El asteroide de Miguel
Los asteroides son objetos rocosos que orbitan alrededor del Sol; la mayoría de ellos se encuentran en el denominado cinturón de asteroides que corresponde a una vasta región situada entre las órbitas de Marte y de Júpiter. En esa órbita existen multitud de objetos astronómicos, denominados asteroides, y al planeta enano Ceres. La región también se denomina cinturón principal con la finalidad de distinguirla de otras agrupaciones de cuerpos menores del sistema solar, como el cinturón de Kuiper o la nube de Oort.
El reporte más reciente de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), decía que faltaba muy poco tiempo para que a finales del año 2021 e inicios del 2022 “se acercasen” tres asteroides a la Tierra. Estas rocas pasarían en el espacio relativamente “cerca”. Uno de ellos de gran tamaño fue visualizado por primera vez en el año 2014 por Miguel Rojas, un joven de 13 años de edad, quien es oriundo de Barquisimeto, estado Lara.
Miguel fue entrevistado el 22 de diciembre del pasado año 2021 por Karina Villarreal (@DeisyKarina8) y él declararía así: “Con mucha emoción les comparto el reconocimiento que me ha hecho llegar la NASA”. En su cuenta de instagram, Miguel afirmaría: “Mi descubrimiento preliminar ahora es provisional, es decir, la NASA ya certificó que he descubierto un asteroide. Su nombre temporal es 2021GG40. Quiero que sepan que esto me motiva aún más para seguir estudiando y trabajando para dejar a mi país muy en alto".
Miguel Rojas es estudiante del Colegio Rioclaro Barquisimeto, donde celebrarían el logró del chico con estas palabras: “Hoy celebramos este descubrimiento con alegría y emoción. Un enorme potencial y talento que cosecha grandes frutos. ¡Felicidades, Miguel! Que este sea el primero de muchos grandes logros en tu vida”.
Johann Daniel Titius descubrió en 1766 que la distancia de los planetas al Sol tiene un patrón matemático específico. En 1768, el astrónomo Johann Elert Bode hizo referencia a esta relación en uno de sus escritos, pero no le dio crédito a Titius hasta 1784, razón ésta por lo que en la actualidad se conoce como ley de Titius-Bode. Existía un patrón empírico que predecía el semieje mayor de los seis planetas conocidos en aquel momento (Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter y Saturno), con la salvedad de que en la serie se predecía la existencia de un planeta en una zona entre las órbitas de Marte y de Júpiter, a una distancia de 2,8 UA del Sol, sin embargo, allí no se observaba ninguno.
Giuseppe Piazzi emprendió la búsqueda de dicho planeta, y el año nuevo de 1801 lo encontró, pero Ceres, era tan solo de 950 km de diámetro, era bien pequeño... Asi fue como el descubrimiento de Ceres, rápidamente seguido por Palas en 1802; Juno en 1804; y Vesta en 1807, mostró que existía gran cantidad de planetas menores, pequeños o planetoides hasta que Ceres fue clasificado como asteroide y después fue degradado a planeta enano en 2006.
El 6 de mayo de 1802, y tras estudiar la naturaleza y el tamaño de estos dos nuevos objetos, William Herschel propuso denominar «asteroides» a Ceres y Palas. Hoy denominamos asteroides a numerosos cuerpos celestes, los cuales se mueven en órbitas ya sean de excentricidad escasa o considerable alrededor del Sol, y cuya inclinación sobre la eclíptica puede ser de cualquier ángulo. Su movimiento puede ser directo o retrógrado; y pueden tener o no atmósferas, pequeñas comas, discos o núcleos. Todos giran entre Marte y Júpiter.
En una conversación con BBC Mundo Miguel Rojas comentaría. “Mis primeros libros fueron los que me impulsaron a conocer más sobre el mundo de la astronomía y la ciencia”. Migue no se refería a los libros que suelen leer los jóvenes de su edad, como Harry Potter y otros; él muestra con orgullo una serie de grandes y pesados volúmenes que tiene en su habitación. Un Atlas del Espacio (el primero que tuvo y “el más básico” dice él). Tiene libros escritos por el físico teórico Stephen Hawking y otros por Kip Thorne, considerado una eminencia en la materia. Todos estos los libros tratan de temas complejos de los que les sirven a los científicos para conocer las leyes del Universo e intetar responder a preguntas como: ¿Por qué el tiempo es curvo? ¿Qué son los agujeros de gusano? ¿Son posibles los viajes en el tiempo?
Resultaba muy difícil conseguir los libros de Stephen Hawking en Venezuela, y mucho más en Barquisimeto, por lo que sus padres tuvieron que buscarlos fuera del país. Su madre cuenta: “Cuando yo veía los libros me preguntaba que cómo hacía para entender. Y sin embargo, él los leyó; y lo que no entendía lo volvía a leer. Buscaba más videos en YouTube”. Todo esto lo decía su madre y añadía: “Para él resultaba fácil, e incluso me lo explicaba a mí, que no sé del tema”. Pero para descubrir un asteroide, Miguel tuvo que pasar de la teoría a la práctica.
En Barquisimeto vivía otro joven venezolano David Oviedo, a quien Miguel llama, “el mentor”. Él como Miguel, también había descubierto un asteroide en 2012 y a través de Órbita CI 130 que es una organización privada sin fines de lucro, esta se enfoca en darle asesoría y mentoría a niños y adolescentes venezolanos con altas capacidades y talento. En conjunto con la Asociación Larense de Astronomía organizaban campañas de búsqueda de asteroides. Miguel ingresó ya descubriendo asteroides, pero tuvo que empezar como oyente ya que no tenía la edad para participar en las campañas.
Órbita CI 130 no solo abarca las ciencias espaciales (como el caso de Miguel), sino también otros campos, como las matemáticas, la robótica, la geometría, la física, la química, la biología y hasta idiomas. Entre otros, explica Gerardo García, presidente de la Fundación Motores por la Paz, que lleva a Órbita CI 130. Miguel analizaba las imágenes con un software especial para el que recibió entrenamiento, y de ahí pasaba a redactar un informe, describiendo todos los objetos observados en las imágenes. Un astrónomo profesional revisaría el informe comparándo los objetos hallados por Miguel con la base de datos. Si el objeto encontrado es nuevo, este pasa a ser un “descubrimiento preliminar”, Este primer paso es entonces enviado a distintos observadores en todo el planeta, quienes apuntarán sus telescopios hacia el mismo punto en el cielo, una fase puede tardar varios meses. Si al final varios coinciden en que se trata de un nuevo objeto, este pasa a ser un “descubrimiento provisional”. El nuevo asteroide, que ahora se llama 2021GG40, no fue sino hasta este diciembre que le llegó el certificado a Miguel, con la firma del IASC, la NASA y el Instituto de Astronomía de la Universidad de Hawái.
El del asteroide 2021GG40 no es el único descubrimiento reciente de Miguel. En su haber tiene al menos otros seis descubrimientos preliminares cuyo veredicto sigue esperando, Miguel tiene como objetivo seguir buscando otros objetos espaciales. Ya sabe que hay campañas de búsquedas de exoplanetas y supernovas en las que todavía no ha participado por considerar que no está lo suficientemente preparado.
Maracaibo, jueves 6 de enero del año 2022
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