En Yucatán…
Siento que de cierta manera tengo una conexión especial con la península de Yucatán y quizás por ello un poco inadvertidamente, me he referido en el blog en diversas ocasiones a los Mayas, a su pintura y sobre detalles arqueológicos. También he mencionado a Mérida Yucatán, a propósito de situaciones personales en varias ocasiones. Quiero pues recordar algunos de estos eventos ya que recién he hablado en el pasado mes de febrero sobre dos brillantes mujeres expertas en la arqueología y el alfabeto maya, Tatiana Proskouriakoff y Jennifer Mathews. El año pasado, en noviembre hablé sobre la diosa maya Ixtb y la relacioné con la narrativa de Ednodio Quintero (https://bit.ly/2GrzYVK) y en julio del año anterior 2019, hablé sobre la tinción azul y los tintes de los mayas (https://bit.ly/3sKSv1Q). Un año antes en abril 2018, también mencioné a Yucatán a propósito del “cráter de Chicxulub” dejado por un meteorito, asteroide o cometa de unos diez kilómetros de largo que atravesó la atmósfera e impactó a 75 000 km/h frente a las actuales costas de Yucatán.
Hoy quiero recordar como en el mes de abril del año 2016 fui invitado a visitar nuevamente la ciudad de Mérida, en la península de Yucatán para dar una conferencia sobre mis trabajos con el virus de la encefalitis equina venezolana y sobre la epidemia de Zika. Estando allí les comentaría que regresaba a Mérida, donde había asistido en 1973 al IX Congreso de la Sociedad Latinoamericana de Patología y donde tuve la oportunidad de mostrar trabajos realizados en Maracaibo con mi colega JT Nuñez Montiel, sobre la relación entre el cáncer del cuello uterino y el virus del papiloma humano(VPH). Sería la primera vez que se mostraba con el microscopio electrónico el virus VPH en cáncer del útero (https://bit.ly/2ZIkkvZ) que para aquel entonces era la primera causa de muerte por cáncer en las mujeres venezolanas. Eso hace que esa ocasión, fuese para mí, memorable.
En mi segunda visita a Mérida, en 2016, aprovecharía para pasar unos días en compañía de mi hermano mayor, Fernando quien es inmunólogo y desde 1969 vive en México, pero hemos tenido pocas veces la suerte de reunirnos y esa vez estuvimos con su esposa Guadalupe, y me acompaño mi esposa Julia, de manera que fue un re encuentro muy especial. En realidad ya habíamos estado en Yucatán Julia y yo, pero fue años atrás cuando asistimos al XLVII Congreso de la Sociedad Mexicana de Patólogos en Cancun, en el 2004, y allí nos reunimos con Mario Armando y Eduardo Zambrano, con Pérez Tamayo y otros colegas, quienes me habían invitado para hablar sobre Beauperthuy y Rafael Rangel, y recuerdo que con Miguel ReyesM, visitamos las ruinas mayas de Uxmal.
La presencia musical de Armando Manzanero, recientemente fallecido, para mí es también parte de Yucatán. Debo insistir en él, ya que siempre lo he pensado como el genial compositor y músico yucateca que fue, de manera que esa conexión existió en las muchas veces que sus canciones cantadas o escuchadas dejarían recuerdos imborrables para mí: “Somos novios”, “Esta tarde vi llover”, “Contigo aprendí” , “Mía” y “Adoro” por nombrar algunas, son parte de lo que debo sumar a mi conexión con Yucatán, donde la última vez que estuvimos alternaríamos con grandes amigos y con Fernando y Guadalupe tuvimos la oportunidad de conocer un cenote, lugar sagrado ceremonial para los mayas con sus aguas azules entre grandes rocas.
En estos ejercicios narrativos del blog, acostumbro a mezclar el cine o a citar películas relacionadas con el tema al cual me refiero y siento que debo hablar de “Apocalipto”. Mel Gibson su director, dijo basarse en la “Relación de las cosas de Yucatán”(1566), del sacerdote católico franciscano Diego de Landa (1524-1579), que afirmó haber sido testigo de sacrificios humanos y de otras costumbres de los mayas, aunque el padre Bartolomé de las Casas (1474-1566), en su “Breve resumen del descubrimiento y destrucción de las Indias” (1542) dice no haber visto sacrificios humanos. La película fue considerada por algunos críticos como una ofensiva y racista noción de Gibson que hace ver a los mayas como brutales entre ellos antes de la llegada de los europeos.
La película del año 2006 cuyo título es una transcripción del verbo griego que significa descubrir y hace referencia al Descubrimiento de América, está basada en la cultura maya de Mesoamérica, alrededor del año 1511. Algunos estudiosos del mundo maya están en desacuerdo con la visión romántica que persiste sobre los “pacíficos” mayas y las “brutales” culturas de México central”. David Stuart en un artículo de 2003 se refiere al tema: “Decían incluso que el sacrificio humano era raro entre los mayas”. Lo cierto es que los mayas de la época clásica, y sus antecesores del preclásico, eran gobernados por dinastías hereditarias de guerreros, para quienes el autosacrificio y el derramamiento de la sangre, o el sacrificio de la decapitación humana, eran obsesiones supremas.
Mel Gibson ha dicho que “Apocalypto”, su película está calculada en la época del colapso del imperio maya, y no debe considerarse un documento histórico, sino un relato fílmico ambientado en tiempos del imperio maya, cuando la idílica existencia de los mayas es brutalmente interrumpida por el ataque de una fuerza invasora. Es la historia de un hombre que emprende un arriesgado viaje a un mundo regido por el miedo y la opresión en el que le espera un incierto final. Debido a un giro del destino y espoleado por el amor a su esposa y a su familia, emprenderá una desesperada carrera por preservar su forma de vida. A mí, me gustó mucho el filme que mantiene una trepidante tensión y espero vean la película y puedan disfrutarlo ustedes también.
Maracaibo, domingo 7 de marzo del año 2021
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