lunes, 15 de marzo de 2021

Eduardo Liendo en dos novelas

 

Eduardo Liendo en dos novelas

                                                                                A Pablo Antonio en su cumpleaños.

Existe una novela de Eduardo Liendo, poco divulgada, titulada Los topos (1975), la cual fue escrita intencionalmente con un sentido testimonial; según su propio autor, a fin de saldar una deuda con su vida personal y sus vivencias con el movimiento guerrillero en el cual participó durante la década de los sesenta del pasado siglo XX.

 

Los topos, es una novela donde el narrador asume explícitamente ser el testigo, partícipe e intérprete de lo sucedido, está escrita de esa manera, desde su interioridad, arañando su inconsciente.  En una entrevista del año 2016, Eduardo Liendo declaró : “Yo la condición de militante me la tomé en serio, y poco tiempo después ya estoy en la montaña a los 20 años con Argimiro Gabaldón y el primer comandante Gregorio Lunar Márquez. Toda esa historia la escribí en Los Topos para no tener que contarla más y que no se perdiera en la memoria”.

 


 

 

En otro contexto, quizás Los topos podría ofrecernos una visión muy distinta; la de un narrador que reflejase hechos, relatados por un sujeto que produce textos literarios de ficción, un narrador omnisciente involuntario e indirecto; pero no es así. Liendo se atreve y es fidedigno al mostrar situaciones que le fueron personales y se plasmaron en su memoria para siempre.En la celda no hay truco, con el tiempo no hay truco. La debilidad o la fortaleza queda descubierta. La capacidad mimética del hombre se reduce al mínimo, sobre todo en situaciones críticas. En la celda hay un ojo omnisciente, irritante, omnipresente, que se sienta en todas las camas y en todos los taburetes”.

 

En la misma entrevista del año 2016, a Romhy Cubas, Eduardo Liendo le confiesa: En El Vigía pasamos 18 meses, se dice rapidito, pero no. De ahí nos llevan a la Isla del Burro, la famosa Tacarigua, eso son casi seis años en total de prisión, o sea que yo entro a los 20 y salgo a los 26. Me perdí todos los mosaicos de la vida, leí muchísimos libros y allí prácticamente empieza mi formación de escritor, porque para mí el escritor es un gran lector, fundamentalmente, básicamente”…

 

“Cuando yo regreso ya soy otro, ya he estado en el exilio, imagínate tú, un tipo que sale de su barrio, un citadino metido en una celda preso todos esos años, y de repente me veo en Zúrich. Me dieron ese “estatus” de preso político, cosa que esta gente -el gobierno actual- no quiere reconocer”… “Afortunadamente yo estuve entre los que mandaron para afuera, y para mí fue una bendición ese encuentro con una ciudad como Praga y después Moscú, la gran ciudad que aparecía ante mi incluso más extraordinaria, porque mi experiencia  citadina era limitadísima”.

 

Al regresar a Venezuela, Eduardo Liendo produjo tres libros breves y lo hizo muy rápidamente, El Mago de la Cara de Vidrio, Los Topos y Mascarada nacieron en los años 1973, 1975 y 1978. La novela de Eduardo Liendo Si yo fuera Pedro Infante aparecerá más tarde (1999), con un discurso postmoderno, donde emerge él desde lo cotidiano, representando al sujeto protagonista y destacando su importancia histórica, Liendo ya no volverá a ser un hombre dependiente de la historia, él mismo pasa a transformarse en una historia dentro de otra.

 

 

 

Si yo fuera Pedro Infante de Eduardo Liendo, fue escrita en la década de los años ochenta del siglo pasado, y versa sobre las fantasías y sueños de toda una generación admiradora del cine mexicano de los años cincuenta. Pedro Infante, artista popular de vida breve e intensa, es la excusa para que Liendo nos hable de la rutinaria y aburrida vida de un oficinista: Perucho Contreras.

 

Dos historias superpuestas, serán el soporte narrativo de la novela donde Perucho Contreras un funcionario ministerial de segunda categoría, asume imaginariamente la personalidad de su artista preferido Pedro Infante y  se transforma en el narrador de dos historias paralelas y nos relata hechos históricos de la biografía del cantante y del acontecer venezolano de aquellos años cincuenta y sesenta del siglo XX.

 

Como una obsesión justificada para todos quienes hayamos vivido la influencia que ejercieron en latinoamérica la canción y el cine mexicanos, Perucho Contreras asumirá su proceso de mimesis y transmutación en Perucho Infante, que llevará a crear en el lector una satisfactoria adhesión a sus ideas y propósitos. Si yo fuera Pedro Infante permitiría igualmente a varias generaciones de lectores evocar remembranzas fílmicas y musicales, de la infancia y adolescencia, tanto de Perucho Contreras como de muchos otros seres lectores, quienes admiramos las películas y canciones del cine mexicano. Con el correr del tiempo las vivencias de la novela de Liendo formaron parte de todos, porque él, con nosotros, logra hacer realidad el paso imaginario del personaje oficinista a la grandeza del ídolo.

 

Así, la novela incorpora al lector a para formar parte de una historia que vive en Si yo fuera Pedro Infante y le permite inventar sus propias vivencias, de manera que el novelista muy bien pudiera al crear la historia de Perucho Contreras imaginarse la época en que se desarrolla el relato con las costumbres y los eventos particulares de aquella época cuando aparece referida la llegada de la televisión que ya es explícitamente revisada en la conocida primera novela de Liendo El mago de la cara de vidrio(1974), y el desarrollo de las competencias de la Lucha libre.  Así, el relato terminará por convertirse, como tiene que ser, en la memoria o historia individual de cada lector.

 

Maracaibo, lunes 15 de marzo, del año 2021.

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