Jean-Paul Marat: su muerte y dos
óleos
Jean-Paul Marat (1743-1793). Científico y físico francés de origen suizo
que realizó gran parte de su carrera en Inglaterra pero es más conocido como activista, periodista y político durante la Revolución francesa. Se lo
identificó con el ala izquierda de la Revolución. Fue
tan amado por los sectores más desposeídos de la sociedad como detestado por
los aristócratas y burgueses. El pintor francés Jacques-Louis David (1784-1825) de
gran influencia en el estilo neoclásico, fue un activo participante en la
Revolución francesa y amigo de Robespierre líder de las artes bajo la República
Francesa. David es el autor de
un muy conocido cuadro al óleo titulado “La
muerte de Marat”(1793). La pintura fue admirada durante el Terror, se
hicieron copias para servir de
propaganda. Tras la caída y ejecución de Robespierre el cuadro le fue devuelto
a David en 1795, siendo él mismo perseguido por su participación en el Terror
como amigo de Robespierre y tendría que esperar al auge de Napoleón para
convertirse en un artista prominente de nuevo.
Marat hizo uso del conocimiento que
poseía sobre sus dos ciencias favoritas, la óptica y la electricidad, para
curar enfermedades oculares. Tras algunos años en París se trasladó a Holanda,
y posteriormente a Londres, donde practicó su profesión. En su ensayo De l'esprit (Del espíritu), declaraba
que el conocimiento de la ciencia era innecesario para un filósofo; Marat
opinaba que sólo la fisiología podía solucionar los problemas de conexión entre
el cuerpo y el alma. El duro ataque de Voltaire tras la impresión en 1775 de la
versión francesa del ensayo, sólo sirvió para hacer más famoso al joven autor.
Continuó con sus investigaciones médicas, sobre el calor, la luz y la
electricidad y presentó memorias a la Academia de Ciencias Francesa, aunque no
consiguió ser aceptado como miembro, pues los académicos estaban horrorizados
por su temeridad al disentir con Isaac Newton. Sus experimentos interesaron a
Benjamin Franklin, quien solía visitarle, y Goethe siempre consideró que el
rechazo de la academia era una clara muestra de despotismo científico. En abril
de 1786 dimitió de su trabajo en la corte y, tras unos pocos años, completó una
nueva traducción del Opticks de
Newton (1787) y su libro Mémoires
académiques, ou nouvelles découvertes sur la lumière (Memorias académicas,
o nuevos descubrimientos sobre la luz, 1788). En las vísperas de la revolución
francesa, Marat dejó completamente a un lado su carrera como
científico y filósofo. Cuando, en 1788, el Parlamento de París
y otros notables aconsejaron la reunión de los Estados Generales
por primera vez en casi 150 años, y Marat decidió dedicarse enteramente a la
política.
Tras la reunión de los
Estados Generales, Marat publicó un suplemento a la Offrande,
fechado en 1789, seguido
por La Constitution (La constitución) y
por Tableau des vices de la
constitution d'Angleterre (Cuadro de los vicios de la constitución de
Inglaterra), con el objetivo de influir la estructura de una constitución para Francia. Este último escrito fue presentado a la Asamblea Constituyente Nacional y era una disención antioligárquica para enfrentar a la anglomanía que dominaba la Asamblea. Llamado finalmente L'Ami du peuple (El amigo del pueblo) expresaba sus
sospechas sobre todos los que ostentaban el poder, a los que
llamaba "enemigos del pueblo". Aunque Marat nunca se unió a una
facción específica durante la revolución, condenó a varios grupos e informaba
de sus supuestas deslealtades. Tales declaraciones le ganaron el sobrenombre de
La ira del pueblo.
Marat atacaba a menudo a los grupos más
poderosos o influyentes de Francia, incluyendo al Cuerpo Municipal, la Asamblea
constituyente, los ministros o la corte de Chatelet. Ésto provocó su
encarcelamiento del 8 de octubre al 5 de noviembre de 1789. En enero de 1790 se
le intentó arrestar de nuevo por su agresiva campaña contra el marqués de La
Fayette. Huyó a Londres, donde escribió una Denuncia contra Jacques Necker,
ministro del rey Luis XVI. Volvió a París en mayo para continuar la publicación
de L'Ami
du peuple, atacando a muchos de los ciudadanos más poderosos de
Francia. Temiendo las represalias, Marat se vio forzado a esconderse en las
Catacumbas de París, donde contrajo una enfermedad crónica de la piel; Marat,
era ferviente partidario de la abolición de la monarquía borbónica, y atacó
posteriormente a los líderes revolucionarios más moderados. En julio de 1790,
escribió: «Quinientas o seiscientas
cabezas cortadas habrían asegurado tu descanso, libertad y felicidad. Una
humanidad falsa ha sostenido tus brazos y ha suspendido tus soplos; debido a
esto, millones de tus hermanos perderán sus vidas.»
Durante este periodo, Marat criticado
con frecuencia, tuvo que esconderse hasta la insurrección del 10 de agosto,
cuando el Palacio de las Tullerías fue sitiado y la
familia real debió ser protegida por la Asamblea legislativa. Posteriormente, Marat tomó
su asiento en la Comuna de París, y solicitó que se juzgara a
los monárquicos encarcelados, después apoyó las Masacres de septiembre, en las que cientos de prisioneros políticos fueron
asesinados, y estableció el Comité de Vigilancia, cuyo papel era eliminar de raíz a los contrarevolucionarios. Marat
compuso las listas negras a partir de los sospechosos de crímenes políticos.
Una de sus víctimas pudo haber sido el químico Antoine Lavoisier. No
estaba afiliado a ningún partido pero fue elegido para representar al pueblo
francés en la Convención nacional en septiembre de 1792. Francia fue declarada
República el 22 de septiembre y Marat dejó de publicar L'Ami du peuple.
Su postura durante el
juicio del depuesto rey Luis XVI fue sorprendente ya que declaró que era
injusto acusar a Luis de cualquier cosa anterior a su aceptación de la
Constitución, y aunque solicitó implacablemente la ejecución del rey por el
bien del pueblo, pero no permitió que el consejero del rey, (“un anciano sabio
y respetable") fuese atacado desde su periódico. El 21 de enero de 1793 el
rey Luis fue guillotinado; y hasta mayo, Marat luchó con los girondinos
moderados asegurando que eran enemigos encubiertos del republicanismo, provocando
una violenta confrontación con ellos. Los girondinos ganaron y la Convención
ordenó que Marat fuera juzgado ante el Tribunal revolucionario, pero fue
absuelto y devuelto a la Convención con renovado apoyo popular. La caída de los
girondinos a finales de mayo
fue uno de los últimos logros de Marat. Su enfermedad de la piel tenía efectos
negativos en su vida.
Lo único que aliviaba las molestias eran los baños
calientes. Marat estaba en su bañera el 13 de julio de 1793 cuando una mujer que afirmaba ser una mensajera desde Caen solicitó verlo. Él la dejó entrar, y le preguntó
los nombres de los que la enviaban. Tras apuntar sus nombres presuntamente
dijo "Serán todos guillotinados". La joven aristócrata Carlota Corday, sacó un cuchillo comprado minutos antes en una tienda al otro lado de la calle,
y le apuñaló en el pecho. Marat gritó "A moi, ma chère amie!"
y murió. Corday era girondina, y su acción provocó represalias, en las que
cientos de los adversarios de los Jacobinos
fueron ejecutados bajo los cargos de traición. La misma Corday fue guillotinada
el 17 de julio de 1793 por el asesinato de Marat. Los ojos lacrimosos del cuadro al óleo “ Carlota Corday” (1889),
de nuestro gran pintor, Arturo Michelena (1863-1898)
se han visto, "no como el gesto de un alma por el pesar de su acción sino por la
plenitud de una vida a punto de desvanecerse"… Los centros simbólicos del cuadro
se plasman en el carcelero con el sombrero
propio de la revolución que emite una luz rojiza que emana del fósforo en
contrapunto con las diversas zonas rojas del lienzo y se continúan con el manto
del carcelero que da la espalda a Carlota. Esta rojez de sangre se opone a la blancura lunar de Carlota, contra el esplendor solar apolíneo que rodea a los
personajes símbolos de la Revolución que la acompañan.
Maracaibo
9 julio del año 2017
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