Una reflexión actualizada
Hoy el 29 de Julio del año
2017, tras cuatro meses de lucha en las calles y una brutal represión, con más
de cien muertos, con centenares de heridos, con miles de detenidos, muchos de
ellos torturados, y con una importante parte de ellos procesados anticonstitucionalmente
por tribunales militares, estamos llegando al final de “El proceso”. Este proceso
que se inició con las mentiras de Chávez, un teniente coronel felón que dio un
Golpe de Estado en 1992 intentando tumbar a un gobierno legítimamente elegido y
tras dos años de estar cómodamente preso, fue indultado, fundó un partido, se
fue a Cuba y prometió muchas cosas que habría de incumplir. Entre otras, aseguró
que llevaría al pueblo a vivir en “el mar de la felicidad”.
Nos encontramos hoy
viviendo en un país que está en fase terminal. Hemos dejado atrás el status de
la Cuba idealizada por Chávez y sobrevivimos en una Venezuela en bancarrota con
la mayoría menos favorecida de su población muriéndose por falta de alimentos y
de medicinas, la delincuencia desatada, en bandas armadas por el mismo
gobierno, sin que esos gobernantes acepten ayudas humanitarias, sin querer
darle oídos al clamor del pueblo que pide contarse, sin acceder a un
revocatorio constitucional que hubiese detenido esta la loca carrera que se da imitando
una de las poses de cuando se veía en aprietos el innombrable “comandante eterno”:“huir hacia
adelante”… Así estamos cuando hemos llegado “al llegadero”.
La población civil ha sido
acosada por una brutal represión militar y policial. El país, maniatado por una
narcodictadura que impávida se muestra descarnadamente ante el mundo. Padecemos las
consecuencias de 18 años de “chavismo”. La “revolución” que transformada en
“robolución” traicionó la patria de
Bolívar a través de la entrega de la voluntad y el honor de sus Fuerzas Armadas para arrastrarse ante los proyectos
de los dos dictadores Castro. El que otrora fue ejército libertador de naciones
hermanas, mancilló su honor subyugado por otra nación y ha terminado por decidir
inmisericordemente apresar, torturar y asesinar en las calles a sus ciudadanos,
la mayoría de ellos jóvenes, y hacerse
cómplice por acción y por omisión de cuanto nos ha sucedido.
En palabras de Héctor
Torres (27/07/17)…“las pruebas han sido
atroces. Durante estos cuatro meses hemos asistido a apaleamientos públicos,
asesinatos capturados en video, secuestros, uso de pistoleros para atacar a la
población, allanamientos ilegales, destrozos a residencias, testimonios de torturas,
saqueos… Todo esto configurando un cuadro que suma más de 100 personas
asesinadas, unas cuatro mil detenidas y 498 presos políticos presentados ante
tribunales, según el Foro Penal, en una cifra récord en nuestra historia
contemporánea”.
Entretanto asistimos al
coraje y al temple del pueblo venezolano, que responde con mayor firmeza a una
crueldad cada vez más dura del partido político que controla el gobierno. La
Constitución formalmente vigente aunque haya sido repetidamente violada, es y será la de 1999 y los venezolanos tenemos
la obligación de hacerla cumplir, tal y como ordena su artículo 333. Especialmente
aplica esta aseveración para los funcionarios e integrantes de las Fuerzas
Armadas, tal y como quedó expresado en la consulta popular del 15 de julio. La
Asamblea Nacional electa en diciembre de 2015 es y seguirá siendo jurídicamente
el legítimo representante del pueblo por lo que las acciones destinadas a
desconocer su mandato como el llamado a una fraudulenta Asamblea Constituyente deberán
considerarse inexistentes. Los ciudadanos solo debemos obediencia a la
Constitución de 1999 y a los actos que, en ejecución de ésta, sean dictados por
los legítimos Poderes Públicos, concretamente por la Asamblea Nacional.
Maracaibo, 29 de julio del año 2017
1 comentario:
Excelente pero tristisima vision sobre un generoso y bello pais en degradacion casi terminal. Estamos con vosotros.
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