Don Juan
Tenorio
José Zorilla nació en 1817 en Valladolid y en 1827 la familia Zorrilla se
trasladó a Madrid, donde su padre ocuparía el cargo de superintendente general
de la policía y el joven Zorrilla ingresaría en el Real Seminario de la
Nobleza. En 1834 suspende su primer año de leyes en la Universidad de Toledo y
su padre le envía a la Universidad de Valladolid, donde tiene éxito en los
estudios. En 1836 se escapa de la casa paterna para dedicarse a la vida
literaria y se instala en Madrid, donde lleva una vida bohemia. En 1837 aparece
en un entierro como poeta, recitando la Elegía a la memoria desgraciada del
joven literato Larra, “Ese vago clamor que rasga el viento es la voz funeral de
una campana; vano remedo del postrer lamento de un cadáver sombrío y macilento
que en sucio polvo dormirá mañana”… Ese mismo año
publicará su primer libro de poesías líricas y su primer drama, que no llegó a
estrenarse. Dos años más tarde se casa con Florentina de O'Reilly, viuda, 16
años mayor que él… En 1840 se estrena con éxito su primer drama importante, “El zapatero y el rey”, al que le siguen
otros hasta 1844 cuando se estrena “Don Juan Tenorio”, su obra teatral
más famosa, de la que diremos algo en esta oportunidad y de la cual venderá los
derechos de autor a un librero por una modesta cantidad.
Don Juan
Tenorio (1844), de José de Zorilla, es una obra de teatro
representativa del Romanticismo. Su historia se desarrolla en Sevilla, durante el Siglo de Oro, cuando en su primera parte, don Juan Tenorio y don Luis Mejía se reúnen
en un hotel para hablar de sus hazañas, los muertos en batalla y las mujeres
seducidas. Deciden entonces hacer una nueva apuesta, en la que don Juan espera
quitarle a don Luís su prometida, doña Ana de Pantoja y le asegura que además
conquistará a una novicia. Al enterarse del desafío, el Comendador don Gonzalo
de Ulloa, padre de doña Inés, quien está en un convento destinada a casarse con
don Juan, niega su consentimiento y deshace el compromiso. Don Juan tras
escribirle una carta de amor a doña Inés, la rapta del convento y ambos se
enamoran. Don Luis y don Gonzalo se enfrentan a don Juan en un duelo, y los dos
terminan muertos, por lo que don Juan huye a Italia y doña Inés, muere de pena al no poder estar con su
amado don Juan. En la segunda parte de la obra, tras cinco años, don Juan
vuelve a Sevilla y visita el cementerio donde están enterrados don Luis, don
Gonzalo y Doña Inés quien ha hecho una apuesta, con Dios: si ella logra el
arrepentimiento del don Juan antes de su muerte, los dos se salvarán, y si no
lo consigue se condenarán eternamente. Don Juan regresa a su casa donde el
espíritu de don Gonzalo intentará conducirlo al infierno, pero el espíritu de
doña Inés le ruega que se arrepienta y le convence por lo que la novicia ganará
la apuesta y los dos suben al cielo rodeados de ángeles, cantos e imágenes
celestiales. Años más tarde, Zorrilla diría que la falta de verosimilitud era
el gran pecado de “Don Juan Tenorio”,
obra de la que don Miguel de Unamuno afirmó que su rima infantil era vacía. La obra, una
parodia clásica, es una refundación de “El Burlador
de Sevilla”, de Tirso de Molina y de “El Convidado de piedra”,
de Antonio Zamora, obras estas del Siglo de Oro que reviven la figura del
libertino don Juan.
Muerta su esposa, José Zorrilla regresó
a España en 1866. En ese entonces su fe religiosa sufrió un duro golpe, del cual se recuperó
casándose otra vez con Juana Pacheco en 1869. De los apuros económicos, no lograban sacarlo ni
los recitales públicos de su obra, ni una pensión otorgada demasiado tarde,
aunque recibía la protección de algunos personajes de la alta sociedad española
como los condes de Guaqui y los honores llovían sobre él al final de su vida. En 1884
fue designado cronista de Valladolid y en 1889 fue laureado en Granada como poeta nacional. No
se sabe exactamente cuándo le apareció un tumor cerebral y cómo afectó su
comportamiento, ya que hay quienes han especulado sobre si acaso el papel predominante
de la fantasía en el escritor puede encontrar una explicación relacionada con
el tumor. Lo que sabemos es que José Zorrilla murió en Madrid en 1893 como consecuencia de la operación efectuada para
extraerle un tumor cerebral. Sus restos fueron enterrados en el cementerio de San Justo en Madrid y en 1896, cumpliendo la voluntad del poeta, fueron
trasladados a Valladolid.
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Maracaibo
9 de marzo, 2018
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