jueves, 15 de agosto de 2019

En la bruma...



En la bruma…

La gaita “Aquel Zuliano” de Renato Aguirre (1946), hermano de “El Monumental Ricardo Aguirre”, dice… “En la bruma resplandece Maracaibo cuando duerme Y taciturna desprende El aroma de su arcano”  

“El arcano”, es un secreto, oculto y misterioso que es difícil de reconocer; en los arcanos del Tarot, “La carta Estrella, simboliza el destino, el momento de la verdad, donde se obtendrá aquello que se merece si se es capaz de defenderlo, y simboliza la luz, el saber qué hacer; es la oportunidad que tienes en esta existencia de ser feliz”.
 
Presiento que sin tener idea de estas cosas, y bastante antes de oír sobre “el arcano”, ya conocía su bruma. Recuerdo haber percibido esa misteriosa bruma, una madrugada cuando estudiaba, al final del bachillerato, en 1955, con Pablo (Lasala Ferrer) en el balcón de su casa-apartamento, situada en diagonal al Colegio de los Maristas. Me estoy refiriendo a una época cuando queríamos ser capaces de captar todas las imágenes que veíamos y que luego, nos atrevíamos a reproducir en carboncillo o al óleo… 


Comparto con ustedes, ésta, mi pintura, surgida de aquella madrugada estudiosa y aunque no estoy muy seguro de dónde terminó de ir a parar el original, afortunadamente me quedó su imagen para recordarme que la tarea fue cumplida, tras asumir el reto... En esos tiempos, ya hace muchos años, cuando ambos terminábamos el bachillerato, dibujábamos todo el tiempo y soñábamos con ser arquitectos, así que planificábamos con papel y lápiz, como habrían de ser las ciudades del futuro, y hasta nos atrevíamos a pintar la oscuridad de la noche con la resplandeciente bruma del arcano, en la aurora maracucha...

“Salve ¡augusto misterio que encierras tan hondísimos arcanos!” Dijo una vez nuestro inmortal poeta, José Ramón Yépez (1822-1881) en “La medianoche” y él así proseguía… “En tu silente imperio de sonidos insólitos, y de pálidas luces, y de vanos pavorosos fantasmas, todo es triste y se transforma todo cuanto existe. Mas la razón del hombre al impulso inmortal del sentimiento instintivo y sin nombre, penetrará recóndita, o explicarse querrá con noble aliento ese mundo invisible que reposa oculto entre la noche silenciosa.  Soledad de desierto y rumor de airecillo en los fragantes limonares del huerto; y en el azul vivísimo, rubias estrellas, fuegos vacilantes, y claridad de luna que se encumbra y hasta el sombrío limonar alumbra”.

Mississauga, Ontario, jueves 15 de agosto, 2019

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