domingo, 13 de septiembre de 2020

Amibas de vida libre

Amibas de vida libre

No he hablado casi nunca sobre las “amibas de vida libre”, que no son, como dizque una vez creyó un amigo mío, las amigas de vida alegre… Pero sobre estas amibas (free living), puedo relatar algunos detalles que quizás les resulten interesantes. Aprovecharé el cuento para recordar a un amigo, excelente patólogo y gran persona, Augusto Julio Martínez, un cubano que logró salir de su patria meses después de haberse iniciado la terrible revolución y fue el más brillante neuropatólogo del Hospital Presbiteriano en la Universidad de Pittsburgh.

Voy con las amibas… Mi primer conocimiento de ellas fue en 1969 en aquellos días cuando la obsesión de revisar apropiadamente fijados los cerebros de las autopsias en el Sanatorio, me llevó a mirar microscópicamente el de una señora mayor y vecina del barrio Sierra Maestra de Maracaibo quien había fallecido tras un episodio de convulsiones y coma profundo. Al no resolver con claridad lo que histológicamente parecía una encefalitis necrotizante, llevé muestras a nuestro nuevo y potente microscopio electrónico (ME) y como diría un mago franchute: ¡Voliá! Supongo que yo diría, ¡Listo el pollo! Aparecieron unos protozoarios no flagelados que no eran la ya de antes conocida Entamoeba histolítica (EH), eran bichos más pequeños, con cortos pseudópodos y un núcleo redondo con nucléolo… Lo más raro del asunto era que en el cerebro, con mucha inflamación y necrosis, ya había visto también unos quistes redondos de superficie festoneada…


 En esos lejanos días, ya había podido asistir a una de las reuniones anuales de la SVAP (Sociedad venezolana de Anatomía Patológica), creo que fue en Barinas, donde supe sobre el doctor Karl Brass, uno de los patólogos alemanes que contrataba el MSAS (el Ministerio de Sanidad), y según me comentaron, él ya había descrito un caso similar en Valencia. Mientras analizaba en paralelo la ultraestructura de las amibas histolíticas (EH)-ya conocidas tras examinar con el ME un absceso cerebral de autopsia en un caso de amibiasis complicada con absceso hepático-, estos protozoarios “nuevos”, con seguridad no eran EH... Lo que se sabía sobre las amibas de vida libre muy era poco: les decían, las Naeglerias, y se veían en aguas estancadas… Imagínense que los primeros casos se describieron en unas piscinas de Checoslovaquia, y penetraban por la nariz… ¿Qué tal?  

La historia de la señora del barrio Sierra Maestra se alejaba de la idea de una piscina y hube de pensar en los toneles de agua que la gente usa para guardar el agua, quizás estancada, pero, ¿por la nariz? Resultaba tan raro el asunto que describí en paralelo la histología y la ultraestructura de ambos casos, comparando la EH con amibas de vida, y lo preparé para presentarlo en un Congreso Internacional de Neurología en Barcelona, España. Allí iba a tener la suerte de conocer al personaje extrovertido y locuaz como solo un cubano puede serlo, un tipo blanco, flaco, de lentes, Julio Martínez, quien se enamoró de mis amibas y me pidió que le enviase algunos bloque de parafina con tejido cerebral a Pittsburgh para examinarlos en detalle. Yo, sinceramente, no le hice mucho caso. En esos días no existía el internet, si acaso se usaba el llamado “fax”, y francamente no recuerdo si eran telegramas, pero el patólogo Julio Martínez insistió tanto conmigo, que finalmente le hice llegar las muestras…

 Nuestro caso fue examinado en el CDC de Atlanta por un especialista, el Dr Govinda Visvesvara quien por inmunofluorescencia tipificó a mis amibas como Acantamoeba Cultbersoni (el primer caso que se descubría en seres humanos), y eran de vida libre, más no eran Naeglerias. Las muestras de cerebro sirvieron para que Julio las derritiera y las filtrara aislando los quistes festoneados, que identifican a estos protozoarios patógenos que provocaban una encefalitis granulomatosa.

Claro que nos hicimos amigos, entrañables, visité a Julio en EUA, en su casa y conocí a su esposa y sus hijas, el caso se publicó en 1977 en una revista alemana y nos vimos de nuevo en Congresos de Patología. Julio estuvo en Bolivia en el Congreso de la SLAP de 1981, y publicaríamos trabajos con su apoyo. Lo tuvimos en Venezuela invitado a una de las Jornadas de la SVAP, y nos ayudó formando como neuropatólogo a otro maracucho, el doctor José Cardozo, de quien muestro un trabajo aquí... Julio Martínez fallecería hace ya varios años en este siglo XXI.

Gracias al tesón de Julio, en su lucha por examinar las amibas de vida libre, (él tiene muchísimas publicaciones) hoy sabemos que ellas son capaces de causar tres síndromes neurológicos. La meningoencefalitis amebiana primaria causada por Naegleria fowlerii que se observa predominantemente en niños, la encefalitis amebiana granulomatosa que muestra los quistes ya mencionados que la caracterizan y pueden estos protozoarios hasta verse invadiendo la córnea provocando una queratitits provocada por diversas especies de  Acantamoebas, y más recientemente fue descrita otra encefalitis amebiana producida por una amiba de vida libre denominada Balamuthia mandrilaris.

Anexo alguna bibliografía para destacar que este cuento, sí que es historia y de cómo vimos inicialmente en Maracaibo el primer caso de encefalitis granulomatosa por la famosa Acantamoeba Cultbersoni. Después vimos un par de casos más, por Naeglerias y Acantamoebas, de manera por las fechas se identificarán hasta una última publicación de uno de los casos locales revisado justamente por el doctor Cardozo, el discípulo de Julio Martínez.

Bibliografía

1-Martinez AJ, Sotelo Avila G, Garcia Tamayo J, Takano Moron J, Willaert E, Stam WP. Meningoencephalitis due to Acantamoeba Sp. Pathogenesis and clinicopatholoical study. Acta Neuropath 1977; 37:183-191.

2-García Tamayo J, Gonzalez Alfonso JE, Martinez AJ. Meningoencefalitis amibiana y encefalitis granulomatosa amibiana. Estudio comparativo de dos casos venezolanos. Acta Med Vnezolana 1980; 37: 84-93

3-Martinez AJ, Guerra A, García J, Céspedes G, Gonzáles J, Vivesvara G. Granulomatous amebic encephalitis: a review and report of a spontaneous case from Venezuela. Acta Neuropatol 1994;87:430-434.

4-Janitschke K, Martinez AJ, Vivesvara G, Schuster F. Animal model Balamuthia mandrillaris CNS infection. Contrast and comparison in immunodeficient and immunocompetent mice: a murine model of granulomatous amebic encephalitis. J Neuropathol Exp Neurol 1996; 55:815-821   

5-Martinez AJ, Vivesvara G. Free-living, amphizoic and opportunistic amebas. Brain Pathol 1997;7:583-598.   

6-Petit F, Vilchez V, Torres G, Molina O, Dorfman S, Mora E, Cardozo J. Primary amebic meningoencephalitis: two new cases report from Venezuela. Arq. Neuro-Psiquiatr. vol.64 no.4. São Paulo Dec2006

Maracaibo, domingo 13 de septiembre, 2020

 

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