Quedarse en la
isla o huir hacia el horizonte…
“Una
vez que Dios todopoderoso creó el mundo, hizo también, al hombre con el barro
de la tierra y después de haberlo forjado, el Creador observaba complacido su
obra y mientras ensimismado la contemplaba, se limpiaba, inconscientemente, la
tierra que se había adherido a sus manos y así distraído arrojó al mar los
trozos de barro, y allí donde cayeron fueron naciendo nuestras queridas islas,
que ni Dios sabe dónde están”. Las Islas Canarias... “Quedarse
en la isla y morir de sed y de olvido, durante el año de la seca 1948, o huir
hacia el horizonte desconocido que planteaba el mar, eran las únicas alternativas
que la desesperanza le ofrecía a los habitantes de aquellas islas”… El año de la seca (Monte Ávila, 2000).
Esta novela
(El año de la seca) de Víctor Álamo de la Rosa (Santa Cruz de Tenerife 1969),
estuvo prologada en la edición de Monte Ávila Latinoamericana: Colección
Continentes, por José Saramago quien en aquella oportunidad escribiría: “Los escritores no cambian la humanidad. Sin
Dante, sin Shakespeare, sin Cervantes, Kafka o Pessoa el mundo sería tal como
hoy lo vemos, tal como lo vivimos y, demasiadas veces lo sufrimos”. Estas
ideas escritas por Saramago a propósito de un encuentro con cien jóvenes
escritores, unos años antes cuando conoció a Víctor Álamo de la Rosa se
refieren a la magia de la literatura donde insistiría en “la necesidad de recoger el bagaje de
quienes escribieron antes que nosotros, aquellos que a pesar de no haber podido
cambiar el mundo, fueron capaces de enriquecernos con su trabajo, es decir, el
deber de lectura contraído por todo aquel que pretenda escribir”.
Saramago
en su prólogo relataría como: “Víctor
Álamo de la Rosa, que vive en una isla cerca de la mía, es uno de los
escritores de aquel encuentro con quien mantengo una relación más frecuente. Pertenece
al grupo de los afortunados que consiguen publicar y atraer la atención de la
crítica, doble milagro que debe ser consignado”. Luego de describir las bondades y características de la novela
del joven escritor, Saramago concluirá su prólogo comparando la obra escrita
con un navío que ha de zarpar del puerto.
“El barco fue lanzado al mar. Que llegue a buen puerto ya es otra historia,
el escritor está en el astillero construyendo otros barcos con los materiales
de su propia formación, solo de vez en cuando levantará los ojos para ver si en
el horizonte se dibuja su silueta, o tal vez para descubrir en el puerto un
pasajero con un libro bajo el brazo, alguien que reproduzca la cadena de comunicación
entre escritor y lector que es el motivo por el que todos nos movemos, Víctor
Álamo de la Rosa cuando escribió su novela, yo cuando escribo estas líneas, y
el lector impaciente que está a la espera de que yo ponga punto y final en esta
especie de prólogo para penetrar, por su propia cuenta, en el universo
ficcional que todo el libro promete”.
Víctor Álamo de la
Rosa publicó su primer libro de narrativa en 1991, el volumen de relatos Las mareas brujas. En 1993 fue seleccionado para
participar en el Foro Internacional de Jóvenes Escritores celebrado en Málaga,
donde conocería a José Saramago, con cuyo apoyo contó desde entonces. En 1994
Ediciones La Palma publicó El
humilladero, su primera novela, mientras que la segunda, El año de la seca, vio la luz en
1997 en portugués, con prólogo de José Saramago, en Río de Janeiro. En 2001
Espasa publica Campiro,
inmediatamente traducida al francés por Grasset. Esta obra fue en 2005
finalista del Prix Fémina a la mejor novela extranjera editada en Francia. En
2007 se publica en Francia la cuarta novela, Terramores, publicada en España en 2008. En 2010 publica La cueva de los leprosos. Su
obra literaria ha recibido numerosas distinciones, como el Premio de Literatura
Mercedes Pinto (2004), el Premio de Creación Literaria Alfonso García Ramos
(2007) por la novela La cueva de los leprosos, el premio
de Relato Corto Isaac de Vega y el premio de relato Taramela. Con su novela Todas
las personas que mueren de amor, conquista el premio de novela Benito
Pérez Armas 2013 de la Fundación CajaCanarias. Su última obra narrativa es Omar
el niño cangrejo, editada en 2017 por la editorial Siete Islas en
Lanzarote, breve novela destinada al público juvenil.
Maracaibo,
8 de julio del año 2017
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