Arqueología caribeña
El mar Caribe fue uno de los últimos lugares colonizados por los nativos americanos, corresponde a una extensa superficie de 2,6 millones de kilómetros cuadrados y más de 700 islas. Gracias al material genético extraído de los huesos de antiguos residentes caribeños, la historia invisible de este archipiélago tropical está ahora saliendo a la luz. Se cree que la mayoría de los habitantes originales del Caribe podrían haber sido aniquilados por otro pueblo llegado de Sudamérica mil años antes de que comenzara la invasión española en 1492.
Extraer el ADN de huesos en lugares cálidos y húmedos como el Caribe era imposible hasta hace unos años, pero gracias a avances recientes en la tecnología genética, un laboratorio de la Universidad de Harvard dirigido por el genetista David Reich ha logrado extraer el ADN de 174 individuos excavados en diferentes yacimientos desde Venezuela hasta las Bahamas. En la revista Nature, los resultados, publicados el 23 de diciembre del año pasado, casi acompañaban a un artículo de un laboratorio de la Universidad de Copenhague publicado en el mes de julio en Science donde analizaban los genomas de 93 antiguos habitantes del Caribe.
Johannes Krause, director del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana y coautor del artículo de Science confirmaría que una ola de agricultores alfareros zarparon en canoas desde la costa nordeste de Sudamérica hace unos 2500 años y saltaron de isla en isla por el Caribe. En muchas de estas islas, ellos se toparon con un pueblo de recolectores que habían llegado hacía 6000 o 7000 años antes desde las costas de Centroamérica y el norte de Sudamérica. Aquel pueblo era del periodo arcaico—conocido como pueblo de la Edad de la Cerámica— y parece haber desaparecido poco después.
El hecho de que solo existiesen vestigios genéticos limitados de individuos arcaicos de el pueblo de la Edad de la Cerámica, es una señal de que los grupos apenas se mezclaron. Los ceramistas, que están emparentados con los pueblos modernos que hablan lenguas de la familia arahuaca, suplantaron a los habitantes recolectores -no se sabe si por enfermedades o por violencia- pero ellos se establecieron en nuevas islas. William Keegan, arqueólogo del Museo de Historia Natural de Florida y coautor del estudio de Nature señalaría que: “Lo extraordinario es que la forma de vida arcaica parece sobrevivir en el oeste de Cuba hasta el 900 d.C, donde aparentemente, vivían sin ser molestados y se mezclaban poco”.
El estudio de Harvard se basó en el ADN extraído de los restos óseos de 174 personas, entre ellas esta mujer lucaya que vivió en las Bahamas en el siglo XIV. El pueblo lucayo practicaba el aplanamiento craneal, como indica la forma de su cabeza; “un nuevo método para estimar el tamaño de poblaciones pasadas que podría revolucionar nuestro punto de vista sobre las migraciones y los cambios culturales pasados”, dijo el profesor Krause.
El arqueólogo Michael Pateman y el residente local Anthony Maillis empezarían a excavar una duna en la Isla Larga de las Bahamas, donde en 2015, un huracán había erosionado la duna y dejó al descubierto huesos humanos. La duna contenía tres tumbas antiguas, incluida la de la mujer lucaya. Jada Benn Torres, antropóloga genética de la Universidad de Vanderbilt quien no participó directamente en el estudio recientemente señaló que el próximo paso será entender los vínculos entre las islas donde el que proseguiría siendo un sistema social relativamente cerrado hasta la llegada de los españoles en 1492.
Maracaibo, martes 19 de enero del 2021
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