sábado, 31 de julio de 2021

Eje intestino-cerebro

 

Eje intestino-cerebro

El tracto gastrointestinal humano alberga una microbiota de más de 1014 bacterias anaerobias, levaduras, hongos y virus. Este sistema que es estéril durante la gestación se coloniza después del nacimiento. La colonización de bacterias en el tracto gastrointestinal depende del tipo de parto y del método de alimentación posnatal. Posteriormente, la microbiota intestinal se transfiere de madre a hijo y su composición podría verse afectada a lo largo del tiempo a través de factores ambientales, como la dieta, el uso de antibióticos y la exposición ambiental a microorganismos, potenciando así el riesgo de desequilibrios bacterianos.

Estudios recientes han sugerido que la microbiota intestinal y la dieta pueden desempeñar un papel importante en el desarrollo y los síntomas del trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH); este tiene una etiología compleja, atribuida principalmente a múltiples genes de susceptibilidad y a factores ambientales. El TDAH es uno de los trastornos del neurodesarrollo más frecuentes de la niñez. Habitualmente el diagnóstico de TDAH que se realiza en la niñez, a menudo dura hasta la adultez. En la infancia, se caracteriza por un patrón de inatención persistente y comportamiento hiperactivo-impulsivo. El trastorno provoca un deterioro en el funcionamiento social, académico y ocupacional del niño. Repito que se trata de un trastorno neurobiológico heterogéneo y complejo, que no puede explicarse por una única causa, sino por una serie de condiciones genéticas junto con otros factores ambientales.

 

La prevalencia estimada de TDAH en la población infantil es del 7,2% y su etiología compleja y multifactorial, es atribuida principalmente a factores genéticos combinados de variantes polimórficas funcionales en cierto número de genes. El trastorno únicamente se expresa bajo un contexto ambiental determinado pero se han descrito algunos factores ambientales de riesgo, como el consumo de tabaco durante el embarazo, bajo peso al nacer, prematuridad y sucesos vitales como la adopción.

Se ha propuesto un abordaje alternativo para identificar mecanismos a través de los cuales el ecosistema microbiano intestinal y la dieta podrían contribuir a la presencia del TDAH. Existe un estudio transversal de pacientes adultos con TDAH de quienes se obtendrán muestras fecales para la extracción del ADN bacteriano. La idea de la investigación es caracterizar la microbiota intestinal de los participantes, para posteriormente realizar un estudio de asociación metagenómico e intentar correlacionar la composición bacteriana intestinal con subtipos clínicos del trastorno.

Los resultados de los esfuerzos dirigidos a concretar los factores de riesgo del TDAH, como la identificación de los genes que participan en su etiología, han sido poco concluyentes. Las variantes genéticas identificadas hasta el momento solo explican una pequeña proporción (< 10%) de la heredabilidad. Por lo que son necesarios nuevos marcadores biológicos, tales como los perfiles de microbioma, para identificar los posibles factores de riesgo implicados en el TDAH. Existe una condición que se conoce como disbiosis intestinal caracterizada por el desplazamiento de una flora intestinal saludable a una perjudicial para la salud del huésped, lo cual puede influir negativamente en el funcionamiento del sistema nervioso central a través de diversas vías entrelazadas que, conjuntamente, conforman el ‘eje intestino-cerebro’.

Son varios los mecanismos a través de los cuales la disbiosis intestinal puede afectar la funcionalidad del Eje intestino-cerebro; éstos incluyen el aumento de la permeabilidad intestinal, la producción de citosinas proinflamatorias y quimiocinas, y la síntesis de compuestos tóxicos, neuropéptidos y sus respectivos precursores. La modificación de la permeabilidad permite el paso de todas estas moléculas a la circulación sanguínea y la barrera hematoencefálica. En consecuencia, se genera una posible afectación en procesos de neurogénesis, neurotransmisión y neuroinflamación, lo que originaría alteraciones del neurodesarrollo.

 

Entre los posibles mecanismos involucrados en los efectos de la microbiota intestinal en el cerebro y el TDAH destacan. 1-La modificación de la permeabilidad intestinal: un aumento de la permeabilidad permitiría que los productos bacterianos, pasen a la circulación y crucen la barrera hematoencefálica, lo que podría contribuir a la neuroinflamación, y afectación en el comportamiento. 2-La síntesis de neuropéptidos (dopamina, noradrenalina, serotonina) y sus precursores (fenilalanina, tirosina, triptófano), que son análogos en estructura a los del sistema nervioso del huésped. Estos precursores son producidos por componentes de la microbiota y pueden absorberse a través del epitelio intestinal, entrar en la circulación y también cruzar la barrera hematoencefálica. 3- Un incremento de la síntesis de compuestos nocivos, como serían el amoníaco, fenoles, indoles, sulfuro y aminas. 4- La activación/desactivación del sistema nervioso autónomo: que se conecta directamente al núcleo del tracto solitario (NTS), una estructura cerebral localizada en la porción caudal del bulbo raquídeo que es el sitio de terminación y proyección de fibras aferentes viscerales y cardiovasculares de los nervios glosofaríngeo y vago hacia el sistema nervioso central.

Son diferentes los estudios que han encontrado alteraciones de especies microbianas en pacientes con trastornos como el autismo y el TDAH. Mencionaré un estudio de Aarts y colaboradores en 2017 (Aarts E,  et al. Gut microbiome in ADHD and its relation to neural reward anticipation. PLoS One 2017; 12: e0183509), que identificó que la abundancia relativa de varios taxones bacterianos difería entre pacientes con TDAH y sujetos sanos y se observaba un incremento en la abundancia de especies Bifidobacterium en la microbiota de individuos con TDAH. Este incremento se relacionó con un aumento significativo de la funcionalidad del gen bacteriano que codifica para el enzima ciclohexadienil deshidratasa, involucrado en la síntesis de fenilalanina, un precursor de la dopamina. A su vez, se encontró una asociación con una menor anticipación de la recompensa neuronal, síntoma característico de pacientes con TDAH. Estos son resultados concretos que sugieren una relación causal entre la desregulación de la microbiota y la síntesis de neurotransmisores, que puede exacerbar los síntomas propios de la patología.

Maracaibo sábado 21 de julio del año 2021

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