Jenner: ¿un virus de vacas y caballos?
En el volumen 173 de la revista Veterinary Records del
añ0 2013, nuestro apreciado colega maracucho José Esparza publicó un trabajo
señalando un interesante misterio sobre las vacunas para la viruela, tan
conocidas son, que todos ostentamos en el brazo la marca que en la infancia nos
dejó su inoculación. Las “vacunas” se llaman así, por las vacas, pero según nos
reveló nuestro colega, las “vacunas” originalmente quizás pudieron ser de
naturaleza equina, o sea que su origen no era de vacas sino de caballos… Esparza señalaba que habiendo tan pocos casos
descritos de viruela-equina, el misterio pudiese ser difícil de esclarecer.
Hace un par de días, en la prestigiosa revista New England Journal of Medicine
volvería José Esparza con varios colegas suyos a retomar el tema. En una
comunicación al Editor de la revista, el trabajo intitulado “An Early American Smallpox Vaccine Based on Horsepox” fue firmada
por Livia Schrick, Simon H. Tausch, Andreas Nitsche y P. Wojciech Dabrowski,
del Instituto Robert Koch en Berlín, Alemania; por Clarissa R. Damaso de la
Universidad Federal de Rio de Janeiro en Rio de Janeiro, Brasil; y por José
Esparza trabajando actualmente en la Escuela de Medicina de la Universidad de
Maryland, en Baltimore, Estados Unidos.
En
1798, Edward Jenner notó lo poco usual que era hallar casos de viruela en las
lecheras. La viruela era una enfermedad que las dejaría marcadas, o desfiguradas
si sobrevivían a la infección, y no conocía casos de viruela en las mujeres
encargadas del ordeño y cuidado de la vacas. A Jenner se le ocurrió pensar que
la razón de esta particularidad podría provenir de que ellas, las lecheras, tal
vez se infectaba con viruela bovina, una enfermedad que padece el ganado bovino
que produce molestias menores en quienes se infectan al manipular los animales.
Jenner entonces decidió tomar costras y pus de las lesiones de las manos de una
de las lecheras infectadas e inocularlo en un brazo a un niño de ocho años. El
niño quedó protegido contra la viruela. Así fue como durante décadas las
costras o el pus de lesiones de las vacas con viruela-bovina fue usada en miles
de brazos para proteger, “vacunar” a los humanos, y llegar a erradicar la
viruela totalmente para el año 1980.
Sin
embargo, nunca quedó aclarado, y el mismo Jenner no sabía si realmente el
material que él mismo había utilizado era de viruela vacuna, pues era posible que la viruela equina también
afectase a las vacas y entonces se hubiese utilizado una protección de origen
equino y no bovino. José Esparza y sus colegas investigadores de Alemania y de
Brasil han demostrado que este asunto no está totalmente esclarecido y que el
virus que se usa modernamente en las vacunas para la viruela quizás no es ni
bovino ni equino y pudiera ser otro virus que tal vez infecte otras especies
animales, quizás roedores, o que posiblemente se ha venido modificando en los
laboratorios con el paso del tiempo.
Para
arribar a tan interesantes conclusiones, los investigadores que escribieron la
carta al New England Journal of Medicine, analizaron una vacuna para la viruela
preparada en 1902 por la Compañía H-K- Mulford de Filadelfia de Sharpe And
Dohme en 1929 y extrajeron el ADN dela vacuna glicerinada realizando una
amplificación de su genoma a través de sus secuencias usando el kit de TruSeq Nano DNA. Subsecuentemente el ADN
fue examinado en un Illumina MiSeq,
para luego, la secuencia obtenida ser ensamblada a un genoma ya precisado (GenBank accession number, MF477237;
196,464 bp) y con la ayuda de los recursos de Bioinformatica proporcionados por
el SPAdes Genome Assembler se hizo un
análisis filogenético apoyándose en la organización conocida de las secuencias
del genoma de los orthopoxvirus a través de un software en versión 7.205.
Las
similitudes halladas en el genoma viral de la muestra de vacuna Mulford 1902 es
similar en un 99.7% al virus de la viruela-equina. Curiosamente las supresiones
en los extremos de las secuencias son similares a las de virus de la viruela
pero no se parecen a los de la viruela bovina ni a la equina. Estas evidencias
parecen apuntar a que era equino y no bovino el virus que se ha utilizado para
protegernos contra la viruela. Finalmente el origen de la vacuna Mulford de
1902 proviene seguramente de Europa ya que no existe viruela equina en América.
Según
el Dr David Evans Jefe del Departamento Medical Microbiología e
Immunología Médica de la Universidad de Alberta en Canadá y experto en estos
grandes virus virus ADN conocidos por la viruela en los humanos y las
mixomatosis en conejos, diría; “hay evidencias de que el virus bovino se adaptó
compartiendo caracteres del virus equino, por lo que seguramente el virus de la
vacuna de Jenner era también virus equino”. Los doctores Damaso y
Esparza esperan continuar su investigación revisando otros recipientes de vacuna
porque según diría José Esparza. “Resolver
misterios es parte de la naturaleza de los humanos”.
Maracaibo, 13 de octubre
del año 2017
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