martes, 13 de diciembre de 2022

Los verdugos de Stalin (2)


Ivánovich Yezhov (1895-1940) fue un revolucionario ruso que llegó a la cúspide política en la Unión Soviética como Comisario del Pueblo de Asuntos Internos (NKVD). También conocido como director de la Policía secreta soviética, sus hechos y acciones reflejan el pensamiento estalinista del periodo de entreguerras. Hombre de confianza de Stalin, su periodo en el cargo fue el único de la historia de la Unión Soviética, en la que las sentencias de muerte no fueron aprobadas por el politburó, sino simplemente por el comisario de Interior y los jefes regionales del NKVD. Su nombre es símbolo del periodo más represivo de las Grandes Purgas de la década de 1930, denominado Yezhóvschina. ​

Yezhov nació en la ciudad de Marijampolė, en Lituania, cerca de la Polonia rusa. Se trasladó a la capital en 1906, con once años; decía haber sido hijo de un obrero metalúrgico pobre, en realidad su padre había desempeñado diversos oficios, desde patrón de un burdel, pintor, guardagujas o guardabosques. Su biografía oficial cambió estos datos para ensalzar su origen proletario. Su madre, Anna Antónovna Ezhova, era lituana y Yezhov hablaba polaco y lituano además de ruso.

Su formación fue escasa, asistió apenas un año a la escuela primaria antes de marchar a la capital como aprendiz de sastre. Pasó alrededor de un año en Lituania y en la Polonia rusa en diversos oficios, relacionados con la metalurgia. Trabajó en las fábricas Nedermeier y Putílov de San Petersburgo en 1914-1915 y participo en diversas huelgas y manifestaciones. A pesar de su escasa educación se ganó el apodo de “Nicolasito el amante de los libros” entre sus compañeros, por su hábito de lectura; se consideraba a sí mismo autodidacta.

Deportado de la capital por participar en una huelga, en 1915 fue llamado a filas y sirvió en el 76º Regimiento de Infantería y más tarde en el 172.º, Herido al poco tiempo recibió un permiso de seis meses y regresó al trabajo en la fábrica Putílov hasta que el Ejército lo reclamó de nuevo. Se unió a los bolcheviques en 1917, y apoyó abiertamente la Revolución de Octubre. Fue el jefe de su célula en el taller de artillería, ayudante del comisario de la estación de ferrocarril local y más tarde comisario de noviembre de 1917 a enero de 1918 y organizó nuevas células bolcheviques.

Fue nombrado delegado provincial al XIII Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética en mayo de 1924. Durante su estancia en Turquestán. amplió su formación marxista-leninista. Participó en el XIV Congreso del Partido en diciembre de 1925 e inmediatamente después la secretaría del comité central le concedió un curso anual en la Academia Comunista sobre marxismo-leninismo. Asistió a los congresos XV y XVI del partido en diciembre de 1927 y abril de 1929 en calidad de delegado del departamento. Participó por primera vez en la represión masiva, esta vez contra los cientos de miles de campesinos que la OGPU acusó de ser kuláks en febrero de 1930. Fue un partidario vehemente de la colectivización de comienzos de la década de 1930.

En noviembre de 1930, pasó a presidir la principal oficina de personal del partido, clave en los nombramientos de personal; Stalin lo recibió el mismo mes e ingresó de inmediato en el círculo de los más allegados a este, el Politburó. Ese mismo año, se divorció de su primera mujer, Antonina Titova, con la que se había casado en 1921. Comenzó entonces a mantener relaciones con Evguenia Solomónovna Jayútina a la vez que sostenía diversas relaciones homosexuales que había iniciado ya en su juventud. ​A finales de 1931, participó en las reuniones en las que se decidió establecer colonias penales del Gulag en la región del río Kolymá para la extracción de oro mediante trabajos forzados. Ya entregado a los intereses de Stalin, su carácter cambió notablemente alrededor de 1930, cuando los testimonios sobre él empeoran enormemente. A partir de entonces, se labró fama de fanático, radical, cruel, inmoral e implacable.

En el pleno del comité central del 23 al 29 de junio de 1937 Yezhov describió la existencia de una gran conspiración contra la dirección del partido que reunía a trotskistas, zinovistas, «derechistas», miembros del Comintern, Tujachevski y otros cómplices en el Ejército soviético y Yagoda y sus secuaces en el NKVD. La operación, planeada por Stalin y sus colaboradores, estableció un sistema de cuotas y «contingentes» que debía ser arrestados o ejecutados. Los centros regionales recibían cuotas de represaliados que la capital animaba a aumentar. El 17 de julio de 1937, en plenos preparativos para las operaciones masivas decididas en junio, Yzhov recibió la Orden de Lenin junto con otros ciento veinte miembros del NKVD por su «éxito sobresaliente desde la dirección de los órganos del NKVD en el cumplimento de los encargos gubernamentales».​ Comenzó entonces el apogeo de Yezhov que, a propuesta de Stalin (ver foto), fue nombrado candidato al politburó el 12 de octubre de 1937.






Yesjov dirigió las purgas del partido y del Estado entre 1934 y 1936; el periodo más intenso de terror contra la población en general en 1937-1938.​ Durante su ejercicio como comisario de Interior, cientos de miles de personas fueron ejecutadas y millones detenidas en las campañas de represión. Sin embargo, pocos años después cayó en desgracia y fue fusilado en 1940. 

Lavrenti Pávlovich Beria (1899-1953) fue un arquitecto constructor y dirigente comunista de la Unión Soviética, mariscal político y jefe de la policía y el servicio secreto (NKVD) desde 1938 hasta 1953. Su gestión estará siempre asociada a la más dura represión estalinista con arrestos y ejecuciones masivos llevados a cabo durante la llamada Gran Purga. Beria asumió el mando de la NKVD en la etapa final de la purga y alcanzó su apogeo durante la Segunda Guerra Mundial, hasta la muerte de Stalin; posteriormente fue juzgado y ejecutado, en circunstancias poco claras, a instancias de Nikita Jrushchov y sus seguidores, que lo veían como el principal obstáculo a la desestalinización. Beria ha sido descrito como el Himmler soviético.

Lavrenti Beria nació en una familia de campesinos pobres, en Merkheuli, una aldea en la región georgiana de Abjasia, una de las zonas más atrasadas del Imperio ruso. Su madre, Marta Ivanovna (1868-1955), era profundamente religiosa y se había casado con otro hombre antes de contraer nupcias con el padre de Beria, Pavel Jujaevich Beria (1872-1922), un campesino abjasio. Beria acudió a la escuela de Sujumi en 1907, con ocho años, de la cual egresó en 1915. En octubre de 1915, partió a Bakú a estudiar en una escuela técnica de construcción mecánica. En marzo de 1917 se unió a los bolcheviques mientras cursaba sus estudios superiores en el Instituto Politécnico de Bakú (Azerbaiyán), donde se destacó en las matemáticas y ciencias exactas.

El propio Beria afirmó haber trabajado durante un par de meses para los servicios secretos del gobierno azerbaiyano que controlaban los británicos, hecho que sus enemigos políticos emplearon contra él más tarde. En marzo de 1920, los bolcheviques se harán con el poder en Bakú, y Beria comenzó a trabajar en las aduanas. En mayo lo envían en misión secreta a Tiflis, donde el Gobierno menchevique lo detiene y lo encierra en la cárcel de Kutais. Fue liberado por intercesión de Serguéi Kírov, plenipotenciario soviético en el Cáucaso. En 1920 volvió a Bakú y continuó estudiando en el instituto politécnico. En febrero de 1921 abandonó sus estudios cuando se lo ascendió a vicepresidente de la sección política de la Checa de Azerbaiyán, que dirigía Mir Jafar Baghirov, con quien estableció estrecha amistad. En 1920 toma funciones como agente secreto en la delegación soviética en Praga, y aprende los idiomas checo, alemán y francés.

Tras la conquista soviética de Georgia en febrero de 1921, se le envió a Tiflis a organizar la nueva checa georgiana; conoció a su esposa Nina Gueguechkori, de familia mísera, con la que se casa en abril. En 1924 organizó la represión de una revuelta nacionalista en Tiflis, donde cinco mil personas fueron ejecutadas. Beria fue un estrecho aliado de Iósif Stalin en su ascenso al poder en la Unión Soviética y fue premiado con la Orden de la Bandera Roja. Después participó en la aplicación por la fuerza de la colectivización en el Cáucaso, que desencadenó la hambruna y una guerra civil larvada, de la que Beria culpó en parte a los troskistas. Participó en el XVII Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética que se celebró a comienzos de 1934,​ donde lo eligen miembro del Comité Central del Partido Comunista. Se mudó de Georgia, pero siguió ejerciendo control directo sobre la república hasta julio de 1953. En noviembre de 1938, Beria a instancias de Stalin complotó y sustituyó a Nikolái Yezhov en la dirección del Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos (NKVD), la policía de la seguridad nacional.

En junio la Alemania nazi invadió a la Unión Soviética, Beria se convirtió en miembro del Comité de Defensa Estatal y durante la Segunda Guerra Mundial, usó a millones de prisioneros de la NKVD como mano de obra para la producción bélica, luego tomó el control de la producción de los armamentos y, junto con Georgi Malenkov, de la producción de aviones y turbinas. En este periodo se le atribuyen a él (en responsabilidad sea compartida con Stalin, las políticas de represión de todos aquellos que dieran muestras de derrotismo o deserción.

En el año 1940, Beria le presentó personalmente a Stalin un plan de exterminio de prisioneros de guerra, civiles e intelectuales polacos que una vez firmado derivó en la masacre en los bosques de Katyn (https://bit.ly/3iwN0DZ). Aproximadamente 22.000 prisioneros polacos que fueron llevados a territorio soviético resultaron ejecutados con un disparo en la nuca y sepultados en fosas comunes. Su lugar de entierro es sitio de muchas ceremonias y recordatorios.

En los funerales de Stalin, Beria fue uno de los tres oradores: habló luego de Malenkov y antes de Mólotov, lo que lo referenciaba como el segundo hombre fuerte de la URSS. Sin embargo, la actitud ambivalente de Beria frente a la muerte de Stalin levantó suspicacias soterradas, ya que para haber sido tan cercano a Stalin no parecía lo suficientemente conmovido como otros cercanos al difunto líder. El diario Pravda anunció el arresto de Beria el 10 de julio, dando el crédito a Malenkov y culpando a Beria de «actividades ilegales contra el Partido y el Estado». En diciembre se anunció que Beria y seis cómplices habían estado siendo pagados desde hacía años por agencias de inteligencia extranjeras, para conspirar en derrocar el gobierno comunista de la Unión Soviética e instaurar el capitalismo. Mientras estuvo encarcelado envió diariamente solicitudes de misericordia a Malenkov y a Jruschov, pero fueron ignoradas (ver foto de TIME).


Beria fue juzgado en un «tribunal especial» sin defensa y sin derecho a apelación. Fue sentenciado a muerte y, según las posteriores declaraciones de Moskalenko, Beria rogó arrodillado por misericordia. Sin embargo, él y los otros seis acusados fueron ejecutados inmediatamente de un certero balazo en la cabeza el 23 de diciembre de 1953. El ejecutor fue el general Batitsky quien descerrajó un tiro certero en la frente a Beria.

Existen evidencias de que Beria asesinó a varias de sus víctimas sexuales: en 1993, trabajadores de construcción instalaban nuevo alumbrado público cuando desenterraron huesos humanos cerca de la dacha de Beria en Moscú; los obreros encontrarían cráneos, huesos pélvicos y huesos de piernas. Posteriormente, en 1998, los esqueletos de cinco mujeres jóvenes fueron descubiertos cuando obreros de construcción instalaban nuevas tuberías en la misma dacha que ahora alberga a la embajada de Tunisia en Rusia. Cada una de las víctimas fue ejecutada de un disparo en la base del cráneo y fue enterrada desnuda; los forenses determinaron que habrían sido enterradas en el verano de 1949. En 2011, obreros que cavaban una zanja en el centro de Moscú encontraron una fosa común cerca de la misma residencia, conteniendo una pila de huesos humanos, incluyendo los de dos niños, y que habían sido recubiertos con cal o cloro. Beria también solía enterrar los cuerpos de sus víctimas bajo las rosas que su esposa plantó en su jardín​ y mantenía una cámara de torturas en el sótano de su casa en Moscú conectada por túneles subterráneos a las fosas comunes encontradas en los alrededores. Vladimir Zharov, encargado del departamento de medicina forense de la Escuela de Medicina y Odontología de la Universidad Estatal de Moscú, encargado de la agencia de ciencia forense criminalística ha dado fe de estas evidencias…

Fin de la parte (2) de “Los verdugos de Stalin”

Maracaibo, martes 13 de diciembre del año 2022

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