domingo, 25 de agosto de 2024

Barrera Tyszka

 


Alberto Barrera Tyszka (Caracas, 1960), ganador del Premio Herralde 2006, con su novela La Enfermedad, y del Premio Tusquets, 2015 con Patria o Muerte, una obra que fue traducida a varios idiomas (https://tinyurl.com/2pyv4w92). Barrera Tyszka es, sin la menor duda, uno de los nombres referenciales de la narrativa venezolana actual (https://tinyurl.com/57zne8xf) y uno de los intérpretes más asertivos de la realidad nacional.

 

El narrador venezolano ha lanzado ahora, en España y en México su esperada novela, El fin de la tristeza, una historia sobre las tragedias de la intimidad filtradas en el huracán de las redes sociales en una nación que perdió el juicio y ha sido entrevistado para el diario El País por el periodista Alfonso Moleiro quien nos informa…


“Barrera Tyszka como narrador y poeta, como ensayista, y libretista de televisión, posee una pluma afilada y fibrosa, caracterizada por la economía de los medios de expresión, sus frases tejen sus historias, casi siempre muy agudas, salen disparadas como una saeta, haciendo ajustes frecuentes con el punto y seguido, y acertando con la precisión de una cerbatana”.De

 

Antes de sus éxitos internacionales, Barrera Tyszka fue un articulista de culto, entre los lectores de la prensa dominical en Venezuela. Su libro, Hugo Chávez Sin Uniforme, realizado junto a su esposa, Cristina Marcano, y publicado en casi toda Latinoamérica, ha sido uno de los perfiles biográficos mejor acabados del difunto malhadado caudillo venezolano. Barrera Tyszka resulta ser una especie de continuador de la tradición intelectual del progresismo venezolano que incluye conocidos nombres como Miguel Otero Silva, Teresa de la Parra, Teodoro Petkoff o José Ignacio Cabrujas.

 

En El fin de la tristeza, Barrera Tyszka le responde a Alonso Moleiro (11/05/2024) -para El País, España- sobre temas que aborda como la psiquiatría, el suicidio y las redes sociales, señalando que le interesaba destacar esa relación extraña entre la normalidad y la locura. Al hablar del absurdo en el que vivimos lo hace tocando estos temas, y de su terapia, ante su personaje central, Gabriel Medina, envuelta en la tormenta de las redes sociales que la llevan a sentir paranoia, al no saber en quién confiar.

 

Un punto tan delicado como el suicidio forma parte del relato porque son cosas que están presentes entre nosotros y está ocurriendo, que han aumentado en Venezuela, dice Alberto Barrera… En la novela las redes sociales, son como un nuevo actor sociológico que entra deliberadamente en el relato como una enorme epidemia, una expresión, no solo del populismo moderno, en crisis de representación política. La exposición pública se ha convertido en una virtud, un negocio, o una forma de vida. La propia dinámica humana la ha convertido en esto que es ahora, en otro tipo de espacio.


Las redes son un espejismo perfecto, una ilusión de información, de compañía, de activismo, de poder. Una virtualidad que no existe, aunque mucha gente vive ahora de eso. “Desde el poder, en Venezuela se le aplica una especie de gaslighting a los ciudadanos, hay una triangulación perpetua de responsabilidades, dudamos todo el tiempo de si las cosas son verdad o no. Hay demasiadas versiones de lo real, y el ciudadano está indefenso ante la información. La realidad puede ser un montaje”.

 

En El fin de la tristeza, nos dirá Barrera Tyszka que : El final del libro es abierto, el lector juzgará donde está su “final de la tristeza”. Es una novela triste, tanto que viene con un epígrafe de Alejandra Pizarnik. He planteado- dice Alberto Barrera Tyszka- que hay sistemas, como el venezolano, empeñados en producir desesperanza y desaliento. Nos ha costado mucho comprenderla, o aceptar, incluso, el uso de la palabra dictadura para referirse al Gobierno que hay en Venezuela.

 

Cuando Alonso Moleiro le pregunta si tiene alguna predilección personal por alguna de sus novelas, Barrera Tyszka le responde que no cree tener mucha relación con sus libros una vez que son publicados.  -Si con La Enfermedad, pudo sentir una cercanía emocional, en esta, El Fin de la Tristeza cambio el ritmo narrativo, con inflexiones y modalidades del lenguaje que no había usado en trabajos anteriores y que me interesaba destacar.

 

Moleiro insiste en que en el libro queda retratado también “el papel del influencer”, el nuevo malestar cultural de la comunicación pública y Alberto Barrera le responde que él casi no usa las redes sociales, solo ocasionalmente, sin cuentas en Instagram, e insiste en que no se siente cómodo con esos excesos de exposición.

 

A pesar de su “poco apego a las redes sociales”, Alberto Barrera dice para la red Facebook": La falta de una narrativa propia puede ser también una ventaja. Maduro parece haber aprendido a vivir en modo de simulacro permanente. Dice lo que sea y como sea. Dice y se desdice de cualquier manera y ante cualquier auditorio. Es un Cantinflas con pompa revolucionaria; un Cantinflas que aspira a ser Gramsci. No necesita una voz propia. No hace falta. Él es la representación -o la sucesión interminable de representaciones- de lo que requiere la corporación. Puede prometerlo todo. Puede ofrecer una negociación de paz y una agresión violenta al mismo tiempo. Puede invocar a Dios y denunciar una guerra satánica en contra de Venezuela. Puede acusar a Elon Musk y a Gabriel Boric de ser compadres y de querer destruirlo. Puede bailar como Karol G. Puede tenderle la mano a Trump e insultar al imperialismo. No es un delirante. Sólo cumple su tarea, sigue una estrategia. Su misión es confundir para hacer verosímil el absurdo."

 

Alonso Moleiro finalizará la entrevista para El País, escuchando a Barrera Tyszka quien concluye insistiendo en el tema alienante de “las redes” para plantear que: “ a la humanidad le costó mucho trabajo tener vida privada, la intimidad es un valor civilizatorio, y que de pronto todo eso se pierda, que la impudicia se vuelva una virtud, es lo que es sorprendente…


Maracaibo, domingo 25 de agosto del año 2024

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