El Nilo Azul
Creo
que si a cualquiera de nosotros le preguntan por “las cataratas del Nilo”,
pensará que debe ser una equivocación, y dirá para si: cataratas las del Niágara, o
las del Iguazú, y además, todos sabemos sobre el salto Ángel, pero, ¿del Nilo?
No faltará quien haga el comentario de: cataratas las del cristalino del ojo,
¿será de estas que me están hablando? Es adecuado entonces el momento para
aclarar el punto y destacar que el Nilo tiene cataratas y no una, sino seis
cataratas. Las cataratas del Nilo son secciones poco profundas del río Nilo, y
se hallan entre Asuán y Jartum, en algunos lugares, estos tramos están sumergidos.
En el lago Nasser la segunda catarata, y la cuarta está sumergida en el Embalse
de Merowe, en otros tramos, las cataratas del Nilo se transforman en aguas
bravas y se parecen más unos rápidos. Ellas aparecen señaladas en el mapa anexo
con una línea roja. Pero creo que más interesante puede resultar comentarles sobre
otro río, el río Nilo Azul.
El río
Nilo Azul es un largo río
africano que nace en Etiopía y discurre también por Sudán, donde se une, en Jartúm con el Nilo Blanco, J para dar formalmente lugar a la
formación del río Nilo. El
Nilo Azul nace en el lago Tana, un gran lago de 2.156 km²
localizado en la meseta norte de Amhara, a 1.788 m de altitud, en Etiopía. El
río Nilo Azul nace en un bosquecillo de árboles que se elevan en una pradera de
hierba corta, en un lugar donde las aguas emergen burbujeando de unos pozos que
se encuentran ocultos entre la vegetación. Al lago Tana le llegan unos cincuenta
arroyos que se mezclan en sus aguas; el más grande de todos ellos los etíopes
le llaman Abbay Wenz, «río grande» y dicen que es el verdadero Nilo Azul; A
unos 32 km del lago Tana, hacia el sureste, en la meseta etíope, se pueden ver
las cataratas del Nilo Azul o de Tis Abay, nombre que significa «agua humeante». En este lugar hay
establecida una central hidroeléctrica no muy grande que no es utilizada por
los etíopes ni para obtener energía ni para regadío.
El curso
del río Nilo Azul, dibuja una curva muy amplia por el país, en forma de arco, a
través de la región montañosa central de Etiopía y después sigue hacia el
norte, hacia el Sudán en un recorrido de más de 800 km, a lo largo del cual el
río va tomando un desnivel de aproximadamente 1.200 m. Las aguas van excavando
poco a poco un cañón, cuyas paredes son de roca volcánica, que llega a tener
una anchura de 25 a 30 m, al mismo tiempo que van transportando hacia el
desierto el limo que proporcionan las tierras altas de Etiopía. Ya en Sudán, el
río recibe por la margen derecha a su principal afluente, e río Dinder con 480 km de
longitud, que también nace cerca del lago Tana, pero que tiene un curso muy
diferente, siempre hacia el oeste-suroeste. Tras su recorrido por las tierras
etíopes, el Nilo Azul llega a Jartúm en el Sudán y allí se une con el Nilo
Blanco; juntos darán sus aguas al Nilo propiamente dicho. El río ha supuesto
desde tiempos remotos una barrera que en cierto modo dividía el país en dos.
Durante muchos años y hasta el siglo XX sólo disponían de dos puentes, construidos en piedra con
mortero. Más tarde fueron construidos otros tres mucho más modernos y
funcionales, de acero y hormigón, con dos carriles de
circulación.
Las
gentes que pueblan las riberas de la estrecha garganta del río Nilo Azul lo llaman
El río Guijón y estos pobladores aseguran que su río era uno de los cuatro que
manaban del Paraíso bíblico en los tiempos del principio del Mundo. El Edén,
evocación bíblica que no es de extrañar, pues en el Génesis está escrito así: “Brotaba
de Edén un río para regar el vergel, y desde allí se dividía y formaba cuatro
brazos. El nombre del segundo río es Guijón, (que es igualmente el
nombre del único manantial que existe en Jerusalén) río que circunvala todo el país
de Kush”, que es el nombre que se le daba a la actual región de Nubia.
A finales del siglo XV se establecieron en la zona algunos misioneros jesuitas
que construyeron iglesias y monasterios, algunos de los cuales subsisten
aislados y recónditos, sobre todo en las islas del lago Tana.
Navegar
por el río Nilo Azul ofrece una serie de dificultades hoy en el siglo XXI, como
los rápidos, que dificultan la navegación por el río; las cuadrillas de
bandidos (llamadas shifta) que merodean por aquellas tierras, los indígenas de
la cuenca baja cuyas jabalinas
pueden llegar a ser un peligro para cualquier visitante; los cocodrilos, de gran tamaño; el
calor asfixiante y los parásitos que provocan enfermedades febriles. Es importante saber
que luego de su recorrido por las tierras etíopes, el Nilo Azul llega a Jartúm en el Sudán y allí se
une con el Nilo Blanco; juntos darán sus aguas al Nilo propiamente dicho y hay que entender que las
inundaciones anuales del Nilo se deben en gran parte al Nilo Azul que ofrece a
lo largo del año muchas variaciones en su caudal. En la confluencia, en Jartún,
ambos ramales, el Blanco y el Azul, será el Nilo Azul el que le aportará
alrededor del 80% del caudal total al Nilo, mientras que el Blanco aporta el
20% del agua restante.
No fue
sino hasta el año 1968, a petición del emperador Haile Selassie de Etiopía, cuando un equipo de
60 militares etíopes y británicos científicos, hicieron el primer descenso del
Nilo Azul desde el lago Tana hasta un punto cercano a la frontera con Sudán. La
expedición estaba dirigida por el eminente explorador capitán John Blashford-Snell. En 1999, la
escritora Virginia Morell y el fotógrafo Nevada Wier hicieron el viaje en balsa
desde el lago Tana hasta Sudán, para después publicar un documental sobre el
viaje. En abril de 2004, el geólogo Pasquale Scaturro y su socio, el kayakista
y documentalista británico, Gordon Brown, se convirtieron en los primeros en
navegar el Nilo Azul. Fueron el canadiense Les Jickling y el neozelandés Mark
Tanner quienes río abajo y llegaron al
mar Mediterráneo tras haber remado por primera vez río abajo desde el lago
Tana, hasta el mar.
Maracaibo
23 de agosto del 2017
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