Budapest: el extraño mundo magiar
Supe de una historia
sobre el físico italiano Enrico Fermi(1901-1954), premio Nobel de Física 1938 y
creador del primer reactor nuclear, quien era amigo de las preguntas difíciles
de responder, había inventado la llamada “Paradoja de Fermi” (o principio de
Fermi) que consistía en la cuestión de si el Universo posee formas de vida inteligente
más allá de la Tierra. Decía que una vez, le comentaría a Leo
Szilard(1898-1964) su gran amigo y colaborador, un físico húngaro nacionalizado
estadounidense con quién había creado la primera pila atómica, sobre la
posibilidad de que los humanos hubiésemos sido colonizados por seres más
inteligentes venidos de otros planetas. A su curiosa pregunta Leo Szilard le respondió
afirmando que sí. Sencillamente, que sí: “los húngaros” le dijo, y le recordó entonces
a Fermi como había existido toda una pléyade de hombres especiales; nacidos en
Hungría a finales del XIX o comienzos del siglo XX, que podrían confirmar su
carácter extraterrestre. Su extraña respuesta la resumiré para ustedes a continuación:
Moritz
Kaposi,
(1837-1902) Nació en Kaposvár, Hungría.
Fue un importante médico, doctorado en la Universidad de Viena en 1859
descubridor del tumor de piel que
lleva su nombre ( Sarcoma de Kaposi). Albert Szent-Györgyi, (1893-1986) Nació en Budapest, Hungría. Bioquímico
estudió medicina en Budapest y Cambridge. En 1937 premio Nobel de Fisiología y
Medicina por el descubrimiento de la vitamina C y sus trabajos sobre los
procesos de combustión de nutrientes intracelulares. Leo Szilard (1898-1964) Nació
en Budapest, Hungría. Físico que estudió la reacción de los rayos gamma
sobre el berilio, para producir neutrones y con Fermi estudió la fisión del
uranio y trabajó en la construcción de la primera pila atómica. Georg von Békésy, (1899 -1972) Nació en Budapest, Hungría. Biofísico del Instituto Karolinska, de la
Univ. Harvard y de Hawai. En 1961, Premio Nobel de Fisiología o Medicina por su
investigación de la función de la cóclea en el órgano auditivo de los
mamíferos. Denis Gabor (1900-1979) Nació
en Budapest, Hungría. Físico premio Nobel de Física en 1971.
Inventor de la Holografía y trabajos
científicos sobre la teoría de la comunicación, óptica física y la televisión
en color. Eugene Paul Wigner (1902-1995) Nació
en Budapest, Hungría. Físico y matemático. Premio Nobel de Física en 1963
(con J. Hans D Jensen y Maria Goeppert-Mayer) por la teoría del núcleo atómico
y de las partículas elementales, y el descubrimiento y aplicación de los
principios de simetría. Edward
Teller (1908- 2003) Nació en
Budapest, Hungría. Físico naturalizado estadounidense con el sobrenombre de
padre de la bomba H. Trabajó 10 años con Enrico Fermi en Proyecto Manhattan;
Premio Albert Einstein, Premio Enrico Fermi y Medalla Nacional de Ciencias.
Arthur Koestler (1905-1983). Nació en Budapest, Hungría. Novelista,
ensayista, historiador, periodista, político y filósofo social de origen judío.
He tenido la buena fortuna
de haber visitado tres veces la capital de Hungría, Budapest, y apoyándome en
recuerdos y en textos de mi novela “La Entropía Tropical”, en septiembre del año 2014 escribí en mi blog “Contrapunteo en Budapest” donde decía: “Esa
noche al regresar, la luna riela sobre el Danubio y desde las colinas de Buda,
Rodrigo divisa la ciudad dormida en el lado de Pest. Moisés a su lado conversa
amigablemente. Cuentan los puentes hasta donde lo permite la noche, reconocen
el edificio del Parlamento y tratan de identificar otros sitios. Los amigos
examinan a Budapest entre las sombras. Este paisaje, amigo Gartan, le dice
Moisés Pollack, es único, y hace de esta, una noche muy difícil de olvidar. El
joven Rodrigo medita emocionado y dice para sí que nunca ha de olvidar a
Budapest en la noche y que siempre la asociará con su nuevo amigo, el doctor
Moisés Pollack”. En enero del año 2016 recordando
mi primera visita a Hungría titulé un retazo de mi novela “La Entropía
Tropical” cómo, “Uno en Budapest” donde decía: “…por vez primera, para afirmar sin atisbo alguno de
vergüenza, que uno está en la ciudad más hermosa del mundo, y se imagina uno lo
que sería con un poco de mantenimiento, de pintura, de cariño, la ciudad luz se
te ha quedado atrás, sinceramente, eso es lo que uno piensa frente al río que
corre bajo los grandes puentes...”.
Con el título de Apuntes de viajero, el miércoles 13 de enero 2016, le
dedicaría a Clarita Finlay, hija de mi recordado amigo colombiano Hernando
Salazar, otra relato en el blog, intitulado “Otro viaje a Budapest” donde rememoraba
las incidencias de: “viajar a Budapest desde Viena por el Danubio
azul es algo fascinante, una nota como dirían los chamos de ahora”. “A una velocidad de 150 kilómetros por hora, traspasarán la cortina de hierro
sobre el agua, flotando en un colchón de espuma. Así no hay telón galvanizado
que nos detenga, lo pensaste y unos minutos después de zarpar dejando atrás las
aguas austríacas te percataste de lo increíble que resulta tener en la margen
derecha a Checoslovaquia y en la margen izquierda al país de los magiares, ¡las
llanuras de Panonia! Recordaste al singular Atila con sus hordas de bárbaros,
los Hunos y los otros, que eran los romanos, enfrentados ejércitos para dejar
correr la historia y terminar con los alemanes, luego los rusos y los aliados y
tanques y obuses y todos los horrores de las guerras que durante siglos habrán
de ver al pueblo magiar defendiendo sus valores, sus costumbres, sus creencias
ante las hordas de invasores”. De aquel viaje tengo un juego de ajedrez de madera que quizás mis hijos o
quizás nietos usarán un día, sin saber que fue un regalo de Hernando, amigo y
colega colombiano…
Otro recuerdo imperecedero es para mí, saber que en mi segundo viaje a
Hungría, presenté en un Congreso Internacional de Neuropatología varios
trabajos, y que uno de ellos estaba titulado: “Efecto del etanol in útero sobre
el desarrollo pondoestaural y del sistema nervioso central de la rata”,
estudio este que se logró gracias a las coautoras quienes fueron cinco niñas estudiantes
de bachillerato que me ayudaron durante varios meses para darle con sonda
gástrica una dosis precisa de etanol a 20 ratas preñadas, con unos resultados
interesantísimos, que les valieron a ellas para graduarse de bachillerato y a
mí para ser felicitado por quienes estaban en la presentación... Finalizo esta
extraña suerte de revuelto de ideas con cosas que me unen a Budapest, en este momento,
lo que comenzara a propósito de conversaciones amistosas de unos afamados físicos,
algunos copartícipes del proyecto Manhattan, o de recuerdos de médicos e
investigadores que por alguna carambola de la vida nos tocó visitar la capital
de Hungría en eventos relacionadas con la investigación, y en más de una
ocasión.
Maracaibo, 15 de agosto de 2017
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