La balsa de la fragata Medusa
Théodore Géricault en el panorama
de la pintura francesa fue un pionero
del Romanticismo. Había nacido en Ruán, en 1791, y en 1798 se
trasladó con su familia a París, donde se formó artísticamente en los estudios
de Vernet y de Pierre Guérin. La carrera de Géricault como pintor se extendió a lo largo de diez años, y sin embargo su obra es notable y abundante. En
La muerte de Hipólito y La captura del caballo salvaje, su
planteamiento todavía es clásico pero ya el modelado de las figuras a través de
la luz, muestran los rasgos de su pintura claramente romántica. Théodore el joven pintor romántico francés con tan solo 28 años, inmortalizó en el
año 1818, un dantesco naufragio donde por incompetencia desembocaría en el asesinato y el canibalismo.
El 2 de julio de 1816 la fragata
Medusa (Méduse) debía dirigirse a Senegal, por aquel entonces colonia, para
aceptar que Inglaterra la devolviera al Estado Francés, según los términos de
la Paz de París. El capitán de la fragata, el vizconde Hugues Duroy de
Chaumereys hizo caso omiso de los consejos de los oficiales más experimentados
y erró en la interpretación de los mapas, terminando por hacer encallar la
nave en un banco de arena a unos 60 kilómetros de la costa de la actual
Mauritania. La
tripulación constaba de casi 400 almas, pero los botes salvavidas solo tenían
capacidad para 250 personas por lo que se construyó una balsa improvisada con
los restos del barco que diera cabida al resto de los 150 tripulantes. Las
barcas debían arrastrar a la balsa hasta la costa, pero el exceso de peso
imposibilitó tal misión, al ver esta situación, el capitán, desde uno de los
botes, ordenó que soltaran amarras, abandonando a los 150 desgraciados a su
suerte.
La
primera noche se ahogaron 20 personas y en la segunda, una reyerta interna
provocó que los soldados mataran a 65 personas. Una semana a la deriva, tan
solo quedaban 28 supervivientes. Finalmente, se decidió arrojar al mar aquellos
que estaban enfermos o heridos, y solo quedaron 15. Durante los 6 días posteriores
hasta que fueron rescatados, estos náufragos se vieron obligados a beber agua
de mar, su propia orina e incluso llegaron a practicar el canibalismo. “El Naufragio de la fragata La Medusa“,
es el título de un libro que narra en detalle los acontecimientos, desde la
cobarde y temeraria actuación del capitán Chaumereys, que sería destituido y
condenado a 3 años de cárcel, hasta las atrocidades que se cometieron en nombre
la supervivencia.
El joven pintor Théodore
Géricault, se reunió con dos de los supervivientes
del naufragio y luego le solicitó a otro de los náufragos, un carpintero, que
realizara una maqueta de la balsa donde. Para conseguir su cometido consiguió
que posaran algunos de los otros supervivientes y se sirvió de restos de
cadáveres sacados de la morgue para que los cuerpos que iba a pintar estuvieran
dotados del máximo realismo anatómico. Todavía se conservan algunos de estos
bocetos, que aún hoy impactan por su crudeza. En un lienzo de 491 cm × 717 cm
y con óleo pintó una obra que como el artista lo había anticipado, resultó ser
muy polémica en su primera exhibición, en el Salón de París de 1819, y se ganó tanto elogios
apasionados como condenas y habría de convertirse en un icono del Romanticismo
francés al representar una ruptura con respecto a la calma y orden de la
escuela neoclasicista entonces
predominante. De 1820 a 1822, Géricault estuvo en el Reino Unido, donde pintó
sobre todo carreras de caballos, en respuesta a su gran afición al mundo de la
hípica. Hacia 1822-1823 realizó una excepcional serie de retratos de enfermos
mentales, como preparación para una obra que no llegó a ejecutar. La balsa de la Medusa fue adquirida por
el Louvre poco tiempo
después de la muerte prematura del artista, en París el año París, 1824, a los
32 años de edad.
Maracaibo 22 de septiembre del 2017
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