lunes, 13 de agosto de 2018

ONIRICO




ONIRICO

Creo despertarme, pero no estoy seguro, acaso sigo aquí y es preferible, me lo digo sin voltear hacia atrás, lo siento, voy desesperadamente resbalando entre el lodo y estos cráteres, son unas tronchas, huecos inmensos… Entiendo que fueron producidos por el fuego, nacido de algún obús, silban y descienden del cielo, me yo aferro al suelo, apretar las manos llenas de tierra, cerrar los ojos… Presiento que estoy en el solar de la casa, busco afanoso el matapalo y su sombra protectora, pero no lo veo, así pues, me deslizo, resbalo, ruedo hasta verme cayendo por una profunda brecha, un zanjón, y temo, siento miedo, tan solo pido a Dios cuando yo muera, aunque todo me parece un desatino, nueva explosión, en tiempo de guerra cualquier hueco es trinchera… Desde allí, casi sumergido, veo acercarse amenazadora la pezuña férrea de los tanques de guerra, son monstruos de acero, se acercan, van crujiendo, con chillidos metálicos, chirridos crispantes, y al instante huelo la lluvia, sé que se aproxima, le atiendo a los tanques y percibo el viento y como chispean las gotas, me salpican la cara, el agua hará cañaítas, lo pienso y ahora escupe con mas saña, se formarán chorreras, goterones, es un un aguacero lo que cae sobre mí, me remoja y pronto se van llenando las charcas, como una creciente, y mientras… Lo sé, se avecinan las tanquetas, las diviso llenas de remaches, ¿tal vez si rezo?, ¿en vez de una oración sobre mi tumba?, el último, debe ser, es uno de nosotros, cae de bruces, va deslizándose, sumergiéndose en el gran hoyo, a lo lejos retumban cañones antiaéreos, estamos en una fosa, y se han hundido, ¿es común?, mis compañeros quenes la habitan, me digo, les digo, adiós muchachos, yacen eviscerados, hay cascadas de sangre, fluyen formando pequeños lagos, un manantial bermejo, un jagüey lleno de detritus, quisiera escuchar el croar de los sapos, ver las libélulas danzantes, sentir gotas de lluvia limpia, pero no lo logro. Solo hay despojos, humanos… Mejor soñar, dormir, quizás morir, morir es nacer, ¿por qué pienso en el nacionalismo egipcio?, los tanques cada vez más cerca, crujen y salpican, están casi encima, el cañoneo ahora es lejano. ¡Que ridícula situación ésta! Envueltos en una humarada pícrica, nos ahogamos, ¿quiénes?, los que aún respiramos, seguramente, se nos ha emponzoñando el aire, aspirar, toser, ¿estamos muriendo?, ¿de amor?, humo gris amarillo y verdoso, remolinos amostazados, y permanezco metido en el fango, flotando en mostaza, ¡esto es ridículo!, si he de morir en Madrid que me entierren en Sevilla… Entre la niebla cenicienta veo a mis otros compañeros, ¡es por joder!, aún lejanos, ellos vienen acercándose, cada vez más nítidos, me muevo unos milímetros, luego unos centímetros, no suelto el arma, ¡es miarma!, ni loco, ¡perderla!… Me sumerjo por segundos, luego respiro rápidamente, un totalsilencio y súbitamente un gran vacío, de segundos, momentáneamente, nuevamente los diviso, ellos vienen vivaqueando entre el fango, los veo emerger en el blanco de la línea más lejana, es el límite de los arrozales, y noto como saltan, van salpicando lodo y sangre, y se hunden en los pozos turbios, todo es un tremedal, y ellos chapotean, pero no llegan... Detecto como se crean ondas. Cualquier chispita se multiplica en círculos concéntricos. Recuerdo algo sin sentido, Camilo se está muriendo, volteo y lo percibo, es su dolor crispante, penetrante y ácido como este olor, aún boquea y se produce una gran burbuja atornasolada, refleja su rostro todo, y crece y crece en su boca y nariz hasta explotar en salpicaduras sangrientas.
Pude percibir un vaho metálico en su estertorosa respiración, ahora se me ocurre creer que es por la metralla, por las esquirlas, me lo digo, sí, de la granada, tierra soñada por mí, humus férrico, es lo que resta de Camilo, plantación adentro camará. Después de los Camilos vino Ernesto, vino y se fue, prefirió largarse, nos dejaron solos, eran los humocaros del abandono, aún no terminaron de convencerme, todas aquellas explicaciones, ¿y los muchachos?, peinados de perfil, casi todos, ellos... Años más tarde se les uniría el catire, esa fue otra masacre, rabia y dolor, lo digo para mí… Luego pienso, son excusas. Sí, las oigo, farfullan, ahora cuando vienen aullando, chillan como locas, cual radiopatrullas histéricas, mintiendo, agudamente o con falacias quejumbrosas, solo cenizas, carros de bombero humeantes, las oigo invocaciones plañideras, falsas promesas de perras rabiosas, ululantes, alucinantes, les creerán, como otrora, y morirán, ese es el plan... Se acercan gimientes, si no fuese porque encharcados estamos, ellos, las que acarrean son de legítimo stainless steel, armas de guerra, las propias, ahora son… ¿Para que fingir más?, sencillamente, son o es, el enemigo y eso basta, son bestias, son los contrarios, los contra, y ríos bermejos volverán a circundarnos, los que me impiden salir de mi empantanada guarida, sin saber si podré…, sin poder calcular si, acaso llegaré a la meta, revolucionarios, ¿de novo?, ríos de sangre, ¿cuantos planes se habrán de frustrar? A mi lado veo su cabeza llena de crespos y coágulos de sangre, ya negra, reseca, ¿eras Elpidio? Burbujea una resaca espumante, circunvala la periferia de cada poza, ya no llueve, son burbujeantes bordes, como si fuese cerveza, pero tibia, germana quizás… Todo se oscurece, ¿quizás será Alipio?, nos protegió, como el famoso Chacumbele, se lanzó sobre ella, ahora tan solo las coplas preciosas, cual ramo de rosas, tierra ensangrentada, el humo y el olor… Nuevamente las bocas de hierro están vomitando plomo derretido, fuego que tizna la madera agujereada de la gran puerta, triunfo seguro, el electorado, plomo y plomo, péndulo, ¿cuál reloj?, se van tornando blancos los cañones, no marques las horas, palidecen de lo puro rojos, blancos y creo que quieren decirme rojo para exorcizarme, no lo lograrán, lo sé, rojo y falso, ¿naranja?, como en agente… Si se puede, y así hasta hacerse incandescente y el tableteo continuo, ininterrumpido, interminable, quosque tándem?, plomo y plomo, dormir, morir, descansar, sin soñar, que digan que estoy dormido, que murmuren, serán pendejadas, si muero lejos de ti, ya no me importará, digan lo que digan, ¡los demás! Han reiniciado la escupidera, es fuego el de los obuses, celestial, lo digo para mí, ahora si está mucho más cerca, el cañoneo, digo, y creo recordar, si te mueres primero yo te prometo, que no es verdad, me lo digo yo mismo, es acaso, ¿el momento?, ¡con tinta sangre del corazón! Las luces centellean ante nosotros, son de las rockolas y noto que te ríes a carcajadas, laten espasmódicas, roja, verde, azul, se enciende la amarilla, se apaga la magenta, ¿hilario?, oreja a oreja, late roja, ¡es fucsia!, yo, caray es…  Yo la quería más que a mí vida, ¡es él quien me lo cuenta!, ¿la has de perder para siempre?, tú también, ¿y él?, “et tu Brute” me dice y retumba... Ella viene desde aquel recodo, tras la curva enmontada en el camino de mi adolescencia, va girando la última curva, ¿éramos estudiantes?, no me interesan esos regresos, me lo dices, y cual ritornello, yo te lo repito, ¿por eso buscas la muerte?, la sangre corre, veo dibujos de moaré violáceos, mientras fluye tibia. ¿Cómo era su piel? Calorcito, bajo sus largas pestañas, su mirada, no regresa, todo es frío, solitario, ahora, ya sin poder sentir nada, no hay dolor, es insensibilidad, ese aroma, creo que viene con ella, se acerca... Ahora creo saberlo, es la abuela, suena la tela crujiente de su faldón, envuelto en su perfume y en la boca percibo el gusto de la Emulsión de Scott, mamá, abuelita, aquí viene el hombre del bacalao, un purgante delicioso te va a mejorar, debe ser de noche porque no veo nada. Noche, muere junto conmigo... ¿Nos iremos?
Desperté sobresaltado, y noté que estaba sudando...

Maracaibo 13 de agosto, 2018

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