lunes, 12 de agosto de 2019

André Breton y Nadja



André Breton y Nadja

André Breton (1896-1966) fue un escritor, poeta, ensayista y teórico del surrealismo, reconocido como el fundador y principal exponente de este movimiento, quien con una prosa casi poética y un estilo emotivo y exaltado, postulaba la existencia de una realidad superior a la cual solo sería posible acceder poniendo en contacto dos mundos: la vigilia y el sueño. Breton reivindicaba así la liberación del mundo del subconsciente y con ello planteaba una nueva forma de pensar que según esperaba, terminaría con la dictadura exclusiva de la lógica y la moral.  

Breton comenzó a estudiar medicina pero fue movilizado en Nantes durante la Primera Guerra Mundial. En 1916, conoció a Jacques Vaché, quien ejerció sobre él una gran influencia, e igualmente entraría en contacto con el mundo del arte, inicialmente a través de Paul Valéry y después con el grupo dadaísta. Finalmente, en 1924, rompió con Tristan Tzara, fundador del dadaísmo acusándole de conservadurismo, y escribió el texto fundacional de un nuevo movimiento, el Manifiesto del surrealismo

Durante la guerra trabajó en hospitales psiquiátricos, donde estudió las obras de Sigmund Freud y sus experimentos con la escritura automática, lo cual influiría en su formulación de la teoría surrealista. Fue pionero de los movimientos antirracionalistas, dadaísmo y surrealismo, y en 1920 publicó su primera obra Los campos magnéticos.  En 1935, Breton rompió con el Partido Comunista y viajó a México, donde su relación con Trotski le llevaría a redactar un tercer manifiesto en 1941. Entre sus obras destaca la novela Nadja (1928), a la que siguieron otras, como La inmaculada concepción (1930), y Los vasos comunicantes (1932). En 1946 regresó a su país y fundó nuevas revistas surrealistas, al tiempo que mostraba su oposición al realismo imperante en la literatura y en particular a Albert Camus.

Para hablar sobre Nadja, la novela escrita por André Breton en 1928 y revisada por él en 1962, resumiré algunos detalles señalando que comienza con el encuentro inesperado entre el autor y una joven llamada Nadja, quien ejercerá sobre él una curiosa fascinación. "Nadja" en ruso, es el principio de la palabra “esperanza”. La escritura de la novela no es lineal y muestra una serie de fotografías y dibujos, al parecer anclados en la realidad a través de referencias sobre otros surrealistas, como fue Louis Aragon.  El libro parece basarse en elementos autobiográficos de la relación de Breton con una paciente desquiciada, pero en medio de todo, será Nadja quien le dará forma y estructura a la obra. Como diría Simone de Beauvoir: Nadja es tan maravillosamente libre de cualquier tipo de apariencia, que ella desprecia a ambas la razón y la ley”.

Es muy curiosa la situación ya que el surrealismo parecía ser una nueva manera de concebir el mundo, y precisamente porque la novela les parecía un vehículo burgués y encorsetado, antiguo y mezquino para expresar sus pensamientos en libertad, el género narrativo aparentemente estuvo proscrito de aquel movimiento. No obstante, la mejor obra literaria que dio el movimiento, fue precisamente una novela: Nadja (1928) escrita por Breton inmediatamente después de que ocurrieran los hechos que en ella se narran. Nadja en verdad existió en las fechas y en los lugares que se señalan en el texto, ella era Léona Camille Ghislaine y los dibujos que ella hizo para Breton son los que aparecen intercalados, y sus palabras fueron posiblemente las mismas que ahora podemos leer en el libro. Es el poder de fabulación de Breton, lo que convierte la realidad que vivió a su novela Nadja, en una obra maestra de la literatura de ficción.

Mississauga, Ontario, lunes 12 de agosto, 2019

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