veces a Coro, en asuntos no relacionados con la poesía, más bien en Jornadas y Congresos de Patología, pero curiosamente la gente de la Sierra de San Luís y Curimagua y La Cruz de Taratara, y Puerto Cumarebo, estaban todos presentes en mi novela premiada en aquella Bienal Literaria de 1997. Y pues sí, en esa, la novela premiada, es la misma donde simultáneamente se desarrolla una recreación de la vida del pintor medieval Hyeronimus Bosch (El Bosco) artista tan hermético y misterioso que los surrealistas muchos siglos después lo considerarían su precursor. En 2016 logré en Maracaibo, con AstroData, una segunda edición de la novela “Para subir al cielo…” pero hoy, es del orfismo y del poeta Curiel de quien quiero volver a hablar.


En mi artículo de septiembre en 2016 me refería a Elías David Curiel, como “el poeta órfico venezolano” y por esta razón, titulo así este trabajo de hoy, cuando siento que debo decir un par de cosas sobre el significado del Orfismo, o del cubismo órfico que sería el nombre dado en 1913 por el poeta Guillaume Apollinaire a la tendencia colorista y abstracta del cubismo parisino que exaltaba el color y la luz. De esta manera nacería “el orfismo”, que parecía aspirar a poder llegar a ver como los seres humanos purificados lograsen librarse del ciclo de las reencarnaciones y reunirse finalmente con la divinidad.

Orfeo, quien siempre llega a mi mente asociado al nombre de Eurídice, quizás desde “Orfeo Negro”, el filme de Marcel Camus, en una mañana de carnaval en Río… El personaje de la mitología griega, era hijo de Apolo y de una de la musa Calíope, de quien los relatos dicen que cuando tocaba su lira, las fieras se calmaban, y los hombres se reunían para oírlo y hacer descansar sus almas. Los órficos afirman que el alma es divina, inmortal y poseedora de sus facultades: memoria, inteligencia y voluntad. El alma está verdaderamente viva solo cuando muere el cuerpo y se libera de él. En definitiva, el alma está como muerta mientras se encuentra en el cuerpo, y su verdadera vida se desarrolla en el Hades y por ello el cuerpo es como su sepultura. El orfismo existiría entre 1911 y 1914, pero iba a ser un movimiento de gran trascendencia para el arte abstracto en general.

El poeta Elías David Curiel era sefardita y es necesario retroceder en la historia para regresar al decreto de Simón Bolívar sobre la Libertad de cultos de 1821; los judíos de Curazao habían comenzado a emigrar a Coro a petición de la Casa de Orange-Nassau para que ayudaran a establecer el comercio formal entre el Reino de Holanda y Venezuela. De manera que en 1827, un grupo de judíos provenientes de la colonia holandesa de Curazao emigraron a Coro. Sería veintiocho años más tarde, con una economía en ruinas y el desempleo sin ningún tipo de controles, comenzó entre los habitantes de la ciudad de Coro, una ola de xenofobia  y resentimiento contra los extranjeros y culparon a los comerciantes judíos de la crisis. La ciudadanía expulsó a toda la población judía, 168 personas, de vuelta a Curazao. Por primera vez un grupo de judíos era sido expulsado de un territorio en América. En 1831 los residentes de Coro protestaban el rápido avance económico de estos en la región, mientras el gobierno conservador del general Páez amainó las protestas imponiendo en 1832, un impuesto exclusivo a los importadores y mercaderes judíos.

En mayo de 1858 el gobierno aceptó pagar los daños y garantizar el retorno de los judíos exilados, por lo que ese mismo día un nuevo panfleto circuló en Coro diciendo: "El pueblo de Coro no quiere a los judíos. Fuera, váyanse como perros; y si no se marchan pronto los zamuros van a disfrutar con su cuerpos." A pesar de estas amenazas algunos judíos volvieron bajo la escolta del nuevo gobernador militar, aunque menos que los que se fueron, y hoy día muchos de ellos se quedaron y yacen en el Cementerio Judío de Coro

Elías David Curiel nació en Coro el 9 de agosto de 1871. Sus padres fueron judíos sefarditas procedentes de la vecina isla de Curazao, quienes se establecieron en la capital falconiana a finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, desarrollando un incipiente comercio en el casco urbano de la ciudad y contribuyendo con obras de servicio público. Elías David Curiel fue precursor de la modernidad literaria en Venezuela junto a José Antonio Ramos Sucre.

El poeta coriano de origen sefardita, creó una importante obra literaria que en conjunto fue reunida en tres libros, Poemas en flor, Música astral y Apéndice lírico. En esta especie de cuadernos aparecerá algo novedoso en la lírica venezolana, una poesía con elementos de carácter filosófico, metafísico, de la mitología grecolatina y de la tradición hermético-cabalística de origen hebraico. Elías David Curiel estudiaría, y posteriormente realizo su labor educativa en el Colegio Federal de Varones. Sería Director Fundador del Colegio de Coro, fue redactor jefe del diario El Día, y con la colaboración del poeta Antonio José Hermoso crearía el semanario La Cantera donde él sería también uno de los primeros colaboradores del semanario coriano El Obrero; ​ además. Siendo uno de los poetas venezolanos más destacados del siglo XX, y sus poemas fueron publicados en la revista El Cojo Ilustrado en varias ocasiones.

Virgilio Medina, en “Creyón para el retrato de un poeta maldito”, de Editorial Arte, así describe al poeta: “Los retratos físicos que de Elías David Curiel se conservan, nos lo presentan como genuinamente fue: flor y fruto desgajado del remoto y gigantesco árbol de Israel. El rostro ovalado; los ojos abstraídos como aferrados a una visión de pesadilla interna; la nariz enormemente corva, hebraica en todas sus sinuosidades, le imprimía junto a su barba rubia de Nazareno, un aspecto hierático de penitente profeta bíblico”. El recordado profesor Emérito de la Universidad del Zulia, Enrique Arenas Capiello en su libro El azogue ubicuo será quien habrá de analizar ampliamente la obra poética de Elías David Curiel, destacando como ya “en la tesitura tonal” se percibe “un cierto registro, oscuro, abrupto, seco”…  “no sé si llamarlo ronroneo o cigarrones sonoros de la mudez o del temblor”… “su decir, su ectoplasma parece chirriar sobre el verso con un deslizamiento apagado de cancela herrumbrosa, de puerta quejosa, de alacena o cama rechinante”… “un registro de texto; emerge primero hacia el mundo desde los murmullos, las grietas, las oquedades del verbo”; y en El Discurso del Insomnio, en el estudio crítico del libro Ebriedad de nube, Enrique Arenas diría: “Elías David Curiel es un rara avis en el panorama de la poesía modernista y posmodernista latinoamericana”.

La nostalgia por una niñez no vivida emergerá tempranamente en Al través de mi vida, un extraño texto en la poesía de los inicios del pasado siglo XX: “Mi niñez no supo de hermosa cometa/ni de la peonza que ritma el planeta/, ni nunca de la copa del árbol subido/, saqué los piantes pichones del nido/, ni fui con los otros rapaces al pozo”. Música de los vocablos de un esteticismo raro y hedonista… Más que “la voz del silencio”,  como dijera Curiel mismo, habría que hablar de los cuerpos y las formas del silencio”. Según Enrique Arenas, la poesía politonal de Elías David Curiel, en el mediodía de las visiones y en la noche de los silencios, es palabra que quiere hacerse música, y epifanías que trasmiten atmósferas de pavor silencioso. Al través de mi vida es sin duda, un texto fundamental en la poesía venezolana contemporánea.

Maracaibo, domingo 25 de julio del año 2021

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