domingo, 2 de julio de 2017

Los Cupello de Maracaibo




Los Cupello de Maracaibo

En un ranchito de la plaza Baralt, en el año 1901, un joven italiano, de quince años, fundó una joyería y relojería. Así comenzó la historia de Salvatore Cupello en Venezuela, quien no imaginó nunca que su negocio se convertiría, con el paso de los años, en el más antiguo de su ramo en el país. Ahora ya son cuatro las generaciones de Cupello que han llegado a instalarse en la región”. Así escribió hace ya un tiempo, con el título de “Inmigrantes”, la periodista (Licenciada en Comunicación Social de la Universidad del Zulia) Annel Mejias quien recogió comentarios de Myriam Cupello, hija menor de Salvatore Cupello y del médico historiador Dr Orlando Arrieta (1935-2013) para presentar una inteeresante historia que aprovecho para rescatarla, por varias razones: por haber sido compañero de estudios en el bachillerato de Jesús Cupello, médico pediatra hoy ya fallecido y por la bella Myriam de quien escuché hablar con admiración desde la edad de 9 años. De modo que así quise dar a conocer esta que es una historia local, en mi blog lapesteloca.blogspot.com
 
Los inmigrantes salen de su país para mejorar su vida. Ese fue el caso de mi padre”, le dijo a Annel, Myrian Cupello, la hija menor de don Salvatore, quien fue la primera Miss Venezuela en el año 1949, y quien le relató, la historia de su padre, uno de tantos miles de hombres y mujeres que abandonaron sus tierras para labrarse un destino. Si bien la mayor inmigración de italianos a Venezuela se dio luego de la II Guerra Mundial, a finales del siglo XIX y principios del XX llegaron hasta la región zuliana, familias, como los Fossi, Lovisi y Caruzo, Dagnino, Abot y, claro está, los Cupello, que dejaron marcas en la historia comercial de la región. “Maracaibo era la capital del occidente del país, prácticamente no tenía nada que ver con Caracas, era centro comercial de los Andes y tenía un puerto movido. Fue pionera en muchos avances, como ser la primera ciudad del país con luz eléctrica”- Así le narró, vía telefónica desde Caracas, Myrian a Annel Mejias que escribiría el trabajo sobre los inmigrantes, con la historia de don Salvatore, quien falleció en 1972. Ella nos fue relatando como el joven arribó en un barco a la ciudad de Maracaibo con dos intenciones: trabajar como ayudante de contabilidad en la firma Lovisi y Caruzo, una sastrería, y conseguir a su padre Francisco, quien se había aventurado a viajar hasta Maracaibo en el año 1886. Salvatore llegó solo, con una bolsa de joyas que otro italiano le entregó en su patria antes de partir, para un pariente que luego no consiguió en la ciudad, su ropa y una recomendación para trabajar en la sastrería.
“Se compró un burro, que llamó Gastone, y de lunes a sábado laboraba en la firma y los domingos iba de casa en casa en el burro vendiendo joyas”, dijo Myrian, para describir el inicio de un próspero hombre de negocios que dejó como legado dos joyerías en Maracaibo y una distribuidora de relojes en Caracas. Hasta quintas generaciones se ven de familias que llegaron a la región durante el siglo XVIII y XIX y que, en la mayoría de casos, se emparentaron con mujeres criollas, como Salvatore Cupello, quien tuvo su hijo mayor con Carmen Arrieta en 1907, Salvador Arrieta. Luego, Salvatore se casó con Josefa de Cupello, con quien procreó 11 niños. Mi abuelo envía en 1923 a mi padre, Salvador Arrieta, a Suiza a estudiar relojería”, así le relató Orlando Arrieta Meléndez, -muy apreciado médico zuliano  Annel Mejías, la historia de su abuelo Salvador Arrieta: “Se formó durante cinco años en la Ecole de Etudes D’Horlogerie de Géneve y, como tesis para graduarse, hizo en los laboratorios de la academia europea dos relojes de oro: uno de bolsillo, que aún funciona y posee como legado su hijo Arrieta, y otro de pulsera, que fue concedido al ex presidente Juan Vicente Gómez y cuyo paradero está entre Maracay y Caracas. Salvador Arrieta fue el primer venezolano en hacer relojes en el país y, en 1928, “el ciudadano presidente del Concejo Municipal del distrito Maracaibo, José Osorio, le notificó que la cámara lo había nombrado relojero público del distrito”.
lamentablemente fallecido el año 2013, beisbolista (el Tacho), historiador que publicaría 21 libros, miembro de la Sociedad Venezolana de Nefrología, la Sociedad Médico-Quirúrgica del estado Zulia, de la Academia de Medicina del estado Zulia, de la Sociedad Venezolana de Escritores Médicos y del Centro Zuliano de Historia de la Medicina: - para ampliarle a la periodista
El joven Cupello, al igual que muchos de sus compatriotas, se residenció en Maracaibo, una de las zonas más atractivas, junto con Cabimas y Ciudad Ojeda, en la Costa Oriental del Lago, donde se concentrarían  gran cantidad de italianos.  “Mi abuela, Josefa (con quien se casa Salvador), era andina, hija de italianos, era muy inteligente y maravillosa en los negocios. Tuvo con él cinco varones y seis hembras”.  Así le expuso María Eugenia Amado Cupello, de la tercera generación de esta familia, nieta de don Salvatore, a la autora de  “Inmigrantes”, Annel Mejías. “Me habían dicho que eran flojos. Esta gente no para de trabajar. Sólo descansan pocas horas. Y qué la ciudad, Paola (el pueblo de Calabria de donde venía) tiene sólo una calle. Aquí hay muchas. Con ragione mio nonno, che conosceva tutto il mundo, diceva che Maracaibo era citta con futuro”, se lee en una carta de Cupello del año 1900 publicada en el libro “Salvatore, el inmigrante”, escrito por Myrian.
Las razones para escoger al Zulia como área idónea presenta varias aristas, nos dijo Annel Mejías, y a juicio del historiador OrlandoArrieta, se debió  a que tanto el venezolano como el italiano tienen costumbres similares y el idioma parecido.Mi padre estaba muy contento en Maracaibo, le gustaba su gente y la ciudad”, narró Myrian, mientras la nieta de Salvatore, María Eugenia Cupello Amado, lo describió así:Hasta el día que murió, mi abuelo trabajó; recuerdo que luego de atender la relojería se iba a su casa a ensamblar las correas de los relojes y así duraba en ese rito hasta la medianoche”. De esta manera concluyo para este blog, un relato que para hablar de “los Cupello de Maracaibo” se apoyó en diversas impresiones personales en el trabajo, “Inmigrantes” publicado por Annel Mejías, quien es también autora de una obra con remembranzas de Barrancas titulada “Mapas y Sangre”(Editorial Monte Ávila) ganadora del premio Mención Narrativa de Autores Inéditos el año 2011.
Maracaibo, 3 de julio del año 2917

4 comentarios:

leandro corzo dijo...

buenas, como hago para hablar con alguien que me aclare la relacion de los petrogoll y los espinas con los cupellos

leandro corzo dijo...

que relacion hay entre los espina y los cupellos?

LAILA BUDJAK dijo...

Hermoso artículo. Como hijo de inmigrante europeo me siento feliz al leer estas historias.

Yolanda dijo...

Buenas tengo un reloj de carruaje ke pone salvador Arrieta