“Balada para un loco”
Balada para un loco es una conocida canción de tango compuesta por Astor Piazzolla y el poeta uruguayo-argentino Horacio Ferrer. Fue interpretado por primera vez por Amelita Baltar, con quien desde entonces se le asocia. La canción fue editada por CBS en noviembre de 1969 y al mes siguiente, RCA editó un simple con los mismos temas interpretados por Roberto Goyeneche y la Orquesta de Astor Piazzolla.
La esquina de avenida Corrientes y avenida Callao de Buenos Aires lleva el nombre de "Esquina Horacio Ferrer" debido al conocido verso de esta canción que dice “¿no ves que va la luna rodando por Callao?” En el primer mes el simple ya había vendido 200.000 unidades. “Balada para un loco” revolucionó la canción popular argentina y los versos de Ferrer pasaron a ser un lugar común de la cultura popular; “Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao”… "Piantao" es un término lunfardo del argot rioplatense, común a Buenos Aires y Montevideo, que significa "loco", y "Callao" es la avenida Callao, que nace en el Congreso de la Nación y se dirige hacia el Barrio Norte, de clase alta, donde es una de sus arterias centrales.
El texto de Ferrer invita a compartir su locura y a vivir la vida con la misma locura que él… "¡Bailá! ¡Vení! ¡Volá!"… Para el canto final, la música de Piazzolla subraya ese espíritu de alegría y felicidad subiendo un tono y medio la escala mientras la letra dice: “Quereme así, piantao, piantao, piantao... abrite los amores, que vamos a intentar, la mágica locura total de revivir, ¡Volá conmigo ya! ¡Vení, volá, vení!”
Astor Piazzola (1921-1992), un marplatense, cuya infancia transcurrió en Nueva York y cuyo nombre, al igual que el de Carlos Gardel, es sinónimo de Argentina. Bandoneonista y compositor argentino, Piazzola, es considerado uno de los músicos más importantes del siglo xx. Piazzolla vivió gran parte de su niñez con su familia en Nueva York, donde desde muy joven entró en contacto tanto con el jazz como con la música barroca de Bach y aprendió a hablar fluidamente cuatro idiomas: castellano, inglés, francés e italiano. Comenzó a tocar el bandoneón en 1927 cuando su padre, nostálgico de su Argentina natal, le compró uno. En 1933 tomó clases con Bela Wilda, un pianista húngaro discípulo de Serguéi Rachmáninov.
En 1934, Piazzolla conocerá a Carlos Gardel tras llevarle una artesanía que su padre quiso regalarle al cantante. El bandoneonista contó que ingresó al departamento de la calle 48, en Nueva York, donde se hospedaba el Zorzal, quien lo trató muy amablemente -pese a que debió despertarlo- y se emocionó al contarle que era argentino. A Gardel le cayó muy bien el joven, que lo ayudaría luego a realizar sus compras en la ciudad y, en particular, a comunicarse debido a que el cantante no sabía nada de inglés. Asimismo, en varias ocasiones, el cantante fue a comer a la casa de los Piazzolla. Al año siguiente, el Zorzal lo invitó a participar de la película El día que me quieras, en la que el autor de Libertango interpretó a un canillita, (canillita es un nombre masculino que se le adjudica generalmente a un adolescente, que vende periódicos y revistas en la calle). Al finalizar la filmación, Gardel hizo una fiesta y allí el pequeño Astor lo acompañó con su bandoneón. El mismo Piazzolla contó de aquella noche que el cantante le dijo: "Vas a ser grande, pibe, te lo digo yo... el fuelle lo tocás bárbaro, pero al tango lo tocás como un gallego".
En una carta imaginaria a Gardel, Piazzolla escribió: “Allí fue mi bautismo con el tango. Primer tango de mi vida y ¡acompañando a Gardel! Jamás lo olvidaré. Al poco tiempo te fuiste con Lepera y tus guitarristas a Hollywood. ¿Te acordás que me mandaste dos telegramas para que me uniera a ustedes con mi bandoneón? Era la primavera del 35 y yo cumplía 14 años. Los viejos no me dieron permiso y el sindicato tampoco. Charlie, ¡me salvé! En vez de tocar el bandoneón estaría tocando el arpa.” Piazzolla volvió a Argentina en 1937, donde el tango tradicional aún reinaba. Astor tocaría en clubes nocturnos con una serie de grupos, y en la orquesta de Aníbal Troilo, y sería considerado en ese momento el mejor bandoneonista de Buenos Aires.
En 1952 compuso La Epopeya Argentina, un movimiento sinfónico para narrador, coro y orquesta que es un panegírico al gobierno peronista de esos años. También en esa década continuó con la composición de obras de música tales como Rapsodia porteña, Sinfonietta y Buenos Aires (tres movimientos sinfónicos). Por ésta última el gobierno francés le otorgó una beca para estudiar armonía, música clásica y contemporánea en París, en 1953 con la compositora y directora de orquesta francesa Nadia Boulanger.
Astor Piazzola estudió, tocó y realizó arreglos orquestales para el bandoneonista, compositor y director Aníbal Troilo y cuando comenzó a hacer innovaciones en el tango en ritmo, timbre y armonía, fue criticado por los tangueros de la Vieja Guardia. Él “se metió" con el tango, lo renovó y le dio nueva estatura internacional. Decarissimo, Milonga del ángel, La muerte del ángel, Invierno porteño, Buenos Aires hora cero, Balada para un loco y Adiós Nonino son algunos de sus tangos más populares. En ellos conviven el género tradicional, la música clásica y el jazz y entremezclan sus lenguajes, técnicas y estilos, lo que les confiere un aspecto novedoso y de un considerable atractivo, a pesar de lo cual despertaron el rechazo de los círculos tanguísticos más conservadores.
A Piazzolla se le debe también un valioso Concierto para bandoneón y orquesta, importante por todo lo que supone de reivindicación de este instrumento, más allá del papel de acompañamiento en conjuntos de baile, y una ópera, María de Buenos Aires (1968). A la vuelta de un viaje a París, Piazzolla rearmó su antiguo Octeto y emprendió la composición de temas más largos y ambiciosos. Entre estas se cuentan algunas de sus páginas más famosas, como una nueva versión de Adiós, Nonino (la primera es de 1959), Muralla china, las cuatro partes de Pulsación y la música de numerosas películas. En 1974 grabó un disco junto al gran saxofonista Gerry Mulligan.
En 1972 el Concierto de nácar para nueve tanguistas y orquesta; de 1976, la Suite troileana, compuesta en honor a su maestro Aníbal Troilo; y, de 1979, su Concierto para bandoneón, piano, cuerda y percusión. El prestigio de Piazzolla fue amplio en Europa, mientras que en Argentina se sucedieron las polémicas acerca de si lo suyo era o no tango, género que renovó a través del bandoneón y sus composiciones. En 1988 fue operado del corazón en un cuádruple baipás. A principios del año siguiente formaría su último conjunto, el Sexteto Nuevo Tango. El 4 de agosto de 1990 en París, sufrió una trombosis cerebral, y finalmente fallecería dos años después en Buenos Aires el 4 de julio de 1992, a los 71 años.
NOTA: este artículo es una modificación del original publicado en este blog el 11 de septiembre del 2016.
Maracaibo, viernes 27 de noviembre del año 2020.
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