Entrevistando a La Maga
El escritor Sergio Ramírez estaba en Madrid el año 2010 cuando redactaría un artículo comentando la entrevista que en compañía de Carlos Fuentes, le hicieran en la Casa de América a Aurora Bernárdez (1920-2014), quien había sido muchos años antes, aquella figura etérea y misteriosa conocida como “La Maga” que Julio Cortázar nos desveló en Rayuela, y quien había sido su esposa y ya de noventa años de edad, viuda, para el momento del encuentro relatado por Sergio.
Carlos Fuentes (1918-2012) y Sergio Ramírez habían sido amigos personales de Julio Cortázar y esperaban por su viuda quien llegaba desde París en tren, un viaje traqueteado de 12 horas que no parecía haber afectado el buen humor y la característica dulzura de La Maga, quien según comentaría Sergio, había encantado a su generación y seguía encantando a los jóvenes a través de las reediciones de Rayuela cuando ya hacía un buen rato que había concluido el siglo XX.
En Casa de América, La Maga Aurora saltaría desde las páginas de Rayuela para responder a las preguntas que surgían entre los jóvenes presentes; ella había sido una muy activa y laureada traductora (premio Konex a las Letras, 1994) antes de transformarse en la albacea literaria de su esposo Julio Cortázar y era la dueña de sus documentos personales, manuscritos, fragmentos de novelas, y todo un mundo que comenzaba a ser publicado por Alfaguara (“Papeles inesperados” 2009) y que más adelante en 2013 darían origen a el “Curso de Literatura en Berkeley- 1980”).
Aurora Bernárdez -de “nariz respingadísima”, según palabras de Cortázar- vivirían una intensa relación desde el primer momento en que se conocieron; ellos encontrarían fuertes afinidades especialmente intelectuales, desde los últimos meses que Cortázar estuvo residiendo en Buenos Aires. y después Julio viviría una estadía de poco tiempo en París, y al volver a Buenos Aires, los lazos se estrecharon y decidieron irse juntos a Europa. En octubre de 1951, Cortázar migró para siempre a Francia, con una beca del Gobierno francés y a mediados de 1952 fue cuando Cortázar estuvo en contacto con la Maga. Julio tuvo una amiga en París, Edith Aron a quien llamaban “la Maga” en los tiempos cuando su empleo era de empaquetar libros y llevarlos a distintas librerías de la ciudad, y para moverse por París se compró una moto Vespa, con la que tuvo un accidente bastante grave a mediados de 1952.
Aurora consiguió en París varios trabajos de traducción que les permitió mantenerse. “Comíamos kilos de papas fritas, hacíamos los bifes casi clandestinamente porque en la pieza del hotel no había cocina, ni se nos autorizaba a cocinar, abríamos la ventana del cuarto para que no humeara tanto”. Cortázar conseguiría un contrato para traducir algunos cuentos de Edgar Allan Poe, y en abril de 1953, viajaron a Florencia, donde vivieron en una pensión y se quedaron viviendo en Roma hasta agosto de 1953, cuando retornaron a París. Al regreso de este viaje se casaron por civil, el 22 de agosto de 1953.
Sergio Ramírez destacaría en su artículo, la prolífica producción literaria de Cortázar (libros, cuentos inéditos, retazos de novelas, y en particular centenares de cartas, como las de aquella jovencita de su cuento “Carta a una señorita en París” quien vomitaba conejitos rosados… Julio Cortázar fue siempre un espléndido corresponsal. La Maga, “su albacea férrea y formidable”, les relataría de como lo primero que hacía todas las mañanas, era responder la correspondencia.
Carlos Fuentes recordó cómo fue su primer encuentro, cuando conoció a Julio en París, Salió a recibirlo un gigante pecoso con cara de adolescente de quien él pensó que sería su hijo, y él le preguntó, por su papá, pero era el propio Julio Cortázar. Eso fue en los años cincuenta. En la entrevista, Aurora ahondaría en recuerdos de su vida con él, cuando ella era La Maga y vivían en un primer apartamento muy pequeño donde empezó a escribir Rayuela y muchos cuentos. Luego se mudarían a una casita independiente en la que vivirían diez años, donde terminaría Rayuela y escribiría casi todos los cuentos de Todos los fuegos el fuego.
Terminado el manuscrito de Rayuela, Cortázar le escribió a su amigo Francisco ''Paco'' Porrúa (1922-2014), quien era el director literario de Editorial Sudamericana, y le diría: “El libro tiene un solo lector: Aurora. Su opinión del libro puedo quizá resumírtela si te digo que se echó a llorar cuando llegó al final. Aurora y yo, encastillados en nuestro granero, nos dedicamos al trabajo, a la lectura y a la audición de los cuartetos de Alban Berg y Schoenberg, aprovechando la ventaja de que aquí ni hay nadie que nos golpee el cielorraso”.
Finalizo de esta manera la relectura del texto que el escritor nicaragüense Sergio Ramírez le hiciera a Aurora Bernárdez (La Maga), en la oportunidad de entrevistarla en Madrid el año 2010, a la cual me he atrevido a anexarle algunos detalles para mi blog lapesteloca.
Maracaibo, martes 26 de enero de 2021, aun en plena pandemia de COVID-19.
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