miércoles, 7 de agosto de 2019

Fantasmas de Dickens



Fantasmas de Dickens

A propósito de haber mencionado ayer a David Copperfield, hoy les diré que en la obra de Charles Dickens (1812-1870) existen más de una veintena de historias de fantasmas. En 1837, al comenzar la época victoriana vendrán tiempos de grandes cambios sociales e igualmente una proliferación inusitada de historias de fantasmas. Muchos de estos relatos los podemos hallar dentro de las novelas más grandes de Dickens, como en Los papeles póstumos del Club Pickwick (1836-1837), en Nicholas Nickleby (1838-1839), y en Casa desolada (1852-1853). Otras tuvieron luz propia y se convirtieron en clásicos, cómo La novia del ahorcado (1857), Para leer al anochecer (1852), y El guardavía (1886). Un cuento de Navidad (1843), la historia dickensiana más adaptada a la pantalla, con alrededor de 20 versiones, que incluyen desde Disney y los Muppets hasta Bill Murray y Jim Carrey, es también una historia de fantasmas.

La obsesión de Dickens por los fantasmas se puede entender si miramos a sus primeros años, una etapa de mudanzas constantes, con un padre hundido en deudas por despilfarro quien terminó en la cárcel, compartiendo celda con su familia, tal como lo permitía la ley. El pequeño Charly, de vida itinerante, no recibió ningún tipo de educación hasta los nueve años y pasaba mucho tiempo con su niñera, Miss Mercy, quien al llevarlo a la cama le narraba historias de terror. Dickens escribiría que uno de sus relatos favoritos era El Capitán Asesino, a quien la señorita Mercy le contaba: "arañando el aire con ambas manos y profiriendo un gemido largo y bajo y hueco", de modo que sufrí mucho…, pero ella nunca me perdonó ni una palabra… Su nombre era Mercy que en inglés significa “bondad para perdonar a alguien”, aunque no tenía nada de eso sobre mí".

La revolución industrial, generó una nueva clase media que se manifestó en mudanzas masivas desde las zonas rurales a diversos pueblos y ciudades. Durante la época victoriana las historias sobre aparecidos y otras maldiciones, dejaron el espacio de la oralidad, para pasar a ser un tema cotidiano. En este blog en el pasado mes de junio hablamos sobre el tema de espiritismo (https://bit.ly/2IR8UNW) y de las historias a favor y en contra de los fantasmas en tiempos victorianos al mencionar a Conan Doyle y a Houdini (https://bit.ly/2RMlzo5).  Para el final de la era victoriana, se calcula que el espiritismo tenía más de ocho millones de seguidores entre ambos países, siendo la mayoría de clase media y alta. Los relatos sobre fantasmas aparecían en periódicos, en libros, y en los escenarios del teatro. Proliferaron los salones espiritistas, y la clase más educada, se reunían para profundizar en las artes oscuras. Dickens se convirtió desde muy joven en un ávido lector de la revista de horror The Terrific Register

Cuando Un cuento de Navidad salió a la calle, antes de la Navidad de 1843, y fue un éxito que le valió a Dickens más reconocimiento a ambos lados del Atlántico, donde el personaje principal, Ebenezer Scrooge, abandona la mezquindad y la reemplaza por la generosidad, luego de la visita de tres fantasmas. El mundo de los fantasmas fue un espacio de debate, de pesadillas y de muchos charlatanes. Charles Dickens estuvo en el London Ghost Club, fundado en 1862 con el objetivo de investigar los encuentros sobrenaturales, con la intención de exponer fraudes, cuando era posible. Las sesiones de espiritismo eran frecuentes  y Dickens disfrutaba de participar en lo que llamó "el negocio de los espíritus", con una mirada crítica y humorística. Dickens, creía que muchos de estos sucesos paranormales podían tener explicaciones psicológicas y que el camino para descubrirlas era el mesmerismo, una doctrina conocida como del "magnetismo animal", previa al hipnotismo, que sostenía que las personas tenían la capacidad para curar a su prójimo a través de energía.

Dickens, probablemente agotado por una gira compuesta por doce lecturas públicas de sus obras falleció súbitamente el 9 de junio de 1870. Centros espiritistas del Reino Unido y EEUU le rindieron homenaje y algunos, aseguraron que habían podido comunicarse con él, a través de golpeteos para dictarles  los capítulos finales de su decimoquinta y última novela, El misterio de Edwin Drood, de la  cual solamente seis de las doce entregas mensuales proyectadas fueron publicadas por Chapman and Hall, de abril a septiembre de 1870.

En Mississauga, Ontario el miércoles 7 de agosto del 2019

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