lunes, 3 de febrero de 2020

Juan Rulfo


Juan Rulfo

Publicaría un solo libro de cuentos, El llano en llamas (1953), y una única novela, Pedro Páramo (1955), pero ellos bastaron para que el escritor mexicano Juan Rulfo (1918-1986) fuese reconocido como uno de los grandes maestros de la narrativa hispanoamericana del siglo XX. Se ha dicho que Juan Rulfo heredó la tristeza de su madre María Vizcaíno Arias, quien  solía contarle a su hijo historias de otras tierras mejores y desconocidas, del mar y de muertos que deambulaban buscando sosiego; así, el muchacho creció escuchando esos relatos que transformaría en frases dolorosas.

Juan Rulfo nació en Sayula, Jalisco, México, en mayo de 1917 a finales de una revolución en la que moriría más de un millón de personas, Cuando Juan tenía seis años, su padre Juan Nepomuceno Pérez Rulfo, fue muerto a balazos en medio de la plaza del pueblo. Rulfo afirmaría que “de los seis a los doce años sólo vi muertos en mi casa. Asesinaron a mi padre, a los hermanos de mi padre, a mis abuelos: era una casa enlutada”. Creció como un niño, desconsolado que se refugió en los libros. Juan Rulfo fue un narrador que parecía estar escondido detrás de las letras.  

En 1934 se trasladó a Ciudad de México, donde trabajó como agente de inmigración en la Secretaría de la Gobernación. A partir de 1938 empezó a viajar por algunas regiones del país en comisiones de servicio y publicó sus cuentos más relevantes en revistas literarias. En los quince cuentos que integran El llano en llamas (1953), Rulfo ofreció una primera sublimación literaria, a través de una prosa sucinta y expresiva sobre la realidad de los campesinos de su tierra, en relatos que trascendían la pura anécdota social. Por su tristeza precoz, por su adicción al alcohol y, sobre todo, por su mundo onírico, Rulfo trajo a la literatura los fantasmas de un país atravesado por las guerras internas y una cruenta revolución. Los muertos de su familia desangrada y desterrada, y de tantos amores.

En estos diecisiete cuentos, Juan Rulfo trata el problema de la tierra infértil como en Nos han dado la tierra, dónde los personajes caminan por la tierra que les han dado pero si siembran no se levantará nada, ni zopilotes. Este cuento hace alusión a la reforma agraria y a la repartición de la tierra incrementada durante el sexenio de Lázaro Cárdenas. Narrados la mayoría de ellos en primera y tercera persona. Macario, el primer cuento con el que arranca el libro, nos presenta a un joven que por órdenes de su madrina quien lleva días sin poder dormir a causa del escándalo, él se dedica a matar las ranas que ve salir de las alcantarillas. Es que somos muy pobres trata la historia de una familia muy pobre y del temor de los padres de que Tacha su hija más chica, se convierta en prostituta como sus hermanas mayores que por la pobreza y mala suerte que las perseguía decidieron tomar ese camino. Rulfo recrea un ambiente con seres que viven en un estado de magia, para quienes el presente es trágico y la nostalgia del pasado y su recuerdo es una constante. Luvina es tal vez el cuento más poético de esta serie, por su magnífica descripción de un pueblo casi fantasmal, deshabitado y seco que nos recuerda en esto, al ambiente de Cómala descrito en Pedro Páramo. Un profesor que se va del pueblo le cuenta a otro que es el que lo va a sustituir, la vida en Luvina, y se lo cuenta bebiendo hasta caerse de borracho.

El apellido de Pedro significa “terreno yermo, raso y desabrigado”, y en El llano en llamas, el incendio tiene lugar en la “llanura”. Todos los dolores que incubó en la niñez y que plasmó en un cuaderno mientras recorría México vendiendo neumáticos, los detalles del momento histórico que atravesaba México y la vida misma de Rulfo y la parte onírica de él se conjugan en Pedro Páramo. Aunque pasaran más de treinta años desde la aparición de El llano en llamas y de Pedro Páramo hasta su muerte en 1986, el artista nunca dejó de trabajar.

Fue Rulfo a través de la estructura narrativa de sus historias quien comenzaría a utilizar por primera vez en Latinoamérica el lenguaje de “flujo de la conciencia”. En Pedro Páramo (1955), Juan Rulfo dio una forma más perfeccionada al mecanismo de interiorización de la realidad de su país, en un universo donde cohabitan lo misterioso y lo real; creando un texto inquietante que ha sido juzgado como una de las mejores novelas de la literatura contemporánea. El protagonista de la novela, Juan Preciado, llega a la aldea de Comala en busca de su padre, Pedro Páramo, al que no conoce, y las voces de los habitantes le sirven para reconstruir el pasado del pueblo y del temible Pedro Páramo, mientras la novela sigue su curso, con nuevos monólogos y conversaciones entre difuntos, trazando el sobrecogedor retrato de un mundo arruinado por la miseria y la degradación moral. 

Sus dos únicos libros El llano en llamas (1953) y Pedro Páramo (1955) se han transformado en símbolos universales de algo más que literatura; ellos bastaron para que Juan Rulfo fuese reconocido como uno de los grandes maestros de la narrativa hispanoamericana. Su obra, breve pero intensa, destaca por su calidad dentro del llamado Boom de la literatura hispanoamericana de los años 60, el fenómeno editorial que dio a conocer al mundo la talla de los nuevos narradores del continente.

Maracaibo, lunes 3 de febrero, 2020

No hay comentarios: