jueves, 28 de septiembre de 2017

La Occitania del Midi (1)




La Occitania del Midi (1)

Escribo para ustedes 3 breves relatos sobre las tierras del sur de Francia, el Languedoc, Occitania o las tierras del Midi y la tragedia que representó la herejía cátara, extirpada a sangre y fuego en una cruzada dentro de Europa promovida por la Iglesia y rematada por la Inquisición. Corría el año 2003 cuando logré hacer realidad un deseo que desde muy joven tenía en mente. Pude visitar la ciudad amurallada de Carcasone en el sur de Francia… Inolvidables recuerdos de la mayor ciudad amurallada que se conserva en Europa, una ciudad medieval declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Desde entonces, pensé que debería escribir algo sobre Simón de Montfort, un controversial personaje, el quinto conde de Leicester, conde de Tolosa, vizconde de Béziers y del vizcondado de Carcasone, quien además habría de ser posiblemente el principal protagonista de la Cruzada albigense. Pero creo que de esto no debo hablar todavía sin antes revisar, lo que fueron las tierras de Midi y del significado de conversar en la lengua de oc.

Al sur de Francia y al pie de los Pirineos existían vastas y fértiles tierras donde la vida de su gente fue cantada por los trovadores en la lengua de oc. Eran las tierras del Midi, era la Occitania donde se vivía celebrando el fin amors “el amor cortés” que planteaba una hermandad de espíritu e igualdad y nobleza de corazones. En los pequeños núcleos urbanos que constituían las ciudades medievales de las tierras occitanas, el poder se repartía entre la autoridad feudal y las instituciones municipales cuyos privilegios eran respetados. En la cultura occitana, las decisiones comunes se tomaban en el Castrum y el poder no le pertenecía a un solo señor sino que era compartido a partes iguales entre los herederos del patrimonio familiar. Todos los habitantes, señores, artesanos, nobles, campesinos o médicos luego de largas deliberaciones en el Castrum llegaban a las decisiones que se caracterizaban por “la cortesía”. Las ciudades medievales de la Occitania se rodeaban de murallas y en ella existía un castillo usualmente en el área central y más elevada, donde residía algún conde, vizconde o hasta un obispo, y allí se encontraba también el Castrum, donde se tomaban las decisiones.

Todo esto existía a finales del siglo XII en las llamadas tierras de la lengua de oc, donde los señores, o príncipes, podían ser vasallos del rey de Francia, pero éste estaba siempre muy ocupado en su querellas con las tierras del norte, con Inglaterra, o con el Imperio Germánico y quedaban a su arbitrio los dueños de aquellos feraces territorios del sur, familias enteras de nobles; los Plantagenet señores de la Aquitania, los señores de las tierras del Midi que le pertenecían al rey de Aragón, los Trencavel, vizcondes de Béziers y Carcasone, y los condes de Tolosa. Ya en 1168, la corona de Aragón dominaba los Pirineos, Cataluña, una parte de Provenza y desde 1172 también Rosellón. En 1204 el rey PedroII de Aragón, casó con María de Montpelier para ser también Señor de Montpelier. Los Trencavel eran tres vizcondes, de Agde, de Nimes y de Béziers así como de los dos condados de Carcasone y de Razès.

Todas estas tierras de las que hablamos habían sido conquistadas y colonizadas por el imperio romano y pasarían luego a ser la Septimania de los visigodos. Los Trencavel eran vasallos del rey de Aragón, pero también lograron consolidarse al casarse Rogelio Trencavel con Azalais, hija de Raimundo V de Tolosa, por lo que este en 1163 sería también vizconde de Béziers y conde de Carcasone. También desde el siglo XI, Guillermo Tallaferro se casó con la hija del conde de Arles y así, los condes de Tolosa pasarían a ser Marqueses de Provenza… Toda esa aristocracia feudal acuñaría una moneda en Cahors y desde el siglo XII los financistas serían denominados “los Cahorsinos” dueños de las acciones de los molinos de Tolosa. Esta región que funcionaba tan eficientemente era cantada por los trovadores provenzales en la lengua de oc, el lenguaje del amor cortés y de la igualdad de oportunidades, en una tierra donde se afianzará y tomará cuerpo el catarismo, uns doctrina que mencionaré brevemente antes de decir algo sobre el señor de Montfort y la Cuarta Cruzada, o cruzada albigense.

El catarismo era un cristianismo dualista de hombres que pensaban encarnar la verdadera Iglesia de Dios ante lo que venían observando como desorientación de las órdenes religiosas, en la llamada “Iglesia de los Lobos”, muy diferente a lo que los cátaros conceptuaban como las dos creaciones: la del Bien, obra de Dios, y la del Mal, de la Nada, del mundo visible y del tiempo. El alma eterna, les parecía encerrada en la prisión carnal del cuerpo y según ellos, Dios había venido al mundo no para redimir el pecado original sino para revelar a los hombres el camino de la liberación que habría de permitir a las almas extraviadas por el Mal, acceder al Reino de Dios. Ese camino sería el bautizo por el Espíritu Santo, el único sacramento aceptado por los cátaros pues fue el conferido por Jesús a los apóstolos. Rechazando la Cruz, la Eucaristía y el principio del libre albedrío, no habría posibilidades para escoger entre el Bien y el Mal, y todos serían llamados a conocer un día la salvación eterna. Solo se es “puro” y liberado del Mal, por el bautizo, (el consolament). La doctrina, de los cátaros y la de los bogomiles es muy similar. Estas religiones menospreciaron el mundo material, y fueron barridas de la faz de la tierra en una cruel Cruzada que serviría para que desaparecieran absolutamente para tan solo dejar el trágico recuerdo de su historia.

Maracaibo 29   de septiembre del 2017

No hay comentarios: