martes, 11 de marzo de 2025

En La Mariposa


¿Vos sabías que Venancio Pulgar hasta llego a tener un cónsul tenía en Nueva York? ¡No lo sabías! ¡Paque vos veáis! Esa sí que fue una época bien jodía, cuando ya casi íbamos a ser una república independiente y era que Venancio tenía unas ideas muy originales… En realidad, se parecían a las del gobernador don Fernando Mirayes, un tipo que siendo español tenía tendencias separatistas y yo me imagino que era por algo, algo tendrían que sentir aquellas gentes en tiempos tan remotos para ya estar queriendo a esta tierra con ese desespero, de esa manera tan exagerada, excluyente de todo lo que no fuese nuestro de verdad y tan abierta a la vez… Como te digo, algo muy especial tenía que ser para que les hiciera ver y sentir que toda esta región era como una cosa muy de ellos, para ser querida. Pero eso creo yo que era una  lógica reacción contra el centralismo de Guzmán Blanco. Venancio decía: “allá manda Guzmán pero aquí mando yo”. Imaginate vos lo que pensaría el presidente caraqueño, el que denominaban “El Ilustre Americano”, él que insistía en que iba a transformar a Maracaibo en una playa de pescadores. Y que te conste, que toda esta jaiba que te cuento no es un invento mío...  ¡Cheo, hacenos la caridad!, danos una Zulia y una Regional. Fijate Rodrigo… ¿Cómo creéis que llegó Venacio a la presidencia del Zulia? ¡Llegó como cualquier político! Salió a flote en la ventolera de la politiquería, aquello que llamaron la revolución de los azules, esa especie de chubasco que azotó a la nación durante la segunda época Monaguera. Pero Venancio era un carajo arrecho. ¡Tanta vaina como le echó a tanta gente! Vos no lo sabréis, pero a los ricos de Maracaibo, los puso a trabajar con las manos, los obligó a ser albañiles y a echar pico y pala y a trabajar en el embaulamiento de la Cañada Nueva. Venancio se iba de paseo por los mercados y chequeaba los precios, los rebajaba a su antojo, y más vale que no chistara nadie. Le tenían miedo. ¿Quién le iba a poner coto? ¿Y a donde me dejáis lo que les hizo a los perijaneros? Todavía en San Ignacio y en la Villa del Rosario, basta con nombrarlo para que la gente tiemble de rabia, y es que es difícil olvidar la manera tan cruel, brutal e inhumana como castigó a esa gente... ¡Cheo! ¿Que fue con las botellitas? Mirá Rodrigo, poco tiempo después de lo de Venancio, el Zulia se llenó de “mochistas”, los colorados del Mocho Hernandez en pleito con los amarillos de Cipriano Castro. Los liberales amarillos, sentían que el Cabito era como al redentor, él era la encarnación de sus nuevos ideales, él, supuestamente venía a acabar con el centralismo, con nuevos procedimientos…¡Ve que molleja!  Por eso, mientras en la capital estaba, como en el Olimpo, el llanero Crespo andaba apuntalando a Ignacio Andrade en la presidencia, aquí en Maracaibo la mochera llegó a tener un auge inusitado.  Pero le tocó el turno a don Cipriano.  Llegó el Cabito al Olimpo y allí fue cuando se prendió el vainero. En esa época fue cuando apareció en las aguas del lago una cañonera y comenzó a descargar su artillería contra la ciudad. ¡Figurate vos lo que significa ver a Maracaibo bombardeada desde el lago! Hasta aquí cerquita, en lo que llaman Los Valles Fríos, llegó el fuego de los cañonazos, y ¡de bola!, la lucha fue corta, brevísima, los mochistas se pintaron de colores. Dicen algunos que perdieron porque se les enfrió en guarapo. ¡Cheo!, dame otra Zulia, que vos sabeis que lo que yo me tomo es el golletico no más, y una Regional palcatire. Ese mes de diciembre, la gente que confiaba en el milagro del Cabito, celebró la Navidad con gaita y tambora para cantar la derrota del Mocho. Había una gaitica muy conocida que celebraba el acontecimiento diciendo. “Vos no veis la cañonera como se va haciendo alarde?, los mochistas por cobardes se pusieron en carrera”. ¡Con La Restauración, si nos llevó quien nos trajo! Había esperanzas en la gente, pero nos encasquetaron todo lo malo. Se nos vino encima una avalancha de chácharos, capacheros de ruana y peinilla, el cierre de nuestra Universidad, y la prisión para todo el que no estuviera de acuerdo con el gobierno, fue ¡la tapadelfrasco! rasparon a medio mundo, militares en el poder, te digo, La Restauración si que nos desmadró de verdad verdad.  ¡Cheo!, ¿que te pasa? ¡Nos tenéis a pan y agua!

-Vai, JoséTrinidad, poneme atención a mí, a ver si conocéis esta que creo que te viene al pelo. “Ya tengo el potro ensillado, dijo Miguelón Contreras / el que quiera que me siga, que me voy para la guerra. / Me ha llamado Don Cipriano y le cumplo mi promesa”. Ah!, veis?, es que yo me sé algunas de memoria, ¿qué te creéis vos?  El autor de esa rima era un tío mío. ¡Ah vaina Trinidad! No te asombréis… ¿Vos no sabías que yo tuve un tío que era poeta? Él era gocho. Era ingeniero de minas, graduado en la Universidad de Colorado, un tío mío que peleó en la Guerra del Catorce, y fue guionista de cine en Hollywood, si te digo que le dieron un Oscar menos me lo vais a creer, y es que el tipo era un romántico perdido… ¡Un poeta de verdad! Escribía versos y ese que te recité es un pedacito de uno sobre la época de La Restauración, la misma que nos trajo a nosotros tantas calamidades, tanto atraso, tan solo con referirnos a lo de nuestra Universidad tenemos... Mi tío escribió versos sobre un personaje pintoresco, que se llamaba, Miguelón Contreras, un gocho de tantos como fueron aquellos que se lanzaron a cruzar Venezuela detrás de Castro y sus sesenta, otro de los entusiasmados con las consignas de nuevos ideales, nuevos procedimientos, nuevos hombres, uno de esos hombres del Táchira bien bragados que dejaron en lamparones de sangre, toda una estela, como para que se les pudiese seguir el rastro de sus hazañas, en Tononó, Las Pilas, San Cristobal, Cordero, El Zumbador, Tovar, Parapara, Nirgua y al final en la sabana de Tocuyito, donde cayó Miguelón, ya para ese momento, el coronel Contreras, quien no viviría para ver la llegada de Castro a la capital, tal vez para suerte suya porque en el decir de mi tío:  “... en Caracas seguiría la nefasta camarilla / de genuflectas espinas, bastoneros sin honor, / crápulas de la codicia; los áulicos que de antaño / a Venezuela oprimían,.../ y el Cabito fue confiado a entregarse a la jauría...” Trinidad, ya sé que toda esta época que le abrió paso a la dictadura de Gómez tuvo graves consecuencias para el Zulia, pero y desde entonces para acá? ¿Qué nos pasó?

-Mirá Rodrigo, dejame que te diga que esa época para algunos fue un período de paz, de nacionalismo y de victorias para el país, pero para otros solo hubo cárceles, persecuciones y desgracias, esas que transforman los llamados “días de Cipriano Castro” en una dictadura llena de vergonzosos sucesos, nada de poesía! Para el Zulia fue una temporada larga, años de oscuridad… ¿Te podéis imaginar cómo relampaguearía el Catatumbo? Cuando todo acabó te podéis referir al escudo de nuestra Universidad que habla de cómo salió el sol cuando se fueron las nubes. Sin duda alguna, muchos zulianos esperaban que durante el gobierno de Castro renacería la provincia, después del maltrato de Guzmán… ¿Cómo pensar que ese pequeño gocho se iba a voltear de esa manera? ¿Quién iba a saber que el brillante orador que defendía la provincia y sus tradiciones, volvería a caer en el esquema del centralismo? ¡Fue terrible! ¡Hubiera podido hacer tanto! Pero sin duda alguna no lo lograría jamás utilizando los mismos oprobiosos procedimientos. ¿Cómo puede calificarse el proceder de quien no más se sienta y de una vez manda a cerrar nuestra Universidad? Apagó el sol con negros nubarrones...

- Jose Trinidad, ¿no sabéis algo? Yo… ¡Con frecuencia, pienso en las injusticias de la vida! Cuando te oigo hablar de la Universidad con ese amor y ese entusiasmo, me enfermo por dentro al pensar que han sido algunos de los que se dicen tus amigos, tus colegas, los que no te han permitido que ingreséis en la Universidad, esos que todavía te bloquean y se hacen los locos para que vos no podáis estar dentro de nuestra máxima casa de estudios. Vos no habréis podido ser profesor pagado por la Universidad, pero tenéis más discípulos, más credenciales y más méritos que todos ellos juntos, ¡no juegue!, y además a vos te conocen internacionalmente!

- No vamos a hablar de esas tonterías Rodrigo. Acordate que como decía aquel cartel que estaba por allá por El Principal, “Los perros ladran pero la caravana pasa”. Eso mismo fue lo que pasó en milnovecientoscuatro cuando cerraron la Universidad del Zulia. La gente siguió siendo la misma, viviendo en nuestros pueblos y ciudades empeñada en hacer progresar a esta región que tanto queremos. Años más tarde, Marcial Hernandez diría en un discurso muy repetido por allí, que las insignias se podían marchitar, las campanas podían enmudecer y hasta podía extinguirse el fuego sagrado, pero que ni un huracán podía apagar el fuego del Catatumbo porque es el símbolo de la región zuliana. Entonces fue cuando pronunció su famosa frase, “El Zulia por las noches relampaguea”. Y te dejo dicho que en realidad, a pesar del cierre de la Universidad por el dictador, ella continuó funcionando en lo que se llamaba El Colegio Nacional de Varones y también existían otros Colegios, y escuelas, privados, que eran dirigidas por personas muy conocidas, maestros de generaciones y por si fuera poco, había una treintena de escuelitas municipales y estadales que eran muy pobres pero donde también enseñaban maestros y maestras. Los tiempos eran muy duros y por eso quizás, cuando se supo que Gómez se haría cargo del mando la gente se alegró. Seguramente pensaron que el compadre tenía que ser mejor que el Cabito, ¡pero que va!, pronto conocerían otra realidad y vendrían épocas todavía peores. En milnovecientosdiez, el general Gumersindo Méndez puso presa a toda la directiva del Consejo Municipal de Maracaibo, los metió en el Castillo de San Carlos. Después, en milnovecientoscatorce, coincidiría la muerte del gobernador con la guerra europea y el descubrimiento del oro negro en nuestra región. Allí si se iniciaría una nueva era para el Zulia, pero esa es una historia diferente, muy larga, de la que podemos conversar en otra oportunidad. Cheo!,  por vida de Cristo Padre!, danos dos más...

NOTA: este articulo para el Blog es copia casi textual de la novela “La Entropia Tropical”EdiLuz(2003).

Maracaibo, martes 11 de marzo, del año 2025

 

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