Blancanieves y los 7 enanitos
Entre 1934 y 1937 Walt Disney creó este conocido largometraje de dibujos
animados, en una época cuando la idea
resultaba por demás inadecuada y le tocaría vencer la resistencia de muchos
ante la aparente seguridad de que el proyecto resultaría un rotundo fracaso. A
mediados de 1930, la economía de los EUA había comenzado a mejorar gracias a
los programas de ayuda del presidente Franklin D. Roosevelt aunque para 1937
todavía el desempleo era de un 20% y se comentaba que “la depresión Hoover”
parecía prolongarse en “la depresión Roosevelt”. Ya Disney había creado al
ratón Mickey y hacía dibujos animados en cortometrajes con personajes como el
pato Donald, Goofy y Pluto, pero él pensaba que en los largometrajes podría
estar el futuro de su grupo y había planteado invertir 250.000,00 US $ en el
proyecto que tenía en mente. En realidad la idea inicial llegó a su mente
siendo muy joven cuando trabajaba como repartidor de periódicos en la ciudad de
Kansas y vio en el cine una película muda basada en un cuento de los hermanos
Grimm; se le ocurrió que podría hacer la historia de los siete enanitos con
dibujos animados.
Walt se había rodeado de un selecto grupo de “animadores”, la mayoría del
Medio Oeste como él, y a quienes reunió una noche en un escenario donde apagó
las luces y durante 4 horas estuvo relatándoles la historia de “Blancanieves y
los 7 enanitos”. Interpretaría para sus asistentes la historia, con gestos y
voces de cada uno de los personajes. Uno de los presentes relataría después. “Era
una historia basada en una reina mala que quiere matar a una niña, y había que
tener agallas para proponer aquello y arriesgar toda una empresa en semejante
idea”. Lo cierto es que Blancanieves no se basaba solamente en la historia de
la protagonista, era más bien la historia de los 7 enanitos, de la reina
malvada y de los animales del bosque. Todos ellos conformarían una unidad donde
cada personaje gozaba de su propia personalidad; los enanitos son un buen
ejemplo, el Gruñón, el Dormilón, el Mudito, cada enanito actúa en su rol y
todos juntos crean una unidad que destaca al regresar de la mina cuando vienen todos
cantado “A casa a descansar”; una secuencia que demoró seis meses en hacerse y
había implicado crear más de dos mil dibujos. Los colores, la búsqueda de los
interpretes para cada personaje, todo era un largo trabajo.
Walt Disney contrató un curso especial para sus dibujantes con un profesor
de la Escuela de Arte de Choninare. Se daba clases de “Acción” con modelos y
todo esto en las meses de los dibujantes en un febril trabajo que iba a durar
tres años, desde 1934 a 1937. En el ínterin, Walt entró en conflicto con su
distribuidor, la empresa United Artists y tuvo que convencer a su hermano menor
Roy Disney quien era el financista, de que sus creativas decisiones eran ideas
que iban a dar sus frutos donde aquello que él proponía no era una historia
romántica sino un cuento de hadas. Cuando la United Artists no aceptó esos
principios, Walt y su hermano Roy ya convencido, contrataron la película con
RKO. Para las voces de cada dibujo animados realizarían numerosas búsquedas a
través de “castings”. La voz de Blancanieves recaería en una cantante de
experiencia Adriana Caselotti quien adaptaría su voz a unos registros que gracias
su experiencia como cantante de ópera lograría para lograr el efecto al que
aspiraba Walt Disney.
Blancanieves se estrenó el 21 de diciembre de 1937 en Los Angeles, EUA y a
esa función asistieron muchas personas del mundo cinematográfico invitadas,
como Charlie Chaplin, Judy Garland, Douglas Fairbanks, Carole Lombard, John
Barrymore, Marlene Dietrich, Charles Laughton y Ed Sullivan. La aceptación del
público fue total. El New York Times dijo que la película superaba todas las
expectativas y la consideró un clásico del cine, tan importante como “El
nacimiento de una Nación” de DW Griffith, o la creación de Mickey Mouse. Al
final, el artículo destacaba: “Queremos más, por favor”. Luego de tres meses en
cartelera, había sido vista por más de 20 millones de personas y estableció un
record de taquilla que solo sería rebasado unos años más tarde en 1939 por “Lo
que el viento se llevó”.
Maracaibo 19 de
agosto de 2017
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