domingo, 19 de agosto de 2018

EL ODIO



EL ODIO

“Ódiame por piedad yo te lo pido/ Ódiame sin medida ni clemencia/ Odio quiero más que indiferencia porque/ El rencor hiere menos que el olvido”       Julio Jaramillo.

He extraído algunas reflexiones del libro de mi inolvidable colega, amigo y compadre Alfonso Ávila Mayor “Aprenda a vivir eternamente y muera tranquilo”; en una sus llamadas Monografías cortas, tomadas del escrito intitulado: “El odio”(pp 198). Me pareció que en estos tiempos tan revulsivos en nuestro desgarrado país, tocar este tema pudiera ser interesante o, al menos digno de análisis. Odio es definido en la DRAE como “antipatía o aversión hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea”. Es un sentimiento contrario al amor, a la solidaridad humana, a la amistad y como veneno del propio espíritu una amenaza permanente para el odiado…

Egoísmo genético. La rapacidad del hombre a la que hacía referencia el filósofo inglés Thomas Hobbes, tiene indubitablemente un fundamento básico genético egoísta… Nuestros genes pueden ordenarnos ser egoístas, pero no estamos necesariamente obligados a obedecerlos toda nuestra vida… Contradictoriamente, las pasiones pueden cambiar, hacerse otras y hasta opuestas: la avaricia en prodigabilidad, el amor en odio, la tristeza en alegría, la envidia en admiración… El odio es pasión propia del hombre. De su realidad sensible corpórea,  el odio, como decía Spinoza… “se entiende solamente hacia los hombres”…”Es la variedad de los afectos que experimentan los hombres, la diversidad de caracteres y apetitos, lo que crea el odio entre los hombres”... “Sabemos siempre por qué odiamos y somos responsables y conscientes de nuestros odios. Muchas veces parecen inmotivados y los llamamos absurdos, pero en realidad odiamos porque presentimos y sentimos un peligro”.

Pero el odio verdadero, el esencial, el patológico, es una pasión destructiva, deseo violento y obsesivo de aniquilar a otro ser. Frederich Nietzsche en Así hablaba Zaratustra, concibió al superhombre con una capacidad inmensa de odio contra los seres débiles, inferiores, resentidos, y señaló claramente que la misión de los fuertes es aniquilar a los débiles. Líderes fascistas alemanes intentaron justificar en esta apología del sentimiento destructor del filósofo, la hecatombe militar que caracterizó el blitz-krieg nazi y el holocausto étnico en los campos, no de concentración sino de aniquilamiento genocida. El odio, es pasión de las pasiones, de él decía Spinoza “…implícito en todas ellas, envidia, venganza, celos, orgullo, avaricia y el amor mismo, cuanto más apasionado, están llenos de odio o nacen de él, pero de todas ellas, es la envidia la que más lo nutre o acrecienta”.

A veces, temerariamente, los tiranos concitan el odio de los pueblos y tardíamente se dan cuenta de que la pasión generada en las masas oprimidas se vuelca contra ellos y los derroca. Hay sin embargo una negatividad en la historia;  el odio estéril e infecundo que fue simplemente destructivo como el fascismo que llevó a la guerra, a la demolición de todos los valores, sin crear nada. Es el odio satánico, ciego, negativo, odio estúpido por amor al odio, es decir, una encrucijada y un abismo sin salida… …Cuando no sabemos lo que queremos ni tenemos conciencia de la trascendencia de la historia, del más allá, de toda presencia y de la realidad de la utopía, reverenciando todo lo que existe sin protestar siquiera con melancólicas quejumbres, no odiamos y nos conformamos por inercia o comodidad al mundo existente… …Entonces es necesario aprender a odiar, a descubrir el valor negativo de esta pasión para gritar no a la injusticia, al crimen, a la explotación, a la tristeza roedora de la resignación. Debemos, como decía Unamuno, “sustituir las armas de la crítica racional por la crítica de la razón crítica, es decir sublevarnos racionalmente pero con pasión”… …Ese odio es anticipador de un mundo nuevo que hay que siempre crear luchando con la siempre presente realidad destructora.

Maracaibo 19 de agosto 2018

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