Pieter Bruegel de Oude “el
viejo” (1525-1569) fue el pintor y grabador brabanzón, fundador de toda una dinastía de
pintores. Brueghel es el pintor holandés más
importante del siglo XVI. Con Jan Van Eyck, el Bosco y Pedro Pablo Rubens, es considerado como uno de
los cuatro grandes maestros de la pintura
flamenca.
Nacería, en una pequeña aldea del
Brabante septentrional cerca de Breda. Aunque la influencia de El Bosco se reflejaría
poco en los pintores flamencos consagrados, sin embargo, Pieter Bruegel fue uno
de los que mayor atención demostró hacia la pintura de Hyeronimus van Aken, o Jeronimo
El Bosco para los españoles.
Le tocó a Brueghel, el Viejo, vivir
en el mismo mundo trastocado y agonizante de El Bosco, y compartió una visión
apocalíptica de enormes paralelismos. Años después de muerto El Bosco a quien
Brueghel, también holandés admiraba, él colaboraría en la extensión de su fama
al aceptar de Pieter Coecke van Aelst, el decano del gremio de artistas,
pintores y arquitectos, la realización de grabados “al estilo Bosco”, entre
1555 y 1560, siendo el único que supo mantener la intencionalidad original de
lo grotesco de El Bosco en algunas de sus obras.
Sabemos que Pieter debió de
realizar su primer aprendizaje en Amberes en el taller de Pieter Coecke de
Aelts, quien, sin embargo, este maestro no dejó huella en el arte de Bruegel, a
pesar de que contraería matrimonio años después con la hija de su maestro
Coecke. El nombre de Bruegel aparece mencionado por primera vez en 1551 cuando
es recibido como maestro en el Gremio de Pintores de San Lucas de Amberes.
Viajó a Francia e Italia, donde no mostró interés alguno por la arquitectura y
escultura antigua que atrajeron a tantos colegas suyos de los Países Bajos,
siendo los paisajes de las montañas de los Alpes y los Apeninos fuente
apasionada de su inspiración.
Bruegel, fue un hombre formado en
el ambiente culto y humanista del círculo de Coecke, quien estableció amistad
con Giulio Clovio con quien colaboró en alguna ocasión. A su regreso a Amberes,
estableció una estrecha y fecunda relación, con el grabador y, a su vez,
prolífico editor de grabados, Hieronymus Cock, quien era un apasionado por el
Bosco y como el propio Bruegel, ambos le seguirían la estela del artista de
Hertogenbosch, dibujando varias de sus obras para ser grabadas en el taller de
Cock.
El pintor había nacido en un pueblo
de Brabante, y ya era desde el año 1551 un maestro del gremio de pintores en
Amberes. Pieter, dada la gran amistad que el pintor tenía con los maestros del
grabado e impresores de aquella ciudad, también conocía a Pieter Coecke van
Aelst, un famoso artista plástico que era considerado como el decano del gremio
de artistas, pintores y arquitectos. Pieter Coecke van Aelst (1502-1550) era
hijo del teniente de alcalde de Aalst y era pintor, grabador, dibujante y editor flamenco,
y pasaría a ser el suegro de Pieter Brueghel el Viejo.
Pieter Coecke van Aelst se casó con
Anna van Dornicke, hija del pintor Jan van
Dornicke. Cuando este murió, Coecke heredó su taller. Pieter Brueghel el Viejo, con el tiempo se
casó con Mayken (María), la hija de van Aelst, que era su maestro. Pieter
Breughel había sido el primer discípulo de Pieter Coeck, y de cuya hija Mayke,
una niña a quien él había llevado en sus brazos, Pieter siempre estuvo
enamorado y terminaría casándose con ella. En 1562, a petición de la esposa de
Pieter Coeck, su futura suegra, Pieter Breughel se había trasladado a Bruselas,
para vivir en el barrio de Marolles, en una casa con tejados escalonados de
estilo medieval flamenco en el número 132 de la principal rue Haute. Aunque
Pieter Brueghel había nacido en un pueblo de Brabante y era más joven que
Andrés Vesalio, era reconocido ya desde el año 1551 como maestro del gremio de
pintores de Amberes. Pieter vivía en una casa con tejados escalonados de estilo
medieval flamenco en el número 132 de la principal rue Haute y después se había
trasladado al barrio de Marolles en Bruselas, en el mismo vecindario donde
Andrés Vesalio había vivido con Anne y con su hija durante muchos años. Andrés
Vesalio, recordó su suerte, al haber podido intimar con el pintor…
Al hablar sobre Andrés Vesalio, en
mi novela Vesalio el anatomista (AstroData,
Maracaibo, 2016), describiríamos como en sus pensamientos lo asediaban las
aterradoras imágenes de “El triunfo de la
muerte”, la pintura de Pieter
Brueghel el pintor brabanzón quien era su vecino en Amberes cuando ya había
decidido darle a aquel lienzo ese terrorífico nombre para su mundo que parecía
querer desaparecer por una guerra donde la muerte triunfaba sobre reyes y
mendigos.
Estéticamente no se aprecia una evolución notoria a través de los cuadros fechados por Pieter, por lo que los antiguos tratadistas prefieren catalogar su obra según la temática, siendo el paisaje lo más característico de sus primeros años. Entre 1557 y 1563 a Bruegel le fascinaban las técnicas y los asuntos caprichosos y diabólicos del Bosco, que Bruegh el interpretaría con personalidad propia, por lo que algunos le dieron el apodo de “Pierre le Drôle”, (Pedro el Gracioso). “La parábola de los ciegos” es una de sus obras aleccionadora…
Consagraría
sus últimos años a asuntos religiosos antes de culminar su vida con la
exaltación febril y libre del mundo campesino a cuyas fiestas, según Mander,
acudía disfrazado para mezclarse con los aldeanos. Aunque algunos autores apuntan
diferencias técnicas, éstas no afectan siempre su evolución pictórica, sino que
pudiesen estar condicionadas también por las dimensiones de las obras, o por la
temática o el estado emocional del mismo artista. Se puede comprobar en “La torre de Babel” (Kunsthistorisches
Museum, Viena), de mayor tamaño y de técnica más suelta que la versión del
Boymans van Beuningen de Róterdam.
Podemos deducir la personalidad
del artista a través de sus hechos y de sus obras pues nada nos dicen los
comentaristas de la época, sin embargo, alguna noticia tenemos de su inquietud
intelectual al encontrarse entre su círculo de amistades el geógrafo Abraham Ortelius
y el tipógrafo Plantin. También sabemos de su cercanía al cardenal Granvela y a
nobles próximos a la Casa de Austria lo que pareciera contradecir su oposición
al sistema político de Felipe II, que algunos autores proclaman se puede mostrar
en el sacrificio de los niños inocentes, con la figura del Duque de Alba en sus
pinturas o en unos dibujos perdidos, así también poco se sabe sobre su relación
con grupos esotéricos.
Las
alusiones populares, como la lucha entre “don
Carnaval y doña Cuaresma”, es un tema folclórico contra la autoridad que
apasiona en todas épocas. A pesar de la influencia de Italia en los pintores de
su tiempo, Pieter Bruegel retuvo su veta popular y un sentido profundo y
directo de la realidad junto a un gran sentido crítico, asumiendo sus pinturas
la filosofía popular con tal sagacidad, inteligencia y verismo que su amigo
Ortelius escribió: “Nuestro Brueghel ha
pintado, como dice Plinio a propósito de Apeles, muchas cosas imposibles de
pintar”.
Maracaibo, el domingo 16 de marzo del año 2025
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