martes, 8 de junio de 2021

Unamuno y Fuerteventura

Unamuno y Fuerteventura


 

“¡Muera la inteligencia!  ¡Viva la muerte!”, grito en el paraninfo de la Universidad de Salamanca,  Millán-Astray (el militar español, fundador de la legión española)  y don Miguel de Unamuno, le respondió:” Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis, porque para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha”. Ese mismo año 1936, Unamuno, fue destituido como rector de la Universidad de Salamanca y comenzaría la más cruenta de las guerras del siglo XX, la que se hace entre hermanos.

Ahora, en el siglo XXI, cuando hay más de cinco millones de venezolanos en un obligado exilio, lejos de la arena sin mancha de una playa soleada donde sepultar el talón, cómo dijera Andrés Eloy en su Canto a España, hoy día, cuando son tantos los compatriotas que perciben la cada vez más difuminada esperanza de poder regresar al país que conocieron, sin querer percatarse de que todo aquello que antes existía ya desapareció, tocaré el tema del exilio, breve pero exilio, de don Miguel de Unamuno en la agraciada tierra de Fuerteventura.

Fuerteventura es la más grande de las islas canarias  conocida por sus paisajes desérticos y su envidiable clima, y quizás por ello, la estancia del escritor durante cuatro meses de exilio en la isla, es una historia poco conocida. En Playa Blanca, al noreste de Fuerteventura, cuentan que todavía se puede revivir el recuerdo del destierro de uno de los grandes escritores de España, don Miguel de Unamuno de quien se dice que lejos de su suelo peninsular se sentaba en una roca a admirar el mar.

El año 1924 durante el mandato de Primo de Rivera y debido a sus fuertes críticas al régimen, se produjo el destierro a Fuerteventura de Unamuno quien para esos días tenía 59 años y era el vicerrector de la Universidad de Salamanca y decano de la Facultad de Filosofía y Letras, pero don Miguel fue despojado de sus cargos y debió viajar hasta las Islas Canarias y tuvo que alojarse en Puerto Cabras, ahora denominada Puerto Rosario que es la capital de la isla canaria donde es posible visitar en el municipio,  la que fuera la casa de Unamuno y la habitación donde escribía.

Por las muchas cartas que Unamuno intercambió con sus allegados y por los libros De Fuerteventura a París y el Romancero del destierro es posible conocer la honda impresión que Fuerteventura dejó en don Miguel. Es una desolación. Apenas si hay arbolado y escasea el agua”…“Se parece a La Mancha. Pero no es tan malo como nos lo habían pintado. El paisaje es triste y desolado, pero tiene hermosura. Estas colinas peladas parecen jorobas de camellos y en ellas se recorta el contorno de éstos. Es una tierra acamellada”.

Durante su destierro, Unamuno sucumbió a la añoranza del hogar, mientras aprovechaba para pescar, pasear hasta Playa Blanca, cuando decía escritor tratando de sosegarse y calmar sus inquietudes “Estoy digiriendo el gofio de la historia”. En ocasiones se iba de excursión a pueblos cercanos como Betancuria, Antigua, Pájara o Tindaya. Muy cerca se divisa la emblemática montaña sagrada de Tindaya, desde donde ahora, los majoreros, desde el año 1980 construyeron una escultura como homenaje al famoso intelectual exiliado.

De su tiempo en la isla, a don Miguel le sobrevivieron sus dos libros y varios amigos con los que siguió manteniendo correspondencia, entre ellos Ramón Castañeyra, un conocido intelectual de la época. Fue en la madrugada del nueve de julio de aquel mismo año de su llegada (1924) cuando el escritor se marchó de la isla e inició su viaje de autoexilio hacia Francia. El régimen le había concedido la amnistía, pero Unamuno quería dejar patente su antipatía hacia la dictadura, y permaneció, primero en París y después en Hendaya, hasta el año 1930, cuando cayó la dictadura de Primo de Rivera y Unamuno decidiría regresar a España.

La dictadura que hay hoy en día en Venezuela es consecuencia de la tolerancia que tuvo toda América Latina; unos se beneficiaron directamente mientras recibían petróleo, otros tuvieron una actitud pasiva e indiferente. Colombia pudo prever esta situación… Así se expresó hace un par de años Marta Lucía Ramírez vicepresidenta de Colombia durante la 19 edición del Foro Iberoamericano realizado en Madrid, España… Todavía pareciera percibirse el eco de aquellas palabras dichas ante don Miguel de Unamuno:“¡Muera la inteligencia!  ¡Viva la muerte!”.

Maracaibo, martes 8 de junio, del año 2021

 

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