viernes, 22 de septiembre de 2017

La balsa de la fragata Medusa




La balsa de la fragata Medusa

Théodore Géricault en el panorama de la pintura francesa fue  un pionero del Romanticismo. Había nacido en Ruán, en 1791, y en 1798 se trasladó con su familia a París, donde se formó artísticamente en los estudios de Vernet y de Pierre Guérin. La carrera de Géricault como pintor se extendió  a lo largo de diez años,  y sin embargo su obra es notable y abundante. En La muerte de Hipólito y La captura del caballo salvaje, su planteamiento todavía es clásico pero ya el modelado de las figuras a través de la luz, muestran los rasgos de su pintura claramente romántica.  Théodore el joven pintor romántico francés con tan solo 28 años, inmortalizó en el año 1818, un dantesco naufragio donde por incompetencia desembocaría en el asesinato y el canibalismo

El 2 de julio de 1816  la fragata Medusa (Méduse) debía dirigirse a Senegal, por aquel entonces colonia, para aceptar que Inglaterra la devolviera al Estado Francés, según los términos de la Paz de París. El capitán de la fragata, el vizconde Hugues Duroy de Chaumereys hizo caso omiso de los consejos de los oficiales más experimentados y erró en la interpretación de los mapas, terminando por hacer encallar la nave en un banco de arena a unos 60 kilómetros de la costa de la actual Mauritania. La tripulación constaba de casi 400 almas, pero los botes salvavidas solo tenían capacidad para 250 personas por lo que se construyó una balsa improvisada con los restos del barco que diera cabida al resto de los 150 tripulantes. Las barcas debían arrastrar a la balsa hasta la costa, pero el exceso de peso imposibilitó tal misión, al ver esta situación, el capitán, desde uno de los botes, ordenó que soltaran amarras, abandonando a los 150 desgraciados a su suerte.
 
La primera noche se ahogaron 20 personas y en la segunda, una reyerta interna provocó que los soldados mataran a 65 personas. Una semana a la deriva, tan solo quedaban 28 supervivientes. Finalmente, se decidió arrojar al mar aquellos que estaban enfermos o heridos, y solo quedaron 15. Durante los 6 días posteriores hasta que fueron rescatados, estos náufragos se vieron obligados a beber agua de mar, su propia orina e incluso llegaron a practicar el canibalismo. “El Naufragio de la fragata La Medusa“, es el título de un libro que narra en detalle los acontecimientos, desde la cobarde y temeraria actuación del capitán Chaumereys, que sería destituido y condenado a 3 años de cárcel, hasta las atrocidades que se cometieron en nombre la supervivencia. 

El joven pintor Théodore Géricault, se reunió con dos de los supervivientes del naufragio y luego le solicitó a otro de los náufragos, un carpintero, que realizara una maqueta de la balsa donde. Para conseguir su cometido consiguió que posaran algunos de los otros supervivientes y se sirvió de restos de cadáveres sacados de la morgue para que los cuerpos que iba a pintar estuvieran dotados del máximo realismo anatómico. Todavía se conservan algunos de estos bocetos, que aún hoy impactan por su crudeza. En un lienzo de 491 cm × 717 cm y con óleo pintó una obra que como el artista lo había anticipado, resultó ser muy polémica en su primera exhibición, en el Salón de París de 1819, y se ganó tanto elogios apasionados como condenas y habría de convertirse en un icono del Romanticismo francés al representar una ruptura con respecto a la calma y orden de la escuela  neoclasicista entonces predominante. De 1820 a 1822, Géricault estuvo en el Reino Unido, donde pintó sobre todo carreras de caballos, en respuesta a su gran afición al mundo de la hípica. Hacia 1822-1823 realizó una excepcional serie de retratos de enfermos mentales, como preparación para una obra que no llegó a ejecutar. La balsa de la Medusa fue adquirida por el Louvre poco tiempo después de la muerte prematura del artista, en París el año París, 1824, a los 32 años de edad.

Maracaibo 22 de septiembre del  2017

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