sábado, 19 de septiembre de 2020

Sobre el cáncer del pulmón…



Sobre el cáncer del pulmón…

 

El cáncer de pulmón es la causa de muerte por cáncer más frecuente en todo el mundo y en la mayoría de los casos, el hábito de fumar es el principal factor de riesgo para el desarrollo de esta neoplasia. Este hecho fue demostrado con evidencias epidemiológicas desde la década de 1950, cuando en países occidentales, el 85 a 90% de los casos de cáncer de pulmón estaban asociados al consumo de tabaco.

Sobre el cáncer del pulmón, sin embargo, sabemos desde hace ya varios años, que existen cambios genéticos y ambientales como causantes de esta neoplasia, la cual se produce, no solamente por ser fumador. Las personas no fumadoras con cáncer de pulmón constituyen un grupo de pacientes mayormente mujeres, con factores de riesgo variados que incluyen la exposición ambiental al humo de tabaco, radón, asbestos, vapores de aceites, infección por virus papiloma y tienen una susceptibilidad genética.

El Adenocarcinoma es el tipo histológico predominante en este grupo donde además han sido frecuentemente detectadas mutaciones del receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR). Las mejores respuestas al tratamiento obtenidas con inhibidores del EGFR en pacientes no fumadores con cáncer pulmonar avanzado, indican que existe un comportamiento distinto en estos pacientes, diferente a la respuesta clásica descrita en el tratamiento usual del cáncer pulmonar.

La atención sobre este tema se ha intensificado y obligaría a considerar otros factores de riesgo que pueden estar implicados y que plantearían opciones terapéuticas diferentes. La investigación ha demostrado que al menos un 15% de los hombres y un 53% de las mujeres con cáncer de pulmón en todo el mundo, son no fumadores. El hallazgo de las mutaciones somáticas EGFR mostró que estas eran más frecuentes en los tumores de pulmón de los no fumadores, y son estas mutaciones las que explican las altas tasas de respuesta a un tratamiento específico. La aplicación de agentes terapéuticos, como Gefitinib o Erlotinib, implicarían que en estos pacientes podría darse un enfoque terapéutico específico y se hizo necesario evaluar y comprender estas diferencias, que deben tener un efecto práctico en el pronóstico y la terapéutica de esta enfermedad.

También han sido publicadas evidencias de que los no fumadores con cáncer pulmonar  tienen mejor supervivencia comparada con los fumadores. Esta mejor sobrevida apunta a que los tumores de los no fumadores pueden ser biológicamente diferentes y más indolentes. Como las mutaciones del EGFR son más comunes en no fumadores, esta confirmación apoya la hipótesis de un comportamiento menos agresivo en los no fumadores. Previamente a la comunicación sobre los tumores con las mutaciones del EGFR, habían sido descritas otras diferencias genéticas entre fumadores y no fumadores. Éstas incluyeron delecciones del brazo corto del cromosoma 3, así como mutaciones de P53 y en los genes K-ras.

Es también verdad que los subtipos histológicos asociados exclusivamente con el hábito de fumar (como el cáncer de células pequeñas y la variante pleomórfica del cáncer pulmonar de células no pequeñas), tienen un comportamiento muy agresivo que pudieran sesgar las comparaciones. Finalmente, hoy día sabemos que el cáncer de pulmón en los no fumadores es una enfermedad distinta a la de los fumadores, y que responde de manera diferente a los tratamientos.

Maracaibo, sábado 19 de septiembre del año 2020

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