sábado, 11 de diciembre de 2021

El Cid otra vez: musicalmente…

 

El Cid otra vez: musicalmente…

El Cid (título original en francés, (Le Cid) es una ópera  en cuatro actos y 10 escenas con música de  Jules Massenet (1842-1912) que fue representada por primera vez en el Teatro de la Ópera de París el 30 de noviembre de 1885, con Jean de Reszke como Rodrigue. Se repitió 150 veces allí desde 1919 pero luego desapareció del repertorio. El Cid es una ópera que rara vez se representa en la actualidad; en las estadísticas de Operabase aparece con sólo una representación (Zúrich en enero de 2008) en el período 2005-2010.

 

Mientras la ópera no se encuentra en el repertorio operístico conocido, la suite para ballet si que es un concierto popular que curiosamente incluye bailes de diferentes regiones de España. La ópera conserva un lugar en el escenario debido en gran medida a la suite de ballet y una grabación de un concierto en vivo el 8 de marzo de 1976 en el Carnegie Hall con Plácido Domingo y Grace Bumbry. Se ha repuesto en el Festival Massenet de 1994, en 1999 en Sevilla, y en una una producción en 2001 por la Ópera de Washington protagonizada por Plácido Domingo, se exhibió en la televisión CBS. 

 

Entre los compositores y libretistas románticos, el tema hispano y el periodo medieval siempre ejercieron una irresistible seducción. La influencia de la emperatriz Eugenia de Montijo en la corte de Napoleón III (1853-1870) quizás potenciaría en París esta “moda española”. La Sinfonía Española de Eduard Lalo, la España de Emmanuel Chabrier, la ópera Carmen de Georges Bizet y, unos años después, también la Iberia de Claude Debussy o La Hora Española de Maurice Ravel fueron muestras representativas de esta atracción por el tema español.

 

De los casi treinta títulos que integran la amplia producción lírica de Jules Massenet, aparte de Le Cid (1885), se inspiran en temas hispanos o en fuentes literarias españolas, sus poco conocidas Don César de Bazán (1872), La Navarraise (1894), Chéru-bin (1905), Don Quichotte (1910) y Amadis, (inspirada en Amadís de Gaula), estrenada con carácter póstumo en Montecarlo en 1922. 

 

Rodrigo Díaz de Vivar es indiscutiblemente una figura histórica cuya vida inspiró el más importante cantar de gesta de la literatura española. Como héroe nacional español o como cruzado en favor de la Reconquista, Rodrigo estuvo a las órdenes de diferentes caudillos, cristianos o musulmanes, de allí que el retrato que de él hacen algunos es de un soldado profesional que presta sus servicios a cambio de una paga, pero lo cierto es que  Rodrigo Díaz de Vivar como figura histórica y legendaria, inspiró el Cantar de Mio Cid.

Ahora, se preguntarán ustedes… ¿A qué viene ahora, este asunto en el blog lapesteloca? Además, es algo que ya fue publicado hace unos cinco años, precisamente un 12 de diciembre, pero del año 2017: trataré de ser breve sin caer en repeticiones. Ocurre que a finales de la década de los años 40, para mí cuando no habría cumplido aún la edad de 10 años, tuve la suerte de escuchar la música  del ballet clásico, “Le Cid” de Massenet, en un par de discos de pasta (los “larga-duración” que algunos llamaban Domplei) con una sugestiva carátula en colores mostrando un personaje con pinta de héroe medieval, tipo CidCampeador. No fue solo por la portada que me aficioné a escuchar decenas de veces aquella música de sugestivos títulos (navarresa, castellana, andaluza y entre otras), para mí, especialmente la aragonesa, con acordes musicales se quedaron impresos en mi memoria. Gracias a la nube de Internet, a Youtube y a otras maravillas ya antes comentadas, no resistí la tentación ir a ellas para entender que había sido todo aquello que recordaba de mi adolescencia y que desde muchas décadas atrás no había vuelto a escuchar. Unos días después, escribiría el relato comentado en 2017. La información que compartí en aquellos días la encontré  en “Melómano Digital” una revista on line de música.

Le Cid, como Manon, o como Werther, resulta ser una hermosa historia de amor. Como en la ópera Aida de Verdi, hay numerosas escenas de masas, con batallas, soldados, cautivos, cortesanos y un “desorden pintoresco” sobre la escena, todo teñido de cromático y vistoso orientalismo muy “a la morisca”. Se ha dicho que la mejor escena de la ópera es el primer cuadro del acto tercero, en la que Jimena llora por la muerte de su padre y la ruptura de su compromiso con Rodrigo en una de las arias más hermosas escritas para mezzosoprano, a la que sigue el dúo entre Rodrigo y Jimena en medio de una melodía sublime en la que Massenet presenta los contrastados sentimientos de los atormentados amantes.

Finalmente, y como una curiosidad, descubriría una cierta identificación de Plácido Domingo con el personaje que da título a la ópera de Massenet. El gran pintor sevillano Francisco Borrás, planificó con el tenor para hacerle varios bocetos y al final, lograría un lienzo definitivo, de grandes proporciones (250×180 cm). Pintura que realizó en el estudio del pintor en Sevilla en 1986. En ella y en actitud heroica, blandiendo su popular “Tizona”, con Jimena a sus pies, se complementa la alegoría histórica en un más difuminado segundo plano de tenues y suaves tonalidades cromáticas, que muestra la espectral figura de El Cid muerto, cabalgando triunfante sobre Babieca en la toma de Valencia. El lienzo fue expuesto en Viena, Madrid y Nueva York, siendo en la actualidad propiedad del tenor madrileño.

Maracaibo sábado 12 de diciembre del año 2021

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