El dibujo de
la familia
Desde el
comienzo del segundo año de vida, todos los niños garabatean. A diferencia del
adulto que “garrapatea” su escritura para expresar algo, los niños garabatean
sin intencionalidad, si pretender comunicarnos nada. Entre los dos y los tres
años, sus garabatos o sus dibujos, son trazos que se asocian con sus
movimientos, de manera que al continuar su crecimiento, entre los tres y cuatro
años en general el niño puede identificar lo que quiere mostrar en sus dibujos
sin que pretenda asociarlo con nada conocido. Todo este proceso pertenece al
garabateo. Formas verticales u horizontales, círculos y, o diagonales, rayas
pues y algunas veces el niño se detiene y quizás es porque ha detectado en su
obra alguna semejanza con algo, o con alguien…
Esta
actividad debe ser personal, es creativa, y no debe uno inmiscuirse, no debe “ayudársele”,
ni tratar de dirigirlo. El niño ira progresivamente avanzando, algunas veces
con aparentes retrocesos, pero seguirá adelante en un proceso que dura
aproximadamente un año. Al niño no debemos preguntarle, ¿Qué es eso?, ¿Qué es
esto?... Sus círculos y rayas fueron hechos con regocijo. Estos dibujos que pudiésemos
llamar kinestésicos realizados entre los tres y cinco años deben respetarse y
lo ideal sería que no se interviniese en ellos.
Solo
expresando lo que se siente por dentro se puede mantener vivo el fuego de la
creatividad. La práctica ampliamente conocida de ofrecerle a los niños libros
para colorear, no es lo más adecuado para estimular la creatividad. Se debe
poner al niño en contacto con los materiales para que se exprese, tiza, o lápices,
creyones, etc, para luego admirar sus progresos, desde el garabateo hacia las
figuras, pues la gente se irá transformando en la parte más importante de su
vida. A los 4 meses ya el bebé reconoce a su madre y a los 6 meses ya reconoce
a los extraños.
Algo
fundamental es entender que el niño
dibuja sus impresiones mentales de los objetos o los personajes que ve y no
corresponde a su representación gráfica, de modo que no será una representación
de lo físico, sino más bien será la representación de los elementos emocionales
e imaginativos que él posee y que lo indicen a dibujar, Sus dibujos hablarán
más del artista que los ejecuta que de los objetos o figuras que puedan
representar. Este fenómeno fue llamado inicialmente por Luquet “realismo intelectual”.
Se puede decir
con certeza que el niño dibuja lo que sabe, no lo que ve, por eso sus dibujos
expresan una verdad, no toda la verdad ya que podríamos decir que la expresión
gráfica en el niño está coloreada por sus sentimientos. De manera que sabemos que el realismo gráfico
infantil no es visual sino intelectual. Cuando dibuja personas, el niño nos
habla de sí mismo más que acerca de otro ser puesto que tan pequeño, aun no
estará condicionado por “su superyó”. Los dibujos infantiles son expresiones de
la mente que pueden verse como “universales” ya que sus mentes no han sido todavía
educada en los moldes de nuestra llamada, cultura.
Todos los
niños del mundo iniciarán así sus dibujos sin importar el sexo, la raza, la
geografía de su país y/o la cultura de sus padres, pobres o ricos. Por estas razones,
si les inducimos sobre lo que deben dibujar estaremos coartando su expresividad
natural y siempre debe entenderse que los dibujos infantiles tienen poco valor
si quieren interpretarse como proyecciones de su personalidad, o de los miedos
u hostilidades que enfrentan y que seguramente influirán en su conducta. Hay
que estar bien documentado sobre la normalidad y las características de la
expresión gráfica infantil de acuerdo con sus distintas etapas de maduración,
antes de pretender saltar a conclusiones.
Por eso me
estoy refiriendo en esta oportunidad a “el dibujo de la familia en el niño”,
que no representa de ninguna manera un test de capacidad mental ni debe usarse
para reemplazar el conocido test de
Goodenough que implica el dibujo de la figura humana. Cuando se le pide a
un niño que dibuje a su familia, el resultado estará influido por sus
sentimientos y el producto de ese dibujo conllevará siempre una respuesta predominantemente
emocional. El niño en ese dibujo dirá poco de lo que realmente sabe y mucho
sobre sus sentimientos porque su respuesta al dibujar será más una
manifestación de sus sentir personal. El psicoterapeuta Louis Corman fue quien inició la técnica del dibujo de la familia.
El procedimiento
consiste en sentar al niño ante una mesa con papel y un lápiz, o creyón y
pedirle que dibuje su familia. Sin darle más detalles, sin entrar en
explicaciones, él debe dibujar en un tiempo prudencial a su familia. La prueba finaliza cuando el niño avisa que
terminó el dibujo y lo entrega. Como es de suponer, habrá algunos parámetros
elementales que serán tomados en cuenta al examinar el dibujo. Nombraré alguno
de los más importantes: 1-Tamaño de las figuras; 2-Orden de las figuras;
3-Posición en el grupo familiar; 4-¿Está
él presente?; 5-¿Alguno del grupo
familiar fue excluido?; 6-¡Se
diferencian los sexos?; 7-¿Quién tiene
más adornos?; 8-¿Quién tiene más acentuados los brazos y las piernas?;
9.¿Existen otras cosas agregadas al dibujo? …
Con estos
recursos y más que los conocedores de esta técnica manejan, se puede aplicar
aquella máxima tan conocida que dice que “un dibujo vale más que mil palabras”.
Gracias por su atención.
Maracaibo, 25 de septiembre de 2017
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