jueves, 12 de noviembre de 2020

La cruzada albigense

La cruzada albigense

 

En 2017 conversé sobre las tierras de la Occitania del Midi (https://bit.ly/361V5Xe) y de los cátaros (https://bit.ly/2I9NWwf) y hoy quisiera hablar sobre el señor de Montfort y la Cuarta Cruzada, o cruzada albigense, ya que éste, curiosamente se dio una región cantada por los trovadores provenzales en la lengua de oc, el lenguaje del amor cortés, y todo sucedería por allá, en las tierras de la Septimania de los visigodos, la occitania medieval donde se afianzó y tomó cuerpo el catarismo.

 

El catarismo fue un cristianismo dualista de hombres que pensaban encarnar la verdadera Iglesia de Dios ante lo que venían observando como desorientación de las órdenes religiosas, en la llamada “Iglesia de los Lobos”, muy diferente a lo que los cátaros conceptuaban como las dos creaciones: la del Bien, obra de Dios, y la del Mal, de la Nada, del mundo visible y del tiempo.

 

Según los cátaros el alma eterna, está encerrada en la prisión carnal del cuerpo y Dios había venido al mundo no para redimir el pecado original, sino para revelar a los hombres el camino de la liberación. Este camino habría de permitir a las almas extraviadas por el Mal, acceder al Reino de Dios, camino que sería el bautizo por el Espíritu Santo, el único sacramento aceptado por los cátaros, el conferido por Jesús a los apóstoles.

 

Rechazando la Cruz, la Eucaristía y el principio del libre albedrío, no habría posibilidades para escoger entre el Bien y el Mal, y todos serían llamados a conocer un día la salvación eterna. Solo se es “puro” y liberado del Mal, por el bautizo, (el consolament). La doctrina, de los cátaros y la de los bogomiles era muy similar, ambas religiones menospreciaron el mundo material, y fueron barridas de la faz de la tierra en una cruel Cruzada que serviría para que desaparecieran absolutamente para tan solo dejar el trágico recuerdo de su historia.

 

El Conde Giovanni Lotario de Segni, había nacido en Agnani el año 1160, en la noble familia Conti de Lombardía. El tío de Giovanni Lotario era el papa Clemente III, quien lo nombraría cardenal a los 29 años: estudió teología en la Universidad de París, y derecho canónico en la Universidad de Bolonia, y en enero del año 1198, a los 37 años de edad, tomó el nombre de Inocencio III quien sería quizás, el papa más representativo y prestigioso de la Edad Media.

 

En la primavera de 1208 el asesinato del delegado papal Pedro de Castelnhou en Saint Gilles quizás por orden del conde Raimundo VI, condujo al papa Inocencio III a pronunciar un anatema contra el conde tolosano y declaró sus tierras «entregadas como presa» lo cual era una solicitud a Felipe II Augusto, rey de Francia, y a todos los condes, barones y caballeros de su reino para acudir a la cruzada y acabar con el catarismo.

 

Inocencio III, impulsó La Cuarta Cruzada en Tierra Santa, y el auge que las principales herejías estaban teniendo en Europa, lo llevó a cortar de raíz la herejía de los cátaros creando “La Cruzada Albigense”, apelando a una movilización contra ellos apoyando incondicional a Santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden dominica. Inocencio III, quiso por la vía de las armas, solicitar la ayuda del rey de Francia Felipe II Augusto, quien dio su consentimiento para la organización de una cruzada contra los cátaros, señalando a Arnau Amalric, como jefe de los cruzados, y posteriormente nombró a Simón de Montfort, como su sucesor.

 

La cruzada albigense, también conocida como cruzada cátara, o cruzada contra los cátaros, fue un conflicto armado que tuvo lugar entre 1209 y 1244, ideada por el papa Inocencio III con el apoyo de la dinastía de los Capetos que saldría favorecida ya que el movimiento religioso calificado como herejía por la Iglesia Católica  se había asentado desde el siglo XII en los territorios del Languedoc, por lo que la conquista de estos territorios favoreció la expansión hacia el sur de las posesiones de la monarquía francesa.

 

Esta Guerra Santa que se llevó adelante en Europa, es relatada en tres fases. La primera, a partir de 1209 comenzó con gran violencia con la matanza de Bésiers, y enfrentó a las fuerzas de los señores vasallos de los Capetos comandadas por Simón de Montfort, con la nobleza tolosana encabezada por el conde Ramón VI de Tolosa y la familia Trencavel. Estos que eran aliados y vasallos del rey de Aragón Pedro II el Católico, solicitaron su participación en el conflicto y el monarca aragonés, resultó derrotado y muerto en la batalla de Muret en 1213.

 

Simón IV de Monfort (1160?1165-1218).Señor de Montfort-lÁmaury, era el quinto conde de Leicester, conde de Tolosa, vizconde de Béziers y del vizcondado de Carcasone, pertenecía a una familia de “barones de la Isla de Francia” por parte de su padre y, por parte de su madre, descendía de la baronía anglonormanda, heredera de la mitad del condado de Leicester con derecho al título de senescal de Inglaterra. En 1190 casó con Alix de Montmorency, hija de Bouchard de Montmorency y hermana de Mathieu II de Montmorency, condestable de Francia. En 1199 Simón de Montfort se unió a la Cuarta Cruzada. Sin embargo, cuando los venecianos decidieron unilateramente atacar la ciudad cristiana de Zara el año 1202, Montfort abandonó la cruzada y, por sus propios medios, conquistó los territorios franceses de ultramar en Palestina, (posteriormente los cruzados conquistarían y saquearían Constantinopla).

 

Simón de Montfort en 1209 se unió a la Cruzada albigense y participó en los asaltos de Béziers y de Carcasone, en julio y agosto de 1209, respectivamente. Tenía dotes para la estrategia militar y obsesionado por manifestar su catolicismo; ordenaba celebrar misa de campaña antes de entrar en combate,​ sin embargo aparece como un hombre despiadado y sanguinario. En 1209 el asalto de Béziers terminó con el asesinato a cuchillo de veinte mil personas, incluidas mujeres y niños. Carcasone fue vencida en 1209 tras dos semanas de sitio y Raymond Roger Trencavel fue detenido y murió de disentería en prisión.

 

Simón intentó que el rey aragonés Padro II el Católico, que había acudido el 4 de agosto a Carcasone con la intención de que la capitulación se llevara a cabo en las mejores condiciones. En noviembre de 1209 Simón de Montfort se trasladó a Montpellier pero el rey aceptó al ver que el poder de Montfort, aliado con el rey de Francia, aumentaba y representaba un peligro para sus estados; entonces negoció con él el matrimonio del futuro Jaime I con la hija de aquél, y le entregó, como rehén, al infante de tres años de edad. Con este rehén, Simón creyó impedir que el rey aragonés tomara partido contra él en favor de los albigenses. Pero no fue así…

 

Dos años más tarde, las tropas de Pedro el Católico y Ramón VI de Tolosa serían derrotadas por las huestes de Montfort en la Batalla de Muret, el 12 de septiembre de 1213  donde murió el rey aragonés. Después, Simón de Montfort entró en Tolosa al frente del ejército cruzado. Con esta derrota, los albigenses fueron aplastados, pero Simón IV Montfort ya no se encontraba en una cruzada, sino en una mera guerra de conquista.

 

 

 

Su crueldad, aplicada en el campo de batalla, y en el trato a los prisioneros se hacía patente en terribles mutilaciones y descuartizamientos en vivo, y en el despedazamiento de los cuerpos de sus víctimas. En la ciudad de Bram, en la primavera de 1210, tras rendirla, Montfort mando dejar ciegos y mancos a más de un centenar de sus habitantes, a los que mandó cortar también orejas, nariz y labios, menos a uno, al que dejó un ojo, para que pudiera guiar a los demás hasta Cabaret, ciudad que pensaba asediar. Todo ello con la intención de desmoralizar a sus habitantes. Estos sucesos son tan solo actos en la cruenta cruzada que se desarrolló en las tierras del Midi. 

 

El conflicto entre Simón y el arzobispo de Narbona Arnaldo Almaric, abad del Cister, inquisidor y legado del Papa en la cruzada contra los albigenses, no tardó en producirse, enfrentados ambos por el ducado de Narbona, que había pertenecido a los tolosanos, y que ambos pretendían. Arnaud excomulgó a Montfort, pero en 1216 el rey de Francia aceptó de Simón IV de Montfort el vasallaje de los territorios que éste había conquistado dando legitimidad a las conquistas llevadas a cabo por Montfort. A la muerte de Inocencio III, Provenza  se rebeló y Ramón VI y su hijo Ramón VII de Tolosa  reconquistaron el país (1216-1217). Raimundo recibió la ayuda de las tropas de la Corona de Aragón, aunque éstas tuvieron que retirarse ante las amenazas de excomunión y de cruzada hechas por parte de Honorio III.  

 

Los condes de Tolosa entraron en su ocupada capital el 12 de septiembre de 1217. Inmediatamente, el o de octubre, Simón de Montfort puso sitio a Tolosa.  El 25 de junio de 1218, cuando se cumplían ya diez meses de asedio, Simón murió a causa de una pedrada lanzada por un pedrero (artilugio medieval mangonell) manipulado por unas mujeres, la cual aplastó su cabeza.

 

Maracaibo, jueves 12 de noviembre en el año de la pandemia, 2020…

 

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