martes, 5 de mayo de 2020

Isaiah Berlin,



Isaiah Berlin
En 2018 en una entrevista en El País, el Nobel peruano Mario Vargas Llosa explicaría lo que está en su libro, “La llamada de la tribu”, su viaje del marxismo al liberalismo, para recordar cómo gracias a la lectura de Karl Popper, Friedrich von Hayek, e Isaiah Berlin, al final de ese tránsito, desde mediados de los años 70 del siglo pasado cuando en Cuba se produjo el caso Padilla, él rompió con la revolución, abandonó las posiciones tradicionales en la izquierda y se hizo más de Albert Camus que de Sartre.

Vargas Llosa confesaría cómo fueron siete, los maestros que lo convirtieron a la fe liberal de la que se siente tan orgulloso como de haber abrazado la fe en Faulkner, Borges o Flaubert. Aquellos, sus maestros liberales (su tribu) “hicieron por la salvación de su alma”. Los maestros fueron Adam Smith, José Ortega y Gasset, Friedrich August von Hayek, sir Karl Popper, Raymond Aron, sir Isaiah Berlin y Jean François Revel. De esos liberales a tres de ellos, consideró deberles más “políticamente hablando”: Popper, Berlin y Hayek.

Isaiah Berlin (1909-1997), fue politólogo e historiador de las ideas, era un británico de origen judío, considerado como uno de los principales pensadores liberales del siglo XX. En el terreno de la filosofía y de la teoría política destacan la distinción de libertad positiva y libertad negativa, y el término contrailustración o el llamado pluralismo de valores. Muchas de sus opiniones han sido convertidas en ensayos y libros publicados. 

Después de un duro parto que le dejó casi inútil de por vida el brazo izquierdo, Isaiah Berlin nació en Riga, Letonia, (entonces Livonia que pertenecía al Imperio ruso). Berlin era hijo de un comerciante en maderas descendiente, de Schneur Zalman de Liadí, quien fuera el fundador "de una de las corrientes más importantes de judíos hasídicos de Europa oriental, conocidos con el nombre de Jabad-Lubavitch". Zalman se trasladó con su familia a Petrogrado (Rusia) y cuando Isaiah tenía seis años le tocó ser testigo de la Revolución rusa de 1917. 

En 1921 la familia de Berlin logró llegar emigrada a Inglaterra e Isaiah obtuvo la nacionalidad británica (más tarde adoptará la estadounidense). Se educó en la Saint Paul School de Londres y en el Corpus Christi College de Oxford, donde en un primer momento se dedicó al estudio de las lenguas clásicas, la historia antigua y la filosofía. Se graduó cum laude y obtuvo el premio John Locke de filosofía.

En 1932, a los 23 años, Berlín dominaba el ruso y el inglés, hablaba francés, alemán e italiano y sabía hebreo, latín y griego antiguo. Fue el primer judío elegido para recibir una beca en el All Souls College de Oxford. Entre 1957 y 1967 fue Chichele Professor de Teoría Social y Política en la Universidad de Oxford. En 1967 ayudó a fundar el Wolfson College de Oxford, y se convirtió en su primer presidente. Recibió el título de Knight Bachelor en 1957 y la Orden de Mérito en 1971. Fue presidente de la Academia Británica entre 1974 y 1978, y recibió el Premio Jerusalén en 1979 por sus escritos sobre la libertad individual en la sociedad. 

La obra de Berlin fue vasta pero dispersa, debido a que en su mayoría consiste en artículos y recensiones en revistas especializadas. Su más famoso artículo, la conferencia inaugural como Chichele Professor de 1958, intitulada Two concepts of liberty ("Dos conceptos de libertad"), ha sido de enorme influencia tanto en la teoría política contemporánea como en la teoría liberal. En esta obra aplica los procedimientos de la filosofía analítica al desmembramiento de los significados de libertad como concepto político. La libertad negativa para él es la ausencia de barreras o interferencias y deriva de la tradición anglosajona, mientras que la positiva, cercana a la idea de la ley y de la realización de sí mismo o autorrealización, es la posibilidad de hacer algo. 

En su ensayo Inevitabilidad histórica (1954), Berlin se plantea la opción de si creer en que "la vida de pueblos enteros y las sociedades han sido decisivamente influenciada por individuos excepcionales" o, por el contrario, en que todo lo que sucede se produce como resultado de fuerzas impersonales ajenas a las intenciones humanas. Al rechazar ambas opciones, Berlin planteaba que esta elección es carente de todo sentido. Berlin refuta así la teoría marxista del materialismo histórico, según la cual la historia es concebida como el resultado del determinismo, ya que se debe tener en cuenta también la libertad de elección de cada individuo. Aunque cualquier autor no sea necesariamente responsable del devenir de su pensamiento o ideología, ningún hombre puede ser absuelto de su responsabilidad en la historia.

Berlin decía que “hace más de cien años, el poeta alemán Heine advirtió a los franceses que no subestimaran el poder de las ideas: los conceptos filosóficos nutridos en la quietud de un estudio de un profesor podían destruir una civilización”. Él hablaba de La Crítica de la Razón Pura de Kant como la espada con la cual el deísmo europeo había sido decapitado, y describió a las obras de Rousseau como el arma manchada de sangre que, en las manos de Robespierre, había destruido el antiguo régimen. Berlin profetizó que la fe romántica de Fichte y de Schelling un día sería utilizada, con un efecto terrible, por sus fanáticos seguidores alemanes, contra la cultural liberal de Occidente.

Berlin no solamente fue un liberal atípico por haberse dedicado al estudio de la historia de las ideas, sino que además, los autores y los conceptos que eligió eran muy poco liberales. Berlin sobresale entre los pensadores liberales por haberse dedicado a estudiar el conflicto político. Cuentan que una vez Berlin le había dicho a Gerald Cohen que los judíos debían asimilarse, o irse a vivir a Israel. Él quien era judío, nunca pudo hacer ninguna de las dos cosas. Berlin ha legado a la posteridad una perla de sabiduría intelectual y política: “Me aburre leer a la gente que es aliada, gente de aproximadamente las mismas visiones. Lo que es interesante es leer al enemigo, porque el enemigo penetra las defensas”.

Berlin ha dejado para la posteridad su sabiduría intelectual y política, no solamente nos ha legado su erudición y sus preocupaciones liberales sino que el saldo de su obra es altamente positivo. Su rechazo al totalitarismo, que fuerza al ciudadano a seguir una idea, le inclinó también hacia el Reino Unido. Su sociedad representaba el ideal liberal por antonomasia. A los 88 años, Isaiah Berlin, falleció el 6 de noviembre de 1997 en Oxford, Inglaterra. Su defensa de la libertad y del libre albedrío, lo convirtieron en figura central del liberalismo en el siglo XX.
Maracaibo martes 5 de mayo, 2020


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