jueves, 22 de junio de 2023

Piratas del Caribe (1)


El periodo de los bucaneros, es considerado por algunos entre 1620 y 1683, aunque algunos la extienden hasta 1730, cuando los marineros anglo-franceses, establecidos en Jamaica y en la Isla de la Tortuga crearon la llamada “hermandad de la Costa” navegando en el Caribe y el este del Pacífico, para atacar las colonias españolas.

Después de 1690, la piratería desde América para asediar y robar objetivos hindúes y musulmanes se desarrolló en aguas del océano Índico y el Mar Rojo. Finalmente, después de la Guerra de Sucesión Española, entre 1714 a 1726, los marineros anglo-americanos y corsarios desempleados se dedicaron nuevamente a la piratería en el Caribe, las costas Africanas del Oeste y el océano Índico.

El incremento del valor de la carga llevada a Europa desde América como la experiencia de muchos marinos en las embarcaciones europeas llevo a los gobiernos de las colonias a que se encontrasen, asediados por la piratería y se vieron en la necesidad de combatir contra los piratas, mientras el negocio de la piratería prosperaba durante el siglo diecisiete y la primera mitad del dieciocho.

Bucaneros franceses establecidos en el norte de La Española en 1625, inicialmente se dedicaban a la cacería más que al robo; de modo que su transición a la piratería de tiempo completo fue gradual y debido a la necesidad de protegerse ante los esfuerzos de los españoles por erradicarlos. La migración de los bucaneros de la La Española a la Isla de la Tortuga son relatados por Alexandre Exquemelin (https://tinyurl.com/yf3nfzzc), un bucanero e historiador y por el sabemos que el bucanero de la Tortuga Pierre le Grand fue el pionero en atacar a los galeones que regresaban a España de sus viajes.

Tras la conquista inglesa de Jamaica en 1655, sus primeros gobernadores ingleses proporcionaron patentes de corso libremente a los bucaneros de Tortuga y promoverían el crecimiento de Port Royal se transformó en el lugar satisfactorio para vender el botín de las piraterías. En 1660 el nuevo gobernador francés de la isla Tortuga, Bertrand d'Ogeron, les daba similares facilidades a sus propios colonos e igualmente para los ingleses de Port Royal. Estas condiciones incrementaron al bucanerismo en el Caribe.

Angel R. Lombardi Boscán en TalCual el año 2020 relataría en detalle las tropelías de Henry Morgan apoyándose en lo descrito por el ya mencionado pirata Alexandre Olivier Exquemelin (1646-1717) Lombardi Boscán comentaría en su reportaje, que: “El marabino de hoy desconoce que Maracaibo se hizo visible ante el mundo por primera vez de la mano de los piratas que le asaltaron y saquearon sin misericordia. Y no hay, salvo el abandonado Castillo de la Barra de San Carlos, una reminiscencia de esto”. En este sentido, debo repetir con Lombardi que es necesario recuperar el pasado si se desea “entender la hechura de nuestro presente”.

El pirata francés François l’Olonnais también saquearía a Maracaibo en 1666 y la descripción de los hechos la conoceríamos igualmente por el relato de Exquemelin quien documentaría también las incursiones de Miguel el Vasco en 1667 y del francés Francois Grammont en 1678, incluyendo ésta, en la que haría una sorpresiva e inesperada incursión sobre Trujillo.  François l’Olonnais llegó a las Antillas alistado en el ejército francés, cumpliendo el servicio militar. Una vez terminado, prefirió quedarse en Santo Domingo en compañía de aventureros y filibusteros y se ganaría la admiración del gobernador francés de la isla de La Tortuga, De La Place, quien le confió un pequeño navío para combatir la flota española en aguas del mar Caribe.

Tras haber tenido algunos éxitos su nave se hundirá en una tempestad en las costas de la península de Yucatán y se pierde un cuantioso botín acumulado. Al retornar a la Tortuga, obtiene del gobernador una nueva nave y regresa al golfo de Campeche donde será derrotado y una parte de su tripulación es capturada y fusilada por los españoles. François logra escapar robando un buque enemigo y más tarde, en las costas cubanas, con dos canoas y 25 hombres, capturó un buque español con 90 marineros a bordo de quienes solo uno salvó su vida cuando el Olonés lo envió a La Habana con un mensaje del pirata para al gobernador de Cuba, informándole que jamás se dejaría capturar vivo por España.

Seguía siempre François l’Olonnais con sus prisioneros la misma táctica terrorífica: los interrogaba, los torturaba y elegía alguno que sirviera de ejemplo a los demás al que o bien le cortaba el cuerpo en pedazos o bien le rasgaba el pecho sacándole el corazón, que a veces masticaba y escupía a la cara de los demás. Fue un personaje temido y odiado a causa de sus hábitos crueles y por haber regado con sangre inocente los campos y villas de la América hispana. En 1666 retornó a la isla de la Tortuga y junto a Michel "le basque" ("el vasco"), armó una pequeña flota de 8 naves y 650 hombres y El Olonés se dirigió al golfo de Venezuela de allí pasó a la boca del lago de Maracaibo donde se encontraba el Castillo de San Carlos construido para proteger la barra de Maracaibo contra los ataques piratas y armado con 16 cañones.

Pero los piratas tomaron el Castillo en menos de tres horas. De allí marcharon hasta Maracaibo y se encontraron que la estaba ciudad totalmente vacía. Saquearían alimentos, animales de granja, vino y coñac. Un gran botín de unos 20.000 reales, mercancías diversas y 20 prisioneros que fueron cruelmente torturados. Se apoderaron de las mejores casas para vivienda de la tropa e hicieron del recinto de la iglesia su cuartel. No encontraron otras riquezas, así es que el Olonés mandó un contingente para capturar a las personas que encontraran y que una vez hechos prisioneros darían noticias sobre el lugar donde se encontraban ocultos los tesoros ambicionados.

Los saqueos y las torturas fueron descritas como terribles, las iglesias fueron quemadas y todos los barcos enemigos destruidos. El botín recaudado fue cuantioso. Esta suerte de carnicería era provocada por el enorme odio que el Olonés profesaba contra los españoles. El médico de a bordo de la flota pirata, era precisamente Alexandre Olivier Exquemelin, quien relataría los hechos de los que fue testigo presencial.

Nunca pudieron vencer los españoles a François l’Olonnais, ni por tierra ni por mar, hasta que finalmente cerca del Darien, fue capturado por indígenas de una tribu kuna. Habiendo bajado a tierra para encontrar víveres y agua potable, fueron sorprendidos por nativos que practicaban el canibalismo, y así el Olonés y todos sus hombres fueron apresados; solo un hombre lograria salvarse y escapar quien relataria más tarde cómo los indios de Darién atraparon al Olonés y lo descuartizaron vivo para echar sus trozos en el fuego, según el testigo, lo despedazaron y descuartizaron, lo asaron y se lo comieron.

Hasta aquí, este relato sobre algunos de los piratas que azotaron a la ciudad de Maracaibo.

Maracaibo, jueves 22 de junio del año 2023

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